¿Y si creamos un Consejo Comunitario?
Angélica es una mujer joven, negra y campesina, que desde pequeña siempre tuvo un espíritu innato de liderazgo y servicio a su comunidad . Esta joven tumaqueña recuerda con añoranza y melancolía su infancia en la Perla del Pacífico, donde montaba a caballo durante horas, iba constantemente al río y jugaba en el campo con sus amigos.
Debido a los enfrentamientos diarios entre grupos armados de la zona hicieron imposible la vida en el territorio, a sus 7 años su padre decide enviarla al municipio de Jamundí: «Entonces [yo], Angélica, también [soy] Jamundeña por adopción». Con su llegada a Jamundí, el racismo también se convirtió en parte de su historia. Angélica recuerda con nostalgia que cuando ingresó a su colegio, el mundo le gritó a su cara que existir en su piel estaba mal: «Yo usaba trenzas y me decían: Es que pareces el depredador».
Su experiencia le permitió reafirmar su razón de ser: el servicio a su comunidad. Por esta razón Angélica decidió estudiar Derecho, lo cual ha significado la oportunidad de conocer sus derechos y deberes como ciudadana y, al mismo tiempo, alzar su voz para ser un referente para otras mujeres negras y campesinas que también quieren sobreponerse al racismo, contribuir a la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la discriminación.
Angélica es Cofundadora del Consejo Comunitario Dejando Huella del corregimiento La Ventura en Jamundí, y bajo su liderazgo esta comunidad lucha por proteger su cultura, tradiciones y costumbres.
Debido a los enfrentamientos diarios entre grupos armados de la zona hicieron imposible la vida en el territorio, a sus 7 años su padre decide enviarla al municipio de Jamundí: «Entonces [yo], Angélica, también [soy] Jamundeña por adopción». Con su llegada a Jamundí, el racismo también se convirtió en parte de su historia. Angélica recuerda con nostalgia que cuando ingresó a su colegio, el mundo le gritó a su cara que existir en su piel estaba mal: «Yo usaba trenzas y me decían: Es que pareces el depredador».
Su experiencia le permitió reafirmar su razón de ser: el servicio a su comunidad. Por esta razón Angélica decidió estudiar Derecho, lo cual ha significado la oportunidad de conocer sus derechos y deberes como ciudadana y, al mismo tiempo, alzar su voz para ser un referente para otras mujeres negras y campesinas que también quieren sobreponerse al racismo, contribuir a la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la discriminación.
Angélica es Cofundadora del Consejo Comunitario Dejando Huella del corregimiento La Ventura en Jamundí, y bajo su liderazgo esta comunidad lucha por proteger su cultura, tradiciones y costumbres.
«Una de las cosas más importantes es que no se siga expandiendo más la caña de azúcar [...] que no estemos tan bordados y tan sitiados por esa caña, porque pues va a tender a que el territorio desaparezca».
Para Angélica, la equidad es vivir con dignidad. Así, ella reconoce la importancia de promover la participación política de las mujeres para que ocupen lugares que históricamente les han sido negados, al igual que el papel tan importante que han jugado los contextos históricos de exclusión y marginalización de las comunidades étnicas en la garantía de una vida digna. Por ello, Angélica Loboa trabaja en defensa de nuestra ancestralidad, nuestra cultura, nuestro saber y el territorio.