Boletín de prensa #524 Columna de opinión de Thomas Tegethoff, Administrador de Empresas con especialización en Administración Bancaria, MBA de la Universidad Icesi y Master of Management de Tulane University de New Orleans sobre el proceso de paz con las FARC y el medio ambiente. MedioAmbienteConflictoBoletin El 26 de febrero del 2016 la Unión Europeo lanzó un llamado de alerta e instaló un programa para combatir el tráfico ilegal de flora y fauna.  La UE estima que el negocio ilegal de flora y fauna deja entre 8 a 20 millones de dólares al año en las arcas de las bandas criminales, una cifra similar al tráfico de drogas, de la minería ilegal o de armas. Este negocio no sólo pone el peligro la supervivencia de especies en vías de extinción, sino también sirve para financiar actividades criminales, impulsa la corrupción y fomenta el terrorismo. Colombia es el segundo país en el mundo, después de Brasil, en biodiversidad, siendo a nivel de aves y de orquídeas el número uno. Más de 56.000 especies (con alrededor de 1.200 especies en distintas categorías de amenaza) habitan el territorio nacional y anualmente se incautan miles de animales en diferentes partes del país, animales que provienen principalmente de los departamentos del Caquetá, Chocó, Arauca Putumayo (Global biodiversity information facility). Estas mismas regiones han sido históricamente territorios de operaciones de las FARC, guerrilla, que actualmente se está reuniendo en los lugares de concentración acordados durante el proceso de paz con el gobierno colombiano.
Al abandonar la guerrilla sus territorios ocupados por más 50 años, deja vía libre a los depredadores de la naturaleza, que antes no se atrevían a entrar a estos territorios. De esta forma, la situación para la flora y fauna ha cambiado radicalmente, como lo expresa Sidney Moreno, integrante de la Corporación Autónoma Regional para el Desarrollo Sostenible del Chocó - Codechocó. El biólogo considera que, de alguna forma, el conflicto ha protegido las diferentes especies de la extinción.
Este cambio no sólo trae como consecuencias desde el punto de vista económico, sino también social o de salud. Para subrayar su punto de vista, el biólogo cita el ejemplo de la presencia de ranas y sapos en el ambiente, que ayudan controlan la población de mosquitos, transmisores de enfermedades como la malaria o la fiebre amarilla, control que está en peligro y amenaza la salud de la población cercana y el precario sistema de salud existente. Por ejemplo, uno de los ejemplares más apetecidos es la rana dorada o 'Phyllobates terribilis', que produce uno de los venenos más mortíferos conocidos usado en el tratamiento del cáncer. Un solo gramo de la sustancia puede llegar a costar más de 1.200 USD en Europa o los Estados Unidos. La policía Colombia a expresa que el principal problema en el intento de combatir el tráfico ilegal es la ausencia de un gran capo que maneja el negocio, sino que existen muchos grupos pequeños y bandas criminales dedicadas al negocio, que ahora, al quedar libre el acceso a los territorios, están preparándose para explotar los recursos. Hasta el momento el gobierno colombiano no se ha manifestado en forma contundente contra esta nueva amenaza para el país. Las medidas tomadas para controlar el tráfico ilegal de flora y fauna, como lo son los refuerzos en los controles de los puertos y corredores aéreos, fluviales o carreteras, se pueden considerar como un efecto secundario, ya que no constituyen el objetivo principal. La creación en el año 2015 de la “Mesa Técnica Interinstitucional para el Control Ambiental” es sólo un paño de agua tibia contra el negocio, lo mismo que los sólo 120 policías certificados en la identificación de especies en vías de extinción. La sociedad sigue a la espera de las respuestas de una de las tantas preguntas que ha surgido del proceso de paz. Más información: Thomas Tegethoff, Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.