ESPIRITU EMPRESARIAL: MODA O NECESIDAD?
En muchos entornos, se ha apreciado en los últimos años una gran preocupación y un gran esfuerzo por impulsar una cultura empresarial, la cual se fundamenta en el espíritu empresarial y en las competencias empresariales.
Pero al mismo tiempo que muchas entidades: universidades, fundaciones, ONG, gobiernos, colegios, empresas, etc. dedican mucho recursos a estos procesos orientados a formar una nueva generación de empresarios, aparecen voces que tratan de descalificar el esfuerzo y de plantear opiniones que van desde el tradicional “el empresario nace”, hasta “estos procesos son frustrantes para los jóvenes pues al final o no logran la financiación o no logran realmente configurar una empresa “significativa” que les lleve a la realización plena”, o de que “algunas personas sin apoyos especiales y sin formación han logrado crear empresa exitosas”.
Indudablemente cada grupo: promotores y opositores, tiene razones y argumentos y ejemplos puntuales para tratar de demostrar sus hipótesis, pero es necesario mirar el tema con una perspectiva más amplia y científica basada en datos y hechos , y no en casos puntuales.
Diversos estudios han demostrado la importancia del espíritu empresarial y de la aparición de nuevos empresarios y nuevas empresas en los procesos de desarrollo social y económico de regiones y países. El Global Entrepreneurship Monitor que se realiza a nivel mundial desde 1999 es talvez el ejemplo más claro de este tipo de estudios. Por lo tanto dar Espíritu Empresarial y dar Competencias Empresariales es claramente potenciar la capacidad humano de un conglomerado para buscar su desarrollo social y económico y en este sentido el proceso está plenamente justificado.
Serán todos los beneficiarios de este proceso formativo usuarios exitosos de esas competencias empresariales? Indudablemente que la respuesta a esta pregunta requiere clarificaciones y precisiones. Debe existir claridad sobre los siguientes aspectos:
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No todos, al final del proceso, estarán en condiciones de generar inmediatamente una empresa exitosa, bien sea porque el proceso formativo no fue 100% exitoso en lo motivacional y en lo operativo, o porque la persona consideró que esa no es su perspectiva de vida o porque no está dispuesta en ese momento a actuar empresarialmente. Algunos lo harán ahora, otros lo harán en el futuro, pero todos utilizarán lo aprendido para el logro de sus ideales y visión.
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El proceso de creación de empresa, igual que todo proceso desarrollado por humanos y afectado por entornos cambiantes, es un proceso que tiene niveles de riesgo y es apenas normal que algunos sean más exitosos que otros. Si hacemos un símil con la formación deportiva es claro que no todos los deportistas llegan a ser campeones olímpicos o campeones nacionales, pero acaso por ello la formación deportiva es mala o improcedente?
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Los objetivos de vida de cada persona son propios y es ella la que juzga si su actividad empresarial, laboral, familiar, social, política, etc. produce o no satisfacción. A veces los detractores descalifican eventos empresariales porque ellos o “no son de tecnología de punta” o “no son invenciones” o “no son grandes empresas” o “no generan grandes utilidades”. En la medida en que las personas sientan que están realizando su visión de vida y se sientan realizados y plenos en ello, la misión se ha logrado. Los juicios subjetivos de las personas que sólo ven los resultados y no indagan sobre el proceso personal del empresario y de sus opciones reales, son al menos incompletos.
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Es indudable que en toda actividad se pueden presentar fracasos con pérdidas económicas, sociales y personales importantes; pero esto puede suceder a el mundo de la creación de empresa como en el mundo del empleo, como en el ámbito de lo sentimental. Lo que se busca con la educación empresarial es precisamente dar a las personas la capacidad de poder analizar mejor sus opciones y poder tomar mejor sus decisiones y no dejar a las personas sin herramientas para analizar una opción empresarial.
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El desarrollo de las competencias empresariales es algo que sirve a la persona no sólo para crear, en forma independiente su empresa si así lo decide, sino que también les sirven para un mejor desempeño como empleado y como ciudadano. Por lo tanto hacer educación empresarial es dar algo más y nunca la educación adicional será un lastre.
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Finalmente debe ser claro que cuando hablamos de empresas, hablamos de todo tipo de empresa: públicas y privadas, con ánimo de lucro y sin ánimo de lucro; manufactureras; de servicios, extractivas y del sector primario; empresa con todo tipo de estructura jurídica; empresas sociales y cívicas; empresas de todo tipo de tamaños y claro esta cada persona identificará sus intereses y orientaciones. Por lo tanto la intención de pensar que este tipo de formación se orienta sólo a empresas grandes, o privadas, o con animo de lucro es de nuevo incompleto y corto de alcance.
Estaremos tantas personas a nivel mundial equivocados? Estarán equivocados los gobiernos y entidades que han lanzado a nivel nacional y regional políticas de fortalecimiento y apoyo a la cultura empresarial?
Creo que es bueno abrir esta discusión y utilizar un foro amplio como el XIX Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial que realizaremos en Florianapolis – Brasil del 21 al 23 de octubre de 2008 en asocio de la Universidad Federal de Santa Catarina para analizar detalladamente estas posturas y determinar nuevos derroteros para las actividades de las entidades latinoamericanas. Los invito a todos los interesados a participar en este evento y en esta discusión.
Rodrigo Varela Villegas, Ph. D.
Director CDEE