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Discurso ceremonia de grado agosto 18 de 2007
Cali, agosto 18 de 2007
Dr. Francisco Piedrahita Plata
Es un honor para mí y me llena
de satisfacción presidir esta Ceremonia de Grados de la Universidad
Icesi y compartir la satisfacción y la alegría que sienten
tanto ustedes queridos graduandos, como sus padres, cónyuges y
demás familiares y amigos que los acompañan.
Celebramos hoy la culminación de estudios de 131
nuevos profesionales, en ocho programas diferentes; de 177 especialistas
en diversas áreas; y de 11 personas que reciben el título
de Maestría en Administración. Además, nos acompaña
el Doctor Mauricio González, Director del Centro de Estudios Internacionales
de la Escuela Freeman de Administración, de la Universidad de Tulane,
quien ha venido, en representación de esa Universidad, a entregar
los Diplomas de Master of Management a los primeros once graduandos del
programa de doble titulación que ofrecemos en alianza las dos instituciones;
ellos regresaron recientemente de sus experiencias académicas en
París y Madrid. ¡Felicitaciones para todos!
Hace diez años, por esta época, empezamos
en Icesi a ejecutar un plan estratégico que habíamos elaborado
entre directivos y profesores durante los primeros meses de 1997.
Era un plan muy ambicioso, que debería llevar a
la institución a un alto grado de reconocimiento nacional en los
dos campos que la caracterizaban entonces, la administración y
la informática organizacional. Para eso planteamos objetivos retadores
en varias dimensiones clave, que definen la excelencia de una institución
de educación superior: la cantidad y el nivel de formación
de los profesores de planta; su capacidad docente y de investigación;
la calidad del estudiantado; la integralidad de la formación recibida;
la pertinencia de esa formación para la vida y para el desempeño
profesional en el siglo que pronto empezaría y la facilidad de
acceso a esa formación para estudiantes que no dispusieran de suficientes
recursos económicos.
Al cumplirse diez años de la iniciación
de ese proceso, que condujo a transformaciones muy importantes en la Universidad,
me ha parecido conveniente revisar con ustedes, graduandos, con sus familiares,
con los profesores y directivos que nos acompañan, miembros todos
de esta comunidad universitaria, algunos de los avances, de los logros
y de las tareas pendientes. Esta breve revisión debe servir como
alimento para la reflexión sobre el futuro de la institución
y como rendición de cuentas.
El plan estratégico contenía muchas iniciativas.
Voy a referirme ahora a unas pocas que considero las más importantes
y que agruparé en seis categorías.
La primera, la que condicionaba todo el proceso, era la
relacionada con la conformación de un grupo profesoral suficiente
en cantidad y excelente en calidad. Además de consolidar un magnífico
grupo de docentes de cátedra, queríamos aumentar considerablemente
el número de profesores de planta y mejorar substancialmente el
nivel promedio de su formación académica. Siempre hemos
tenido muy claro que buenos profesores atraen buenos estudiantes; y que
juntos, todos ellos, hacen las buenas universidades. Durante estos diez
años hemos realizado un gran esfuerzo para atraer a muchos profesores
de muy diversas disciplinas. Y el grupo, casi todos de dedicación
exclusiva, ha pasado, durante ese período, de 32 a 110 personas.
Varios de ellos llegaron con la más alta formación académica,
el PhD o doctorado; pero esa formación es muy poco común
en nuestro país; por eso, la Universidad ha apoyado, y está
apoyando, a muchos más en su formación doctoral; es un proceso
largo y costoso, que implica sacrificios personales y familiares; al mismo
tiempo, es una condición necesaria para la transformación,
no solo de esta Universidad, sino de todo el sistema de Educación
Superior y del país. Pues bien, con ese apoyo se han graduado ya,
como doctores, seis profesores de Icesi; y otros 28 adelantan hoy sus
estudios en diversas Universidades de Estados Unidos, Europa y América
Latina. En estos 10 años hemos pasado de tener 5 profesores con
PhD a 44, si incluimos aquellos que están cursando sus programas;
y hemos pasado de 14 a 86 en la cantidad de profesores de planta con título
de Maestría o superior. Pero tengo que decir que mucho más
importantes que esos números son la calidad humana, la pasión
por el conocimiento y el compromiso con la formación de los estudiantes
de ese grupo de profesoras y profesores. Las personas que en la Universidad
tienen responsabilidades de administración, de apoyo y de mantenimiento,
y comparto también con ustedes mi satisfacción por la calidad
y el compromiso institucional de ese grupo, están para asegurar,
si me permiten una metáfora, que esa máquina de aprendizaje
y formación, que conforman profesores y estudiantes, funcione sin
contratiempos.
La segunda categoría de iniciativas estaba relacionada
con la diversificación de programas académicos: tanto en
pregrado como en postgrado, queríamos aumentar la oferta de opciones;
de esa manera atraeríamos más estudiantes excelentes y,
con las nuevas disciplinas, enriqueceríamos el ambiente académico
y la experiencia de todos. Entre 1997 y 2000 pasamos de los dos programas
de pregrado tradicionales de Icesi, Administración de Empresas
e Ingeniería de Sistemas, a los 8 en los que hoy se gradúan
nuevos profesionales; y en los dos últimos años abrimos
7 programas adicionales. Como era de esperarse, las nuevas disciplinas,
en particular el Diseño y la Economía, primero; el Derecho,
después; y, más recientemente, las Ciencias Sociales, transformaron
positivamente la Universidad. En postgrado, en esta década se triplicó
la oferta de programas de Especialización; además, la Maestría
en Administración se modificó en 1998 mediante la alianza
con la Universidad de Tulane; y se enriqueció aún más,
el año pasado, al convertirse en un programa de doble titulación
con la misma Universidad. A partir, también, del año pasado,
estamos ofreciendo una Maestría en Finanzas, en alianza con el
IIT, Instituto Tecnológico de Illinois. Estamos seguros de que
estos dos programas están entre los mejores que se ofrecen, en
sus respectivos campos, en América Latina.
La tercera categoría de iniciativas estratégicas
incluía las que modificaban el modelo educativo de Icesi; las que
buscaban la formación integral de sus estudiantes, en particular
los de pregrado. Aquí se introdujeron, quizás, las innovaciones
más importantes del Plan; y las más difíciles. Se
escogió un modelo educativo con varios componentes que implicaron
cambios substanciales en los planes de estudio, en la práctica
de la docencia y, más ampliamente, en la cultura de la Universidad.
Nos propusimos que la experiencia educativa fortaleciera en el estudiante
una serie de valores o virtudes, que enriqueciera su carácter;
y que desarrollara varias capacidades: la intelectual, en competencias
como el pensamiento crítico y la solución de problemas,
entre otras; la de de comunicación verbal y escrita; y la de trabajo
efectivo tanto individual como en equipo; en estas últimas nos
interesaban, en particular, la competencia en aprendizaje individual permanente
y el liderazgo. Los planes de estudio se nivelaron en rigor e incluyeron,
desde 1997, un núcleo común de materias que pretende una
educación liberal, amplia, para todos, junto con la formación
profesional, específica, de la carrera escogida por cada uno. Los
programas de Bienestar Universitario se enriquecieron y se diversificaron.
De cara a la globalización, se incrementó la enseñanza
del inglés y de otros idiomas y se aumentaron las oportunidades
de experiencias extranjeras para los estudiantes. Se fortaleció
el Centro para el Desarrollo del Espíritu Empresarial. Y se multiplicaron
varias veces tanto la Biblioteca como la infraestructura de cómputo
y comunicación de la Universidad. Pero tal vez la innovación
más radical y la que hoy diferencia más a la Icesi, fue
la pedagógica. Adoptamos, desde 1997, una filosofía en la
que el estudiante es el responsable de su aprendizaje; en la que él
construye su propio conocimiento; en la que el profesor facilita ese proceso
diseñando experiencias de aprendizaje apropiadas. Con un esfuerzo
liderado por los profesores Hipólito González y José
Hernando Bahamón, el profesorado ha transformado su práctica
docente de la tradicional cátedra magistral al uso de estrategias
de aprendizaje activo, basadas en las investigaciones de varias décadas
sobre cómo aprende la gente.
No es esta la oportunidad para presentar un informe detallado
de los avances, los logros y las dificultades de todas las iniciativas
que significaron cambio en el modelo educativo. Baste decir que diversos
indicadores abjetivos y muchos indicios señalan un progreso considerable;
y que reconocemos tener todavía un camino largo por recorrer. Es
necesario añadir aquí, sin embargo, que cada día
nos sentimos más satisfechos por haber escogido esta ruta cuando
la escogimos; cada día estamos más seguros de haber optado
por la vía correcta.
Permítanme aquí una digresión para
referirme a un libro reciente, especial por su origen, que apoya esa seguridad
nuestra sobre la ruta escogida. En esta sociedad del conocimiento, característica
del siglo XXI, es palpable la preocupación de los países
más avanzados por la calidad relativa de sus sistemas educativos;
saben que de eso depende el bienestar futuro de sus ciudadanos. Entre
esos países, los Estados Unidos son reconocidos por tener el mejor
sistema universitario del mundo; y la Universidad de Harvard es considerada
la mejor, no sólo de los Estados Unidos, sino del mundo. Pues bien,
Derek Bok, Rector, o Presidente, como se llama allá, de Harvard
por muchos años, publicó el año pasado un libro cuyo
título, traducido literalmente, dice “Nuestros pregrados,
que logran menos de lo que se espera de ellos”. Se trata de una
crítica fuerte a la negligencia, respecto a los programas de pregrado,
por parte de las universidades de su país, incluyendo a las mejores
y, por supuesto, a Harvard. Después de fustigarlas por descuidar
los propósitos fundamentales de esos programas y por descuidar
también la innovación en pedagogía, recorre en detalle
las fallas y las dificultades que se observan en el cumplimiento de unos
propósitos fundamentales que escoge, y que coinciden básicamente
con los nuestros, y termina desafiando a las universidades a comprometerse
con su mejoramiento como “organizaciones que aprenden”. “En
teoría”, dice, “las universidades deberían ser
líderes en tales esfuerzos, pues ellas han sido pioneras en desarrollar
métodos para evaluar a otras instituciones de la sociedad. De hecho,
sin embargo, dejan mucho que desear cuando se trata de trabajar sistemáticamente
para mejorar su propio desempeño”. Y de los profesores que
insisten en dictar cátedras magistrales a audiencias estudiantiles
pasivas dice: “Aunque han sido entrenados para investigar, continúan
ignorando el cuerpo creciente de resultados experimentales que señalan
que las formas de enseñanza que comprometen a los estudiantes activamente
en el proceso de aprendizaje son significativamente mejores que los métodos
convencionales en el logro de objetivos como el pensamiento crítico
y la capacidad de resolver problemas”. El libro de Derek Bok es
sólo una más de las voces que nos reafirman en las bondades
del Modelo Educativo escogido hace diez años para la Universidad.
La cuarta categoría de iniciativas estratégicas
tenía que ver con infraestructura física. Para que un cuerpo
creciente de profesores y estudiantes funcionara en armonía era
necesario ampliar las instalaciones; especialmente si queríamos
enriquecer el programa de Bienestar Universitario y si pretendíamos
que los jóvenes permanecieran mucho más tiempo en el Campus,
en desarrollo de actividades curriculares y extracurriculares. Desde 1997
se han construido ocho edificios para diferentes propósitos, incluyendo
ese hermoso edificio de aulas recientemente terminado. Y, mientras la
población estudiantil de pregrado diurno, la que más ha
crecido, se ha multiplicado casi por tres, el área construída
cubierta de la Icesi se multiplicó por cuatro al pasar de 6.000
a 24.000 metros cuadrados.
Algunas personas han manifestado, con razón, preocupación
por la poca disponibilidad de terrenos para el futuro desarrollo de la
Universidad. Les tenemos buenas noticias: el año pasado adquirimos
dos lotes vecinos, el más pequeño de los cuales se utilizó
para ampliar el área de estacionamiento de automóviles;
en las últimas semanas hemos adquirido otras dos propiedades vecinas,
incluyendo la que está a mi derecha, contigua al taller de Diseño
Industrial. Tenemos, entonces, disponibles casi dos hectáreas y
media de terreno para ampliaciones futuras. Deberían ser suficientes
por un periodo largo de tiempo.
La quinta categoría de iniciativas del Plan estratégico
estaba relacionada con la financiación del acceso al pregrado en
Icesi para estudiantes de alto potencial académico, pero con serias
limitaciones económicas. Considerábamos que esas limitaciones
no deberían ser obstáculo para que los jóvenes con
la motivación y el potencial necesarios ingresaran a la educación
de calidad que ofrecía la Universidad. Durante varios años,
por las coincidentes dificultades económicas de la institución,
de la región y del país, tuvimos muchas dificultades para
avanzar en ese propósito. Afortunadamente, el gobierno cambió,
hace ya casi un lustro el funcionamiento de ICETEX; y establecimos un
acuerdo con ese instituto, ahora convertido en banco, que ha permitido
que ya el 10% de la población de pregrado esté conformada
por jóvenes residentes en estratos 1, 2 y 3, con crédito
ACCES y beca parcial de la Universidad. Desde el año pasado, ampliamos
el acuerdo con ICETEX para establecer la beca Icesos, que se ofrece a
estudiantes con muy severas limitaciones económicas y alto potencial
académico; a esos estudiantes, además de cubrírseles
la matrícula, en parte con crédito, en parte con beca, se
les otorgan auxilios de almuerzo y transporte, y préstamo de libros.
