Emprender en la informalidad: el caso de Barranquilla 

Cientos de emprendedores en la ciudad intentan sacar adelante sus ideas de negocio, con la incertidumbre diaria de no saber si les alcanza para cubrir sus aportes a la seguridad social.

 

Juan Enrique Ortega y Orlando Barrera tienen varias coincidencias en sus vidas, entre ellas que son venezolanos, emigraron a Colombia por la situación sociopolítica en su país, se radicaron en Barranquilla y decidieron emprender como independientes en el mismo oficio: la venta callejera de alimentos.

Juan prepara la chicha cremosa, una bebida típica de su país hecha a base de arroz o pasta, y se moviliza en un triciclo para venderla por distintos barrios de Barranquilla. Dice que la suya le queda deliciosa. Cuando vivía en Venezuela era carpintero.

Por su parte, Orlando ofrece fritos, pero en su país fue chef, administró un restaurante y también fue docente universitario.

Hoy, ambos tienen un mismo objetivo: sobrevivir a las calles de Barranquilla y a la incertidumbre de no saber qué les deparará el futuro. Su única certeza es que cada día trae su afán.  

Image
Image

“Honestamente, no he pagado nada” 

Juan Enrique tiene 49 años. Cuando trabajaba como carpintero en su país lo hacía de manera informal y es sincero: siempre le gustó hacerlo de esa forma, sin tener un vínculo laboral formal, aunque no niega que en algún momento le interesó contar con algo fijo.

Pero hoy piensa de otro modo. “Yo me siento cómodo trabajando así como independiente, porque puedo dedicarle el tiempo necesario a cada cosa. Es cuestión de organización y de llevar el día a día”, comenta.

Es honesto en decir que nunca tuvo como preocupación pagar la seguridad social, ni en Venezuela ni ahora en Colombia. Su mayor interés era recoger lo del día para poder pagar el arriendo de su vivienda, para los servicios, para la educación de su hija y para otros gastos como la comida y el vestuario.

“Trato de ir recogiendo la plata para que no se me acumulen las deudas”, afirma.

Aunque ya se acostumbró a vivir de esta forma, la incertidumbre fue mayor durante sus primeras semanas en Colombia, hace tres años que llegó. A su situación laboral le sumaba otro riesgo: ni él ni su familia contaban con el Permiso de Protección Temporal (PPT), el documento que entrega Migración Colombia a quienes regularizan su permanencia en el país.

Escuchaban rumores que decían que quien no tuviera el PPT no podía ser atendido en algunos centros de salud o que si lo hacían, el costo era muy alto por ser particular. Para fortuna suya y de sus familiares nunca tuvieron una urgencia médica mientras no contaban con el documento.

“Cada que salgo en mi triciclo existe un riesgo, claro. Pero gracias a Dios no me ha tocado”, expresa Juan Enrique.  

“La economía informal se hace difícil” 

La situación de Orlando Barrera es muy similar a la de Juan Enrique, su compatriota. Durante su trayectoria como emprendedor informal no se ha afiliado ni ha tenido cobertura de seguridad social, pues su situación económica no se lo ha permitido.

Cuando él o alguno de sus trabajadores presentaba una situación médica, le tocaba pagarlo por sus propios medios.

Es consciente de que desempeñarse en la economía informal es difícil y lo limita no sólo para sus necesidades personales, también para establecer negocios con proveedores y para acceder a recursos financieros. Pero el tiempo y la experiencia le han permitido sobrellevar esa situación y que dichas dificultades pasen a un segundo plano.

Distinto a Juan Enrique, Orlando ingresó a Colombia con su pasaporte venezolano y luego obtuvo el permiso de permanencia, por lo cual no ha tenido inconvenientes con su situación migratoria que lo puedan afectar en caso de requerir una atención en salud urgente.

Hoy, Orlando dice sentirse tranquilo y estable con su emprendimiento de venta de fritos y aunque es consciente de que formalizarse podría ser una buena idea, por el momento no está en sus planes hacerlo.  

Image

¿Cómo está la informalidad en Barranquilla? 

La Alcaldía de Barranquilla explicó que la informalidad laboral en la ciudad es un desafío que quieren atender y resolver, pues en este margen se encuentra el 54,3% de las personas ocupadas.

