AdolfoAbadia_1559x1559 Boletín #294 El  politólogo e investigador del Programa de Ciencia política, editor en la Oficina de publicaciones de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Icesi, Adolfo A. Abadía, escribió en el marco de las elecciones 2015 una columna de opinión sobre la alcaldía de Cali. ( lea también el contexto de la columna) A continuación:  

Sobre la competencia a la Alcaldía de Cali

“Aguablanca elige al Alcalde”. Esta es una de las frases más comúnmente escuchada entre los caleños cuando hacemos referencia a elecciones en esta ciudad. Cada cuatro años reaparece en buena parte de los análisis y corrillos, expresándose como lamento, celebración o con indiferencia pero, sobre todo, como una verdad revelada. Sin embargo, ¿Cuánto hay de cierto en ella? La respuesta es definitivamente no. Un simple examen descriptivo de los resultados electorales basta para demostrar que esto es imposible. Aguablanca –que aunque comunmente sea asociado a la totalidad de las comunas del oriente de la ciudad, está formalmente constitudia por las 13, 14 y 15– representó poco más que el 15% del total de los votos en cada una de las pasadas tres elecciones a la Alcaldía; por lo tanto, es técnicamente imposible considerar el control electoral del “distrito” como una condición suficiente para obtener una victoria electoral. De hecho, para que la totalidad de los sectores populares de la ciudad (los estratos 1 y 2 que representaron poco menos del 50% de los votos por candidatos en las últimas tres elecciones) pueda elegir autónomamente al Alcalde, necesitarían un comportamiento perfectamente homogéneo; es decir, que todos votaran de la misma forma. Este es un escenario impensable e irreal, sobre todo, si tenemos en cuenta que candidatos cuyos electorados “naturales” no se encuentran en esas parte de la ciudad (como Lloreda o Guerreo) recogieron alrededor de un 30% del total de sus votos. En otras palabras, la estrategia de electoral de concentrar votos en un solo sector específico no basta para obtener triunfo. elecciones_1 Nuevamente, si observamos los datos de las últimas tres elecciones, encontramos una relativa homogeneidad en el comportamiento electoral, principalmente, en dos grupos. Por un lado, las comunas de estrato 4, 5 y 6 muestran el comportamiento más uniforme y consistente, inclinándose por candidatos con el perfil de Lloreda, Guerrero o Armitege (en esta elección) oscilando entre un 55 y 65% de los votos. En menor medida, como fue señalado anteriormente, en los estratos 1 y 2 ocurre algo similar, donde predomina otro perfil de candidaturas como las de Salcedo, Ospina, Castrillón o Urrutia. Por el contrario, un comportamiento más irregular puede observarse en las zonas de estrato 3 que muestra no solo una mayor heterogeneidad en cada elección, sino también una más alta volatilidad entre ellas. Esas mismas caracteríscticas han influido notablemente a la hora de definir los resultados, estableciédolo como una suerte de pívot electoral. Como se pudo demostrar, empíricamente, es indispensable una combinación de diferentes factores para ganar las elecciones, en contravía a lo que el “olfato” popular permite entrever. En este sentido, cualquier candidato que pretenda acceder a la Alcadía de Cali deberá predominar no solo en los sectores de preferencia “natural”, sino también hacerlo en las comunas estrato 3 que se constituye como una condición necesaria para la victoria.