DINERO 626 Boletín#217 ¿El dinero hace la felicidad? Muchos nos hemos hecho esta pregunta y la respuesta siempre resulta subjetiva. Pues bien, economistas y psicólogos –entre otros profesionales– han dedicado décadas de investigación a estudiar esta relación y, de los resultados encontrados, se destacan cuatro posibles respuestas: La primera se denomina “paradoja de Easterlin” en la que un grupo de economistas afirma que la felicidad y los ingresos crecen juntas sólo hasta un punto, en el que aparentemente hay saturación y ya no importa cuánto dinero extra ganemos: simplemente no vamos a ser más felices por ello. El segundo fenómeno que explica esta relación fue bautizado como “paradoja del crecimiento infeliz”. Los académicos que se dedicaron a estudiarlo afirman que en los países donde se produce una suerte de “despegue económico” luego de un período de crisis, la bonanza inicial estará acompañada de infelicidad (que se ve materializada en forma de protestas, demandas y resistencia). Es decir, a más ingreso, menos felicidad. La tercera explicación viene de la mano de un psicólogo danés llamado Ruut Veenhoven, quien intentó refutar la tesis de Easterlin. En una medición longitudinal encontró que la felicidad crecía a medida que había mayores ingresos y, al contrario de la formulación de Easterlin, el crecimiento de ambas variables no se detenía en ningún punto. Finalmente, la cuarta respuesta es un fenómeno que, si bien es extraño, nos es muy familiar: se trata de la “paradoja de las aspiraciones”. La presencia de esta situación se ha detectado en muy pocos países, entre ellos Colombia. Y sostiene que las personas que viven en peores condiciones (ingresos escasos y dificultades en el acceso a los servicios básicos como agua potable, energía, gas, entre otros), se muestran más felices y hacen valoraciones más positivas de los actos de gobierno que las personas con mayores ingresos y que pueden acceder a servicios básicos. Resulta curioso que tres de las cuatro respuestas sean paradojas; y de las tres, la más llamativa (por no decir más controversial) es la paradoja de las aspiraciones, de la cual se conoce realmente poco, pero que evidentemente involucra un sesgo cognitivo. Entender la complejidad de esta paradoja y sus manifestaciones en Colombia, permitiría emprender políticas públicas que favorezcan la equidad, el acceso y la inclusión; en definitiva, que el dinero sea, en términos sensatos, un generador de felicidad en el país. Escrito por: Martín Nader, Psicologo Organizacional, profesor de la Universidad Icesi Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.