Puede que el metaverso esté meramente “hibernando” y algún día logre desperezarse, pero entretanto conviene fijar la mirada en las razones por las que este tema ha languidecido tanto en los últimos meses.
En 2021 y en 2022 el metaverso se convirtió en el tema más pujante del momento en la arena de la tecnología. Se suponía que esta tecnología, en cuyo ADN estaba imbricada una revolución de dimensiones supuestamente colosales, iba a provocar un terremoto similar al que originó en su día el descubrimiento de la red de redes.
Sin embargo, desde hace algunos meses las conversaciones en torno al metaverso, otrora entusiastas, son mucho más sosegadas (y casi silentes). Sin embargo, que la algarabía en torno a esta tecnología de nueva hornada haya echado el freno no significa ni mucho menos que el metaverso haya entonado el canto del cisne.
La inteligencia artificial ha permanecido, por ejemplo, en el «limbo» tecnológico durante décadas, tantas que muchos temieron que esta tecnología jamás lograría despertar de su letargo. Sin embargo, desde algunos meses la inteligencia artificial que tanto pesimismo inspiraba otrora en un buen número de expertos ha «resucitado» con un brío que pocos habrían profetizado hace solo unos años.
Puede que el metaverso esté meramente «hibernando» y algún día logre desperezarse, pero entretanto conviene fijar la mirada en las razones por la que este tema ha languidecido tanto en los últimos meses. En un artículo para Fast Company Harry McCracken disecciona los motivos que hay parapetados tras el desfallecimiento del metaverso:
1. La IA generativa ha robado los focos al metaverso
Cuando el metaverso estaba en la cresta de la ola, muchos observadores se negaron a incursionar en la exuberancia preñada de irracionalidad que orbitaba en torno a esta tecnología. Sin embargo, muy pocos rehúyen de herramientas como ChatGPT o DALL-E 2 (o al menos se toman la molestia de probarlas). Puede que la IA generativa sea aún pródiga en errores, pero es una tecnología tan aprehensible como accesible para todo el mundo y por eso tiene verdaderamente la capacidad de marcar un antes y un después en el porvenir de la humanidad.
2. Al metaverso no le beneficia que Meta sea su principal valedor
Que a finales de 2021 Facebook tuviera la ocurrencia de cambiar su nombre a Meta ha sido un éxito rotundo hasta cierto punto. Al fin y al cabo, para bien y para mal muchos emparentan directamente el desarrollo del metaverso con la empresa capitaneada por Mark Zuckerberg. Sin embargo, que la que está llamada a ser la próxima gran revolución en el seno de internet vaya a ser llevada en volandas por Meta, una empresa cuya reputación dista mucho de ser intocable, sienta a muchos a cuerno quemado (y torpedea quizás su desarrollo).
3. El metaverso ha sido víctima de su propio «hype»
El metaverso se «vendió» probablemente demasiado pronto y ello terminó hastiando a sus usuarios potenciales. Allá por 