Existe un extenso debate sobre la eficiencia y la efectividad de usar tratamientos agresivos para lograr ciertos resultados en salud al final de la vida. Por un lado, hay evidencia clínica de tratamientos rentables que añaden años de vida. Por otra parte, algunos afirman que la intensidad de los tratamientos proporcionados en los últimos meses de vida puede considerarse como un indicador de la propensión que tienen los profesionales de salud para utilizar tecnologías muy costosas. Por tal razón, el propósito de este estudio fue estimar la proporción de los pagos realizados en los planes de salud para la prestación de atención médica a las personas en su último año de vida. Esto es importante porque Colombia es un país de ingresos medios en el que la proporción de personas de 65 años o más está aumentando rápidamente, al igual que la prevalencia de discapacidad y enfermedad crónica en la misma. Además, las tasas más altas de hospitalización de la población de adultos mayores y el abandono de los mismos representan un gasto mayor en atención de salud para el Sistema de Salud colombiano, que se ve agravado por la falta de cuidadores capacitados para esta población.

En promedio, un sobreviviente representó un gasto promedio de USD $331, mientras que un fallecido, un gasto promedio de USD $5.008. El hecho de que se gaste una mayor cantidad de dinero en la prestación de atención a los pacientes en su último año de vida no es sorprendente, pero plantea la cuestión de si existen formas más eficientes de brindar atención al final del período de vida. En comparación con otros países, con excepción de Estados Unidos, el gasto en el último año de vida en Colombia para los adultos mayores es superior. Los hacedores de política y los gerentes de aseguradoras deben prestar mayor atención a incentivar programas de cuidado paliativo.