PRESENTACIÓN

DOI: 10.18046/recs.i21.2423

 

Los distintos modos de lo urbano

 

 

Enrique Rodríguez-Caporalli

Universidad Icesi. Cali, Colombia

 

Al momento de escribir la convocatoria para este número de CS, nuestro objetivo fuerecoger un registro plural de los distintos desafíos que enfrentan las ciudades latinoamericanas.El número que ahora presentamos reúne de manera representativa algunosde estos y sin duda su lectura posibilita una mirada amplia sobre algunos de los problemas inherentes -recuperando una vieja pero acertada noción- al modo de vida urbanoen Latinoamérica. Se incluye, además, un trabajo sobre la relación entre la ciudad ylo rural, espacio que presenta también una acelerada transformación. Adaptando unaadvertencia del historiador británico James Dyos: es indudable que cada ciudad en cadamomento debe probar cuáles son sus límites con el mundo rural que la rodea.

Evidentemente, no se trata de un número convencional sobre la ciudad ni de lo querecientemente se considera como Estudios urbanos. En estos se privilegia la condiciónurbana como elemento explicativo de las dinámicas sociales que se estudian y queexisten justamente por su condición citadina. Los artículos aquí reunidos abordan estasdinámicas de modo muy diferente, algunos se centran específicamente en procesoscaracterísticos de las ciudades, teniendo lo urbano como centro de su estructura metodológicay analítica; en otros, lo urbano es un agente, a veces central, a veces periférico,pero siempre insoslayable del juego de relaciones que la ciudad genera.

Esta diversidad refleja bastante bien una conocida tensión entre los trabajos queabordan lo urbano como foco de su interés. Generalmente, se consideran propios delcampo académico sobre lo urbano aquellos que lo asumen como el eje central de la explicaciónque pretenden dar; y, por fuera de él, a aquellos trabajos en los que lo urbanoes solo el escenario en el cual los agentes desarrollan su acción. Esta tensión se replicaen todo tipo de producciones académicas, sean abordadas disciplinar o interdisciplinarmente,es decir, todas aquellas que pertenecen a campos o subdisciplinas reconocidosen distintas tradiciones académicas. Caben desde el urbanismo, la planeación urbana,la sociología urbana, la antropología urbana, la historia urbana, y una larga lista queincluye el diseño de políticas públicas pensadas específicamente para la ciudad, diversaspropuestas estéticas inscritas en la ciudad, e inclusive los llamados Estudios urbanos.Estos últimos son aún difíciles de definir o de agrupar bajo características únicas yclaramente definidas; y quizá porque surgieron al calor de los cambios ocurridos en las ciencias sociales en la década del 60, en el marco de la heterogénea producción quese cobijó bajo la sombrilla de los estudios culturales, es que mantienen una condición heterogénea como principal característica.

No es nuestro propósito en estas líneas tomar partido por uno u otro extremo de latensión, ni siquiera esbozar un conjunto de matices como procedimiento para salir alpaso a las dificultades de definición señaladas. Se trata más bien de poner de presenteque esta tensión no está resuelta y que quizá sea una de las tensiones constitutivas queexplican tanto la condición de lo urbano como la de sus estudios.

La convocatoria trató de recoger de manera amplia artículos que dieran cuenta delo urbano, y tuvimos como respuesta que los investigadores entendían por lo urbanouna diversidad de significados, desde mero decorado hasta centro indiscutible de laexperiencia humana. La selección que recoge este número no solo presenta aquellostextos que cumplieron con los estándares de la revista, sino que avanzan en mostrarque la complejidad de lo que ocurre en la ciudad y la complejidad de lo urbano resultanen muchas ocasiones indistinguibles, y que estamos en mora de seguir avanzando ennuevos modos de encarar la tensión antes enunciada, si deseamos que las cienciassociales no solo presenten y propongan alternativas a problemas concretos, sino queofrezcan perspectivas integradoras y respuestas equiparables en complejidad a losdesafíos urbanos en los que vivimos.

El número presenta, entonces, los resultados de indagaciones diversas que ingresana la ciudad desde lugares diferentes y llaman la atención sobre procesos distintos. El primer artículo, de Ramiro Segura, da cuenta de la relación entre los patrones deurbanización en América Latina, que en casi todo el continente se caracterizan por serexcluyentes, y las políticas redistributivas que buscan mitigar la abrumadora desigualdadde ingresos en la región. Este trabajo se inscribe en una tradición de estudios sobre losusos del suelo urbano que sistemáticamente han mostrado que la fragmentación urbanano solo es asunto de políticas públicas sobre las formas de urbanización, sino que debeincluir de manera perentoria una consideración sobre las políticas redistributivas de lariqueza, que posibiliten ciudades con una mejor calidad de vida para sus habitantes, yque estos puedan disfrutar de forma más equitativa de las ventajas de la vida urbana.

El segundo artículo también aborda una cuestión clásica de los estudios urbanos, perono por ello menos urgente: la movilidad. El trabajo de Diana Vinasco Martínez pone en perspectiva uno de los problemas más acuciantes de las ciudades fragmentadas de quenos hablaba Segura en el artículo anterior. La perspectiva histórica asumida por la autoramuestra las dificultades y las debilidades de la planeación estatal, a nivel local y nacional,ante el problema de la movilidad urbana; en especial al hacer evidente las dificultadesde integrar las zonas periféricas de la ciudad mediante un sistema de transporte queresponda al acelerado crecimiento económico de las urbes latinoamericanas a lo largodel siglo. Aunque el trabajo se centra exclusivamente en la ciudad de Cali, en Colombia, sus descripciones se asemejan a muchas de las circunstancias de otras ciudades que noson capitales nacionales en América Latina. Estos dos trabajos, por modos distintos,llegan a subrayar los retos de las ciudades en términos de equidad e integración urbanas.

Con el tercer artículo se produce un primer desplazamiento. De los más tradicionalestemas urbanos ya presentados, se pasa a otro no menos significativo para la ciudad, peroque la interpela desde sus márgenes, en este caso no a través de formas de exclusiónocurridas en la misma, sino de las relaciones que mantiene con su entorno. El artículo de Natalia Pérez muestra que en ciudades como Cali, como en otras ciudades colombianas, los planes de ordenamiento se centran en los centros poblados y establecen normasque subordinan las zonas aledañas a las urgencias urbanas. La cuenca del río Pance, vecina a la ciudad y lugar tradicional de recreación de la población urbana, ofrece eldesafío de considerar su desarrollo no como apéndice de la ciudad, sino como una zonainterconectada a ella pero con su propia dinámica, que demanda atención específica, y en la cual el territorio expresa no solo un uso del suelo, sino una serie de desarrollosculturales y productivos que son centrales para conservar la ciudad misma y que sonconsustanciales a su desarrollo. De central importancia para la valoración de esteartículo es el papel de la organización social, que se moviliza en una doble condición, por un lado como pobladores rurales, pero que por el otro mezclan en su accionar y ensus lógicas de relación formas urbanas de entender y dimensionar su vida cotidiana.

Los dos últimos artículos de este número suponen un segundo y último desplazamiento.En ambos casos la ciudad es un factor entre varios que hace posible entendery dimensionar los procesos estudiados. En el caso del trabajo de Dina Alves, la ciudadse desdibuja y aparece como telón de fondo para problemáticas que si bien pueden serconsideradas específicamente urbanas no es bajo esa luz que se las examina, sino comolugar en el cual los procesos de dominación racial sobre mujeres negras en prisión aumentanla vulnerabilidad de esta población. La criminalidad, la violencia y la exclusiónde Sao Pablo sirven de contexto para encuadrar estas formas de exclusión.

El artículo de Mateo Pazos Cárdenas aborda el tema de los festivales urbanosmediante una comparación entre el Festival ''Petronio Álvarez'' en Cali, dedicado ala música del Pacífico colombiano creada por población afrodescendiente, y el ''Afrocaribeño'' que se lleva a cabo en la ciudad de Veracruz, México. Pazos muestra lasdificultades que enfrentan estos proyectos para efectivamente reconocer, al menos demanera institucional, las diversas formas de otredad -para respetar la terminología del autor-. Más allá de las intenciones que los impulsan, estos festivales logran resultadoscontradictorios con sus propósitos y alcanzan de manera parcial sus pretensiones dereconocimiento de la diversidad multicultural. Estos festivales son característicamenteurbanos, aunque las actividades que en ellos se realizan son de origen rural, cada vezestán más entroncadas con lo urbano. Aunque este elemento no es central en el análisisde Pazos, su existencia y continuidad requieren del contexto urbano para desarrollarse.Cierran estos artículos un documento sobre la conformación de la Red Internacionalde Investigadores sobre Encerramientos Residenciales (RIIER). El propósito de esta redes estrechar vínculos entre investigadores e instituciones académicas de todo el mundopara promover la reflexión, el debate, la producción e intercambio de conocimiento através de publicaciones, encuentros, seminarios y foros alrededor de la temática de los encerramientos residenciales urbanos.

¿Todo lo que ocurre en la ciudad es urbano? Esta pregunta puede surgir después dela presentación de los anteriores trabajos. Seguramente no: las relaciones con el espaciopueden estar condicionadas por el lugar, pero hay también suficiente evidencia paramostrar que en lo urbano perviven formas deslocalizadas que más que rurales, representanotros formas de relación que escapan a lo urbano. Sin embargo, la ubicuidad delo urbano crece en la medida en que no está contenido en los límites de la ciudad. Lapresencia en las zonas rurales de condominios y otros tipos de viviendas y parques derecreo no convierte a sus pobladores y visitantes en campesinos, pues las relacionesque allí se proponen son tan urbanas como las del centro de la ciudad. Es evidente quecada caso demanda definir específicamente hasta dónde se proyecta lo urbano y hastadónde las nuevas ruralidades no deben confundirse con manifestaciones de la vidaen ciudad. Aunque el escenario privilegiado de la modernización ha sido la ciudad, la modernización del campo con sus propias lógicas demanda una atención que debe escapar al urbano centrismo.

En este número, hemos tratado de mostrar las complejidades de lo urbano ofreciendouna muestra de las distintas maneras en las que la ciudad puede ser considerada en losprocesos centrales de las ciudades latinoamericanas. Esperamos que este conjunto detrabajos sea una invitación para que el lector encuentre sus propias conclusiones acercade los derroteros de lo urbano en América Latina a comienzos del siglo XXI.

Abril, 2017