¿Qué puede aprender el mundo corporativo de las cuotas de género?

Las reconocidas leyes de cuotas, popularizadas en América Latina a través de una oleada de leyes y reformas políticas que comenzaron en los noventa, han ampliado la discusión en torno a la participación de las mujeres en los cargos de poder y toma de decisiones.

Desde la promoción de las cuotas de género en partidos políticos y cargos de elección popular en Argentina, México o Colombia, las cuotas se convirtieron en una herramienta de poder y representación para esa mitad de la población que por siglos fue excluida de congresos, asambleas, ministerios e incluso, juntas directivas empresariales.

Aunque las cuotas en el ámbito empresarial han sido poco estudiadas, es importante preguntarse por su idoneidad. Esto, con el propósito de indagar respecto a su eficiencia, y más aún, para saber si el mundo corporativo tiene algo que aprender sobre las cuotas en política.

El predominio de los hombres en el contexto político y empresarial ha sido ampliamente documentado. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), existen grandes brechas de género en el mundo empresarial de América Latina y el Caribe, donde las mujeres ocupan solo el 15% de los cargos directivos y son dueñas de apenas el 14% de las empresas (BID, 2021).

Esto demuestra cómo el patriarcado ha permeado todos los rincones del sistema político y económico, haciendo que llegar a estos espacios implique para las mujeres una carrera de obstáculos que incluye cruzar pisos fangosos, romper techos de cristal y escalar muros de cemento, metáforas que han sido apropiadas y desarrolladas por politólogas y economistas que buscan demostrar cómo en este juego de poder, las que históricamente hemos perdido somos las mujeres.

Es por lo anterior que ha resultado pertinente implementar medidas de acción afirmativa que reduzcan y faciliten el acceso de las mujeres al poder. Cuotas como un número de escaños (asientos) reservados en asambleas y congresos, o porcentajes (20%, 30% o 40%) destinados a garantizar la participación de un mínimo de mujeres en partidos políticos o cargos de libre nombramiento, han sido ampliamente implementadas en el mundo. De hecho, según International IDEA, la mitad de los países del mundo utilizan hoy algún tipo de cuota electoral para sus parlamentos (International IDEA, 2024).

Los sistemas de cuotas tienen como objetivo inicial garantizar que las mujeres constituyan al menos una “minoría crítica” para representar, visibilizar y reconocer las experiencias, necesidades y demandas de este grupo población. Una vez alcanzada esta “masa crítica”, se espera alcanzar la anhelada paridad (50/50), considerando que las cuotas deben ser vistas como una medida temporal, que permita un cambio institucional y cultural que ayude a contrarrestar y eliminar las barreras de ingreso de las mujeres.

Estudios empíricos y teóricos han demostrado las ventajas de las cuotas de género. Aunque la mayoría de los países que han adoptado estas medidas no las aplican necesariamente en todas las esferas, el ámbito empresarial podría “inspirarse” en las experiencias exitosas de cuotas de género en la política.

Es importante resaltar que la idea de implementar las cuotas en las empresas podría ir en contravía de los principios de eficiencia e idoneidad del mundo empresarial. Incluso, algunas mujeres han sido detractoras de la medida, debido a que ellas no quieren convertirse en una “cuota” y prefieren ascender por mérito o talento.

No obstante, con el paso de los años, empresarias reconocen que las empresas avanzan lentamente en garantizar esa “masa crítica” tan necesaria: “Pasan los años y observamos que se avanza a un ritmo tan lento que el desequilibrio no se soluciona. Hacen falta elementos correctores que cambien la situación, y no hay más mecanismo corrector que imponer cuotas. El sistema ha dado buenos resultados en otros campos, como la política. ¿Por qué no introducirlo en la empresa?” (Sahuquillo, 2011).

¿Y por qué no? Parece que el mundo corporativo tiene mucho que aprender sobre las cuotas de género. Aquí se sintetizan algunos de los factores favorables para considerar su implementación:

  • Las cuotas para las mujeres compensan las barreras reales que les impiden obtener la parte que les corresponde de los escaños/asientos en las mesas donde se toman las decisiones.
  • Las cuotas garantizan un derecho ciudadano, la representación igualitaria. Si traducimos esto al lenguaje empresarial, se garantiza el principio de igualdad de oportunidades para las mujeres, garantizando equidad y diversidad en juntas directivas y mesas de trabajo.
  • Los gobiernos, políticos y corporativos, necesitan las experiencias de las mujeres. Su visión, perspectiva y experticia contribuyen positivamente para el desarrollo de estrategias, programas y proyectos.
  • Las mujeres están tan calificadas como los hombres, pero las calificaciones de las mujeres se degradan y minimizan en un sistema dominado por ellos. Las cuotas corrigen estas brechas y visibilizan sus cualidades y calificaciones, permitiéndoles avanzar a un ritmo más acelerado.
  • Las cuotas pueden contribuir al proceso de democratización, al hacer que el proceso de nominación sea más transparente y se diversifique.
  • La introducción de cuotas puede causar conflictos, pero quizá solo sean temporales, ya que sus beneficios al largo plazo pueden generar transformaciones culturales en torno a la equidad de género, necesarios para todas las organizaciones.
  • Las cuotas son el primer paso para alcanzar un propósito mayor, lograr la paridad género en los consejos de administración de las empresas, ya sean públicas o privadas.

En pleno siglo XXI es urgente escuchar el ruido causado por las demandas de paridad de género en América Latina.  No solo el Estado, sino también las grandes empresas deben incluir en sus agendas estrategias como las de las cuotas de género, considerando darles una oportunidad, con el propósito de explorar sus efectos para garantizar mayor equidad para las mujeres a largo plazo.

Escrito por: Maria Camila Hernández Ceballos

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Referencias

BID (2021). Una olimpíada desigual: la equidad de género en las empresas latinoamericanas y del Caribe. Banco Interamericano de Desarrollo. DOI: http://dx.doi.org/10.18235/0003427

International IDEA (2024). Gender Quotas Database. Recuperado de: https://www.idea.int/es/node/143079

Sahuquillo, María R. (2011), “¿Por mujer o porque es buena?”, El País, 12 de marzo.

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