Redacción de El País
Universitarios. Muchos de los jóvenes estudiantes buscan hacerse a algún dinero vendiendo productos en el establecimiento académico o empleándose en vacaciones.
Estudio sociológico, presentado en la Universidad Icesi, revela que tres de cuatro universitarios a punto de graduarse dependen de sus padres. El ‘rebusque’, la salida.
Tres de cada cuatro universitarios que están cursando el último semestre de sus carreras depende económicamente de sus padres. Las mujeres son las que más conservan esta dependencia, aunque los hombres también, pero en menor grado.
A esto se le añade los otros servicios que la familia garantiza: alojamiento, alimentación y lavado de ropa.
Esta es la realidad que revela el estudio Los Jóvenes en la Universidad, de la socióloga Luz Gabriela Arango, de la Universidad Nacional de Bogotá y que fue presentado ayer en el Icesi.
La investigadora indagó estudiantes de último semestre de Ingeniería de Sistemas y Sociología (que se constituyen en polos opuestos) y que estaban realizando su proyecto de grado.
“La familia, indudablemente, juega un papel muy importante al eximir a los jóvenes de las responsabilidades económicas y domésticas”, dice.
Entre otro datos, la investigación señala que los estudiantes, en su gran mayoría, viven con sus padres y familiares. El 82% de los que cursaban ingeniería afirmó vivir con su familia. En Sociología el promedio fue de 74%.
“Las mujeres siguen siendo las más apegadas y quienes conservan el vínculo familiar”, dice Arango.
Sólo el 18% de los estudiantes reportó vivir solo. Pocos aducieron estar comprometidos o viviendo en pareja.
Sin embargo, la investigadora, en el análisis, pudo constatar que durante las carreras cada vez es más constante la creación de parejas y noviazgos.
“Novios que duran toda la carrera y que esperan prolongar la relación más allá del grado. Son de gran intensidad afectiva, pues se constituye en un apoyo académico mutuo y protección en el gran mundo de la U”, agrega.
Pero aunque los jóvenes dependan de sus padres, la inmensa mayoría ha desarrollado labores remuneradas.
El 36% de los estudiantes de sociología trabajó en actividades ajenas a su carrera. El resto se empleó en trabajos afines, como proyectos, investigación, docencia o monitorías. Los hombres son los mejores pagos: entre 1 y 2 salarios mínimos. Ellas alcanzaron el salario mínimo. En ingeniería, el 84% consiguió algo afín a su carrera.
Esto quiere decir que cada vez más los ‘pelaos’, pese a todo, se preocupan por su futuro laboral.
Lista de cifras: