Un reciente estudio llevado a cabo por el Observatorio para la Equidad de las Mujeres y la Fundación WWB Colombia reveló que, del total de mujeres emprendedoras de Santiago de Cali, el 57% ubican los negocios en sus casas como una estrategia para conciliar la vida laboral y la vida personal. No obstante, tienen una tercera parte menos de ingresos que los hombres que emprenden en la ciudad.
Estos datos fueron revelados en el panel Construyendo un ecosistema DEI en el Valle del Cauca: retos, desafíos y oportunidades, que contó con la presencia de Lina Buchely, directora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM); Daniela Konietzko, presidente de la Fundación WWB Colombia; Lina Sinisterra, gerente de la seccional Valle de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI); Luis Fernando Pérez, presidente de la Cámara de Comercio de Cali; María Isabel Ulloa, directora ejecutiva de ProPacífico, y Pilar Rodríguez, gerente general de Gases de Occidente.
El panel, que se llevó a cabo el miércoles 13 de marzo en el marco del Mes Internacional de la Mujer, tuvo además una nutrida audiencia de más de 100 personas líderes de empresas del Valle del Cauca que han construido o están iniciando ecosistemas de diversidad, equidad e inclusión dentro de la organización, en línea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5, que propende por la equidad de género.
“Cuando hablamos de equidad de género lo hacemos desde una perspectiva de derechos, pero no siempre se habla desde una perspectiva de desarrollo económico. Por eso, lo que buscamos es promover la autonomía económica de las mujeres, porque cuando una mujer toma decisiones acertadas en sus negocios y en el entorno doméstico tiene mayores ingresos, invierte de mejor manera y tiene más posibilidades de progresar. En el Valle del Cauca hemos avanzado mucho, pero nos queda un largo recorrido”, dijo Daniela Konietzko, presidente de la Fundación WWB Colombia.
Un estudio reciente de la Universidad del Rosario, que coincide con mediciones realizadas por el DANE, indica que siete de cada diez personas que ni estudian ni trabajan en Colombia son mujeres. En palabras de Lina Buchely, directora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres, esto obedece, en parte, a que ellas consideran que los ambientes laborales formales no son equitativos, inclusivos y diversos.
Luis Fernando Pérez, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, aseguró que “romper los factores que generan desigualdad social es un trabajo de todos. Tenemos que lograr escenarios directivos más seguros para las mujeres y por eso en la Cámara de Comercio nos enfocamos en el liderazgo empresarial femenino, porque no hay otra manera de romper las desigualdades estructurales que haciendo algo desde cada parte de la sociedad”.
Aunque las mujeres han logrado acceder a roles directivos a los que antes no pertenecían, el reto sigue estando vigente. En la ANDI, por ejemplo, hay 188 empresas asociadas, que aportan el 55% del producto interno bruto del Valle del Cauca. Sin embargo, solo el 17% de estas empresas tiene mujeres en la gerencia.
Según Lina Sinisterra, gerente de la seccional Valle de la ANDI, “Las mujeres que tenemos el honor y que hemos logrado abrirnos espacios en posiciones directivas tenemos que hacer el esfuerzo por trabajar la sororidad y ayudar a otras mujeres para que lleguen a estos lugares. La ANDI ha sido un referente de mujeres en altos cargos. Ahora, nos satisface ver cómo tantas empresas están dando un paso para medirse en temas de equidad de género”.
De acuerdo con los datos más recientes sobre el empleo en Colombia que reveló el DANE, las mujeres tienen una tasa de desempleo que sobrepasa por cerca de cinco puntos porcentuales la de los hombres. Para María Isabel Ulloa, directora ejecutiva de ProPacífico, “es importante hablar de mujeres en roles directivos, pero no podemos olvidarnos de las mujeres que ni siquiera están en el mercado laboral formal porque no pueden. Sus situaciones particulares son muy importantes para las conversaciones sobre equidad de género”.
Entre los retos que tienen las empresas para lograr ecosistemas diversos, equitativos e incluyentes, que aporten al desarrollo social y a la economía, está contemplar acciones relacionadas con la flexibilidad, el bienestar y la redistribución de roles de cuidado; contar con diagnósticos, políticas, planes de acción e indicadores con enfoque de género y diversidad; promover la participación de las mujeres en los distintos niveles organizacionales y de contratación, y tener protocolos para la prevención, atención y sanción de la discriminación, acoso laboral o violencias basadas en género.
“El Ecosistema DEI (diversidad, equidad e inclusión) trae un impacto positivo para las empresas. Hemos avanzado y hay esfuerzos valiosos, pero nos sigue faltando pasar del dicho al hecho. Necesitamos que los grandes programas dentro de las organizaciones se hagan realidad y que se eliminen los obstáculos para garantizar la diversidad, equidad e inclusión, desde espacios físicos hasta acciones concretas”, finalizó Pilar Rodríguez, gerente general de Gases de Occidente.