Noticia publicada en el periódico El País, versión impresa, el jueves 10 de julio de 2014 Autor: Luciana Manfredi, Profesora del Departamento de Mercadeo y Negocios Internacionales de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas de la Universidad Icesi Luciana M Ayer, las  fuerzas armadas de Israel lanzaron una gran ofensiva aérea contra Hamas en la Franja de Gaza. En el momento, se preparan para una posible invasión terrestre. El objetivo de la ofensiva es frenar los ataques con cohetes con los que Hamas ha estado hostigando a Israel. En una eventual ofensiva terrestre, sería la tercera ofensiva contra Hamas desde 2008, cuando llegaron al poder de la Franja. Hamas reaccionó a la ofensiva advirtiendo que todos los israelíes se han convertido ahora en blancos legítimos de la resistencia palestina. Hamas es un movimiento islamista que tiene el control de la Autoridad Nacional Palestina. Su posición de resistencia  frente al Estado de Israel radica en la reivindicación para el retiro de Israel de las fronteras ocupadas en la guerra de 1967, entre ellas, la Franja de Gaza. El Primer Ministro israelí, Netanyahu, ha recrudecido la ofensiva militar frente a la provocación palestina. Las consecuencias son muy negativas: además del clima de guerra que se respira en Franja de Gaza, han muerto una gran cantidad de civiles, muchos de ellos mujeres y niños. Por su parte, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abbas, exigió al gobierno israelí que detenga de inmediato sus operaciones. Este clima de violencia, es el más grave desde noviembre de 2012, cuando tres estudiantes israelíes secuestrados en Cisjordania fueron encontrados muertos. La relación entre el Israel y la Autoridad Nacional Palestina ha sido históricamente tensa. Sin embargo, en los últimos años se ha vuelto más beligerante. El clima de guerra es inminente, la ofensiva israelí va tomando forma y ante esta situación se presentan dos problemas: una ofensiva entre un estado, Israel, y un movimiento islamista (que no constituye un estado) y la incapacidad e la comunidad internacional para tomar cartas en el asunto y resolver de forma negociada un conflicto que tiene más de cien años.