Ser y pensarse en colectivo
Felipe Granja, un joven que nace en la ciudad de Bogotá, con padres oriundos de Norte del Cauca y Nariño, de quienes recibió y aprendió todo lo que hoy es, un hombre que se reconoce como negro, arraigado a sus raíces y profundamente comprometido con la causa de las comunidades negras. Mejor dicho, como él mismo dice: Militante de la causa negra.
Asumirse así no fue fortuito. Algunos días, de camino al colegio, se encontraba con la fuerza pública y notaba que las formas en la que lo requisaban a él, era bastante diferente a como lo hacían con sus compañeros. Rápidamente y desde niño, identificó que no había un trato igualitario entre él y sus compañeros de tez blanca.
Esto hizo que desde temprana edad, con sus amigos del barrio Cazucá en Soacha, existiera una conciencia que les impulsó a participar y abrir camino a procesos que reivindicaran su cultura y sus raíces. Fue así como el hip hop y otros ritmos urbanos impactaron la vida de Felipe y otros jóvenes del sector.
Entre lo vivido en la barriada y el salto a la universidad, Felipe decidió estudiar Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad Pedagógica. Antes de ingresar a la universidad y habiéndose mudado a Fontibón, otra localidad de la ciudad de Bogotá comienza a estar en el colectivo de Proceso de Comunidades Negras (PCN), donde se generaron espacios de formación política y educación que dio paso a la creación del Preicfes Popular El Topo.
Llegar a este colectivo (PCN) fue una manera de seguir afianzando sus pasiones y la juntanza que desde siempre le había atravesado. Estudiando su pregrado, comenzó a ser parte de movimientos afroestudiantiles que el PCN también apoyaba, en los que se debatía y buscaban soluciones alrededor de las problemáticas que se dan en cuanto a educación, acceso y permanencia de los, las y les jóvenes negros en las instituciones educativas superiores.
Asumirse así no fue fortuito. Algunos días, de camino al colegio, se encontraba con la fuerza pública y notaba que las formas en la que lo requisaban a él, era bastante diferente a como lo hacían con sus compañeros. Rápidamente y desde niño, identificó que no había un trato igualitario entre él y sus compañeros de tez blanca.
Esto hizo que desde temprana edad, con sus amigos del barrio Cazucá en Soacha, existiera una conciencia que les impulsó a participar y abrir camino a procesos que reivindicaran su cultura y sus raíces. Fue así como el hip hop y otros ritmos urbanos impactaron la vida de Felipe y otros jóvenes del sector.
Entre lo vivido en la barriada y el salto a la universidad, Felipe decidió estudiar Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad Pedagógica. Antes de ingresar a la universidad y habiéndose mudado a Fontibón, otra localidad de la ciudad de Bogotá comienza a estar en el colectivo de Proceso de Comunidades Negras (PCN), donde se generaron espacios de formación política y educación que dio paso a la creación del Preicfes Popular El Topo.
Llegar a este colectivo (PCN) fue una manera de seguir afianzando sus pasiones y la juntanza que desde siempre le había atravesado. Estudiando su pregrado, comenzó a ser parte de movimientos afroestudiantiles que el PCN también apoyaba, en los que se debatía y buscaban soluciones alrededor de las problemáticas que se dan en cuanto a educación, acceso y permanencia de los, las y les jóvenes negros en las instituciones educativas superiores.
Como joven líder, comprendió que el aporte a la equidad se da cuando existan opciones y oportunidades más justas desde lo social, cultural, económico, educativo y político, para los, las y les afros en Colombia.