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La rebeldía de levantar la voz, siendo mujer y negra

Vanessa Castro, nieta de campesinos negros e indígenas y amante de la escritura, es una mujer cartagenera, negra y bisexual, que ha encontrado en la comunicación social su herramienta para contar su propia historia y contribuir a la transformación de su ciudad y su país. 

Desde pequeña aprendió la importancia de alzar la voz y cuestionar las desigualdades sociales y económicas que la rodeaban. Motivada por su madre, quien también se destacaba por no callar frente a las injusticias, Vanessa descubrió en la rebeldía una forma de expresar su voz y defender sus convicciones. Su identidad como mujer negra y bisexual han influido en su manera de percibir el mundo y ha despertado su interés por la lucha por los derechos de las comunidades diversas, afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras. 

Como comunicadora social se propuso contar la verdad y revelar las duras realidades en los barrios y comunidades de su ciudad. Sin embargo, este no ha sido un camino fácil de recorrer. Para ella, las narrativas sobre el microtráfico, la falta de servicios básicos como el agua potable, gas natural y alcantarillado, la ausencia de un servicio que permita la conexión a internet, el perfilamiento racial y la marginalización social, son narrativas constantes de su territorio y, de acuerdo con su testimonio, son problemáticas que aún «tienen una conversación pendiente» a pesar de su histórica existencia.

Vanessa asegura haberse apropiado de un gran poder: la escritura. Durante su infancia y adolescencia, escribía sobre temas como los primeros amores y las experiencias de contar historias. Sin embargo, su relación con la escritura cambió cuando se dio cuenta de la capacidad que tenía para salvarla. 
Vanessa Castro asegura que su papel como lideresa es inspirar a otros y lo ha asumido como propósito de vida. Reconoce que «en Colombia se podrá hablar de equidad cuando sepamos dónde estamos y cuántos somos». Por ello, se deben diseñar e implementar políticas públicas efectivas y trabajar para tener claridad y visibilidad estadística de las personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. «Ese sería un primer paso fundamental en la construcción de equidad».
«¿Acaso eres negra?»
«¿A dónde vas con ese pelo? ¿Quién te lo peina?»
«¿Y esas teticas? ¿Son mías?»
«Pa’ ser negra, eres bonita»
Gritaron los fantasmas.

De día,
de noche.
Los fantasmas aparecían.
Vigilantes.
Opresores.

Me hicieron diminuta.
Me tocaron el alma.
Atravesaron mis muros.
Mis muslos también.
Sus palabras.
Tacones puntiagudos
¡No más!, grité.
Y entonces me levanté.
Bailé.
Hice música.
Reí fuerte.
Me hice libre.
Me hice salvaje. 

Y siendo la negra que soy.
Afilé mis uñas.
Me hice soberana,
de mis tetas
De mis bembas.
De mis nalgas.
De mi caminao’.
De mi cabello. 

Siendo la negra que soy,
me hice soberana de mí.
Autora: Vanessa Castro
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