La mayoría de estas laboran en actividades como venta de alimentos (como Juan Enrique y Orlando), transporte de pasajeros y la construcción residencial, con la particularidad de que si bien estas ofrecen accesibilidad e ingresos inmediatos, en muchas ocasiones no les ofrecen a los trabajadores afiliación a la seguridad social ni estabilidad.

“Para enfrentar esta situación, la Alcaldía de Barranquilla ha implementado el Centro de Oportunidades, ofreciendo capacitación, financiamiento y apoyo a emprendedores para fomentar la formalización. Además, se han organizado ferias como “Así vivo mi Barrio”, que conectan a los residentes con programas sociales y promueven la formalización”, explicaron desde la Administración Municipal.

Sus voceros agregaron que la formalización es esencial para garantizar derechos laborales, mejorar la estabilidad económica y contribuir al crecimiento de la ciudad al incrementar la recaudación fiscal. En el caso de las empresas, facilita el acceso a nuevos mercados, mejora la reputación y abre oportunidades de financiamiento.

Según el informe Mercado laboral y pobreza en Barranquilla, publicado en diciembre de 2023 por el Centro de Estudios Económicos Regionales (CEER) de Cartagena (adscrito al Banco de la República), hasta el 2020 el ingreso promedio de los trabajadores informales en la capital atlanticense, incluyendo el municipio de Soledad, tenía un comportamiento similar al del salario mínimo, pero a partir de ese año la línea cayó por debajo de este indicador.

Un fenómeno que ha exacerbado estos índices en Barranquilla ha sido el flujo migratorio que arribó a partir de 2016 desde Venezuela, y que se evidencia en casos como los de Juan Enrique y Orlando. Barranquilla fue una de las tres ciudades que más venezolanos acogió desde entonces en el país, lo cual incrementó hasta en un 10% su fuerza laboral, pero con la informalidad como un denominador común.

“Lo anterior no quiere decir que la migración sea un fenómeno negativo. De hecho, puede aportar importantes beneficios en términos de producción, pero para esto se debe aumentar la capacidad de demanda de mano de obra en el sector formal y de esta manera evitar que la competencia por las escasas oportunidades laborales disponibles genere que más personas entren a la informalidad y caigan los salarios en dicho sector”, fue una de las conclusiones que dejó el informe.

Recientemente, la Universidad Eafit, de Medellín; la Universidad del Norte, de Barranquilla, y la Universidad ICESI, de Cali, en el marco de la Alianza 4U, trabajaron en la investigación Informalidad visible: revelando las realidades del trabajo informal, con hallazgos valiosos respecto a prácticas empresariales que adoptan distintos tipos de trabajadores informales en diferentes ciudades de Colombia.

Una de las conclusiones de la investigación en el caso específico de Barranquilla y Soledad es que “la población migrante, ante de los desafíos del contexto de las ciudades a las que llegan, acude a la informalidad como mecanismo de subsistencia. Las barreras para su vinculación en el mercado laboral formal incluyen desigualdades de género, étnicas y país de origen”.

Este trabajo investigativo contactó a 275 emprendedores informales para conocer las condiciones actuales en las cuales desempeñan su labor. Mediante grupos focales, entrevistas, charlas y otros espacios de diálogo, estas personas compartieron sus necesidades más relevantes y, con base en la información recolectada, las instituciones formularon algunas recomendaciones para incidir en la formulación de políticas públicas, programas o iniciativas que las resuelvan.

Entre otras, algunas de las recomendaciones apuntaron a promover la inclusión financiera en esta población, de modo que puedan acceder a fuentes de financiación para desarrollar sus ideas de negocio, así como fortalecer el relacionamiento con las distintas entidades gubernamentales y descentralizadas para propiciar espacios de encuentro y de diálogo que permita conectar necesidades con soluciones.  

CONTACTO

Universidad Icesi - Calle 18 · 122 - 135 - Cali, Colombia.
Telefono: 555 2334 ext 8400
Política de privacidadPolítica de tratamiento de datos personales. 
La Universidad Icesi es una institución de educación superior que se encuentra sujeta a inspección y vigilancia por parte del Ministerio de Educación Nacional.