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EDITORIAL Amigas y Amigos: Deseo compartir con ustedes, algunas de las ideas que sobre la Educación Empresarial presenté en la clausura del XVI Congreso Latinoamericano sobre Espíritu Empresarial. El desarrollo social y económico es un proceso que por definición no puede ser estático, que requiere de una búsqueda permanentemente de nuevas formas organizacionales. Este proceso requiere decisiones correctas en la identificación de lo que hay que cambiar y de lo que hay que mantener en un momento dado de tiempo y claro de las formas de hacerlo. En el ámbito de la estructura productiva esto implica una decisión de Innovación con todos sus componentes de creatividad y de productividad. Este principio básico requiere organizaciones más empresariales en todos los sectores. Atención no dije organizaciones más gerenciales dije más empresariales o sea con más agilidad, con más inventiva, con más innovación, con más orientación al cliente, con pasión por la calidad, con adicción a la productividad, con capacidad de cambio, con responsabilidad social, con comportamiento ético, con independencia, con visión de futuro, con capacidad de correr riesgo, con una cultura que acepte errores que produzcan conocimiento, con libertad y autonomía, en fin organizaciones basadas en el espíritu empresarial. Como lo indican los distintos estudios del Global Entrepreneurship Monitor, el Espíritu Empresarial y la Innovación son la fuente básica de la prosperidad y del desarrollo, y es el líder empresarial quien, con ese Espíritu Empresarial produce las reformas, las revoluciones, las expansiones, los desarrollos. Como se ha visto en este congreso la mayoría de las innovaciones con alto margen contienen un gran componente de conocimiento y de allí la importancia crucial que la educación avanzada y sólida tiene en el logro de altas tasas de crecimiento económico y social. Recordemos que ya el desarrollo no se da solo por los recursos que la naturaleza le haya brindando a un país o a una región, sino que se da por la capacidad que sus gentes tienen para aprovechar los recursos propios y/o los externos para producir las innovaciones que el mercado espera. Esta es la única fuente de ventaja competitiva y crecimiento continuado. Pero la innovación requiere una atmósfera, un entorno que la propicie y la apoye, y por ello para poder producir los líderes empresariales que nuestros países requiere necesitamos por un lado darles la formación y la información adecuada y por el otro darle los apoyos, el soporte y el tiempo que ello requiere. Es por eso que hay necesidad de hacer cambios profundos en nuestros sistemas educativos y en nuestras estructuras de apoyo para poder brindarles a nuestros estudiantes una formación orientada al liderazgo empresarial. Empezar por incluir en todos los programas de nuestras universidades en adición a las orientaciones profesionalizantes, el desarrollo de los valores, actitudes, creencias, competencias y conocimientos propios y requeridos para brindar a nuestros estudiantes una verdadera perspectiva empresarial. Para ello debemos lograr que ellos aprendan: - Que cada situación es sujeto de mejora y que por lo tanto el buscar y evaluar oportunidades es algo que debe ser una cualidad indeleble y de permanente aplicación. - A tener una percepción positiva frente al cambio independiente de su posición y/o de sus recursos - Que el oráculo ya no existe, y que todos, aún los que se consideren expertos se equivocan, y que la falibilidad del Presidente, del Gerente, del Rector, del Decano, del Profesor, del Jefe, es clara y permanente y que por lo tanto el éxito profesional no debe estar en decir “si” y en “aplaudir” todo lo que esas autoridades digan, sino en analizar, cuestionar y en proponer ideas nuevas. - A ser atrevidos, en el sentido de que cuando tengan una oportunidad que a juicio de ellos es ganadora, se lancen tras ellas, y que si bien es cierto deben oír las voces negativas, deben también escuchar las positivas y hacer un balance de ellas para decidir si siguen o se paran. - Que hay muchos caminos al éxito y que este no se mide solo por el cargo que se desempeña. Que hay muchos otros indicadores que los harán sentirse exitosos. - A ser capaces de ver la posibilidad de éxito con un enfoque de riesgo y de tomar las decisiones y las acciones pertinentes con esa base. - Todas las etapas del proceso empresarial, pero con la libertad de que en la ejecución se salten muchas, si las circunstancias de la oportunidad así lo exige. - Que las oportunidades deben ser descubiertas, percibidas y creadas y que para ello deben mirar todas las fuerzas y tendencias económicas y sociales, los problemas no resueltos, las ineficiencias del mercado, los límites de conocimiento, los gustos y deseos, sus habilidades y satisfactores. - Que no hay que precipitarse, que cada uno se lanza cuando cree que tiene las estrategias, los productos, los recursos, en resumen la oportunidad. Que los plazos académicos no aplican a las decisiones