Ya son más de 100 los promisorios jóvenes matriculados en
esas condiciones.
La sexta y última categoría de iniciativas
estratégicas en el plan de 1997 incluía las relacionadas
con los recursos económicos. Si íbamos a aumentar considerablemente
el cuerpo de profesores de planta y a apoyar su formación avanzada
en el exterior; si íbamos a ampliar la infraestructura física;
y si íbamos a ofrecer becas a estudiantes provenientes de estratos
económicos menos favorecidos, necesitaríamos mucho dinero.
Debíamos aumentar nuestros ingresos y diversificar nuestras fuentes
de recursos. El manejo económico de Icesi ha sido siempre austero
y el control del gasto siempre eficaz. Y durante estos diez años
logramos casi cuadruplicar la participación, en los ingresos operacionales,
de aquellos provenientes de fuentes diferentes a matrículas, como
educación continua, consultorías y proyectos de investigación
financiados por terceros. Sin embargo, todo eso habría sido insuficiente
y la implementación de todo el plan se habría frustrado,
si no hubiéramos contado, durante estos diez años, con las
donaciones de muchas empresas y personas benefactoras que aportaron varios
miles de millones de pesos a la Universidad. Ellas han creído en
el poder transformador de la educación, tanto en su papel de igualadora
de oportunidades para las personas, como en el de generadora de condiciones
para el desarrollo económico y social. Ellas saben de la importancia
que tienen las instituciones de educación superior para el progreso
de la ciudad y de sus instituciones. Y ellas han creído en el proyecto
de Icesi.
Hasta aquí, las iniciativas estratégicas
del plan que empezamos a implementar en 1997. Repasemos brevemente algunos
de los logros relacionados con los objetivos retadores que presenté
al comienzo de estas palabras. Ya me referí a la cantidad y nivel
de formación de los profesores de planta; su capacidad investigativa
se refleja en una cada vez más amplia producción intelectual
y en el alto reconocimiento a los grupos de investigación de la
Universidad; y la capacidad docente de todo nuestro profesorado, enriquecida
permanentemente por el apoyo institucional descrito antes, está,
con seguridad, entre las mejores del país.
Sobre la calidad del estudiantado que viene a Icesi hay
conocimiento general; permítanme agregarles que el grupo que entró
para el segundo semestre del año pasado y el que acaba de entrar
este semestre son, no solamente los más grandes en la historia
de la institución, sino los más selectos, medidos por sus
resultados en la prueba de Estado, ICFES. La selectividad académica
de nuestros programas de postgrado también es ampliamente reconocida;
y se fortaleció desde cuando establecimos, a principios de la década,
la Prueba de Admisión a Estudios de Postgrado, PAEP, administrada
por la Fundación LASPAU, en la ya mencionada Universidad de Harvard.
Ya me referí también a los avances logrados
respecto al objetivo de facilitar el acceso a la educación de Icesi
para estudiantes que no dispusieran de suficientes recursos económicos.
La evaluación más difícil es la de
la integralidad de la formación recibida por nuestros estudiantes
y la de su pertinencia para la vida y el desempeño profesional
en el siglo XXI. Igualmente difícil la encuentra Derek Bok, en
el libro ya citado sobre las universidades norteamericanas. Pero podemos
acudir a varios indicadores. Las evaluaciones que hacen los jefes de nuestros
estudiantes, durante sus periodos de práctica, son cada vez más
satisfactorias. El 70% del grupo inmediatamente anterior al que hoy se
gradúa (de este último no tenemos aún resultados
tabulados) fue calificado como Muy Bien o Excelente en todos los aspectos
considerados en la evaluación. La bajísima tasa de desempleo
de los egresados, medida un año después del grado, es otro
buen indicador; además, la velocidad de reubicación, cuando
deciden cambiar de empleo, es notable. La Universidad viene midiendo los
avances logrados por nuestros estudiantes en competencias específicas
como pensamiento crítico, inglés y aprendizaje individual
permanente. Y aunque los hallazgos son muy positivos, no tenemos evidencias
de comparación con estudiantes de otras instituciones. Cabe aquí
anotar que el semestre pasado publicamos el libro Discernimiento, del
Dr. Hipólito González, obra pionera en América Latina
sobre el desarrollo del pensamiento crítico en la educación
universitaria. Otro indicador valioso es el resultado en las pruebas ECAES,
que, desde hace algunos años, viene administrando el ICFES. Aunque
esas pruebas no miden muchas de las competencias que el modelo educativo
de Icesi pretende desarrollar, nuestros estudiantes han venido participando
en ellas con mucho éxito. En las pruebas aplicadas en Junio pasado,
cuyos resultados se conocieron esta semana, nuestros programas volvieron
a ocupar el primer puesto entre los del suroccidente, y siempre entre
los primeros del país. En este caso se presentaron los exámenes
de Administración, Economía y Contaduría; en Noviembre
del año anterior se habían presentado los de Ingeniería
Industrial, Ingeniería de Sistemas y Derecho, con similares resultados.