trascendentales de su carrera empresarial. - A usar sus capitales: el humano compuesto por talento, educación, conocimiento, tecnología; el intelectual compuesto por creatividad, entusiasmo, optimismo, espíritu empresarial; el social compuesto por su red de contactos y el físico compuesto por: dinero, infraestructura, equipos, instalaciones, etc. - A identificar y desarrollar su oportunidad y su empresa a partir de estos capitales, que es lo que él tiene, y no al revés, pues o si no sale a buscar lo que no tiene y corre el grave riesgo de no poder conseguirlo. Por lo tanto debe preguntarse para que soy bueno y qué tengo o puedo conseguir de los capitales antes mencionados y de allí saldrá la oportunidad. - A crear sus capitales, especialmente el intelectual y el social. - Que un error es un evento cuyo beneficio no se ha recibido aun, pero que debe ser capitalizado a favor, generando nuevas visiones sobre: mercados, tecnología, gente y procesos; o sea a innovar sin tener el gran temor del error. - A trabajar en varias oportunidades simultáneamente y a estar permanentemente descartando e ingresando oportunidades a su portafolio empresarial. - A aprender en todos los ambientes los formales y los informales, el salón y la calle, el profesor y los amigos. - A ver las oportunidades en forma integral en lo económico, lo tecnológico, lo cultural, lo social, lo ambiental, lo administrativo, lo legal, lo financiero y a dejar de mirarlas por funciones, por compartimientos estancos. - A preguntarse, a indagar, a cuestionar, a validar, a dudar de lo establecido a ser revolucionarios pero sobre todo a aprender de estos procesos. - A acometer sus iniciativas con pasión y persistencia pero también con la capacidad de resistir las dificultades que de ellas se originen. - A ser creativos e innovadores, a salirse un poco de la sistematización, a dar un poco de espacio a la nueva opción, a la nueva teoría, al nuevo esquema. A aceptar que diferente no es siempre mejor, pero que mejor es siempre diferente. - A darle muchísima importancia a la conformación tanto del equipo empresarial como del equipo operativo, pues ellos son vitales en el éxito de su empresa. - Que el espíritu empresarial debe acompañarlos siempre en todas sus actividades, que no es algo que un día se estrena y allí termina su papel, que es algo permanente en su conducta, en sus acciones, en sus decisiones. - Que el espíritu empresarial, como dice Stevenson, es la búsqueda y el logro de la oportunidad sin preocuparse de los recursos tangibles que el empresario tiene, pero usando todos sus recursos intangibles, que son los más valiosos y los más difíciles de conseguir: ideas, oportunidades, contactos, información, saberes, etc. - Donde están los recursos tangibles y los apoyos que el gobierno y el sector privado tiene para los nuevos empresarios. - Que una oportunidad es un estado futuro deseado que es diferente a lo actual, que implica cambio pero que es alcanzable y que los recursos tangibles sólo llegan a las oportunidades de negocio y no a las ideas no estructuradas. - A cooperar con otros empresarios y a sentir felicidad por el éxito de los otros. A no tratar de apagar las velas que más alumbran, sino a tratar de llenar el espacio de muchas nuevas luces. - A reinvertir en la comunidad y a buscar el desarrollo de la misma, pues solo así podremos llegar a un país un poco más justo, un poco más pacífico. - A movilizar los recursos, en el sentido de que ellos no se vuelvan solo activos especulativos, sino que cada día sean capaces de generar más riqueza, más empleo y más bienestar en nuestros países. - Que el empresario no sólo identifica y crea valor, sino que también lo distribuye. - Que cuando se necesita cerrar una empresa se debe hacer en forma correcta y ética, pues ese proceso si les permitirá en el futuro volver a empezar y a contar con el apoyo que ello requiere. - Que las limitaciones de los negocios se rompen más con imaginación que con dinero. - Que el futuro de nuestros países, está en su capacidad de ser líderes empresariales, y que el desarrollo de sus familias y de sus comunidades dependen de su capacidad empresarial, de ese capital humano que les permite generar ideas, desarrollarlas, evaluarlas, analizarlas, volverlas oportunidades y planes de negocio, convertirlas en realidad, obtener los primeros clientes, competir, crecer, etc. Ante todos los hechos explícitos y mil veces demostrados de que los eventos empresariales son la llave a la innovación, a la productividad, al crecimiento, al empleo, a la paz, a la competitividad y a todo lo bueno que el género humano busca, la discusión de si el Espíritu Empresarial debe ser o no enseñados, es completamente absurda, obsoleta y carente de realismo. Por ello los invito a todos a que marchemos unidos y con decisión por esta senda de la educación empresarial seguros de que por ella lograremos los grandes objetivos que todos buscamos.
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Centro de Desarrollo
del Espíritu Empresarial - Universidad Icesi |