Una mirada complementaria a la integralidad y pertinencia
de la formación, se obtiene al revisar algunos de los logros y
experiencias de los estudiantes que hoy reciben su grado profesional:
la cuarta parte de ellos tuvo una experiencia internacional significativa,
ya fuera un semestre o año de intercambio, una práctica
laboral internacional, o la participación en alguna de las misiones
organizadas a Canadá, Europa o Centro América. Nueve jóvenes
se gradúan hoy simultáneamente en dos programas, incrementando
la amplitud y solidez de su educación. Varios han creado ya sus
propias empresas. Veintiséis se gradúan con honores, la
más alta cifra en una ceremonia de estas. Tres fueron destacados
por el ICFES por obtener uno de los mejores puntajes nacionales en la
prueba ECAES que presentaron. Otro ha participado en dos congresos internacionales
de Economía como coautor de artículos de investigación;
y tres de sus compañeros fueron coautores del libro “PIB
Trimestral, una nueva herramienta de medición de la economía
caleña”. En fin, es un grupo lleno de excelencias. Menciono
solo a dos que aparecen simultáneamente en varias de esas listas:
se gradúan en dos programas, Economía y Negocios Internacionales
y Contaduría Pública y Finanzas Internacionales; ambos fueron
destacados por el ICFES por obtener uno de los diez mejores puntajes nacionales
en el ECAES de Contaduría; y ambos se gradúan con honores
en los dos programas: Daniel Quintero Villegas recibe sus dos títulos
“cum laude”; el de Andrés Felipe Isaza Lozano es un
caso muy especial: un título lo recibe “magna cum laude”
y el otro “summa cum laude”. Este, el más alto honor
académico que otorga la Universidad a un estudiante, que exige
un promedio acumulado igual o superior a 4.75, lo han merecido solo siete
estudiantes en las 47 ceremonias de grado que ha realizado Icesi. Para
mayor mérito de Andrés Felipe, su dedicación al estudio
no le impidió ser miembro del equipo de fútbol de la Universidad
en los primeros semestres y atender con cariño a su esposa y a
sus dos hijas.
Vuelvo al principio. Dije que quería revisar con
todos ustedes algunos avances, logros y dificultades de la implementación
de un plan estratégico que empezó hace 10 años y
que ha tenido importantes impactos sobre la Universidad. Como muchos de
ustedes saben, hace ya más de tres años el Consejo Superior
aprobó un cambio en la misión institucional que nos debe
llevar, entre otras cosa, a diversificarnos mucho más. Nuestro
plan actual profundiza muchas de las iniciativas que vienen de 1997; trata
de resolver algunas en las que el avance ha sido deficiente; e introduce
unas nuevas, como procesos de acreditación de mayor envergadura,
unas internacionales, otra institucional, apertura de nuevos programas
de Maestría y apertura de programas de pregrado en Ciencias Naturales.
Todas estas iniciativas, y otras que no entro a enumerar, van a requerir
el apoyo continuado de toda la comunidad universitaria. Todos ustedes
han hecho posible lo que hemos logrado. Todos ustedes harán posible
las tareas que tenemos por delante.
Señoras, señoritas, señores graduandos:
los logros que obtengan en sus vidas personales, cívicas, profesionales
se reflejarán en esta Universidad; y los logros de la Universidad
se reflejarán en nuevas oportunidades para ustedes. Continúenla
apoyando. Ella siempre los acogerá.
Muchas gracias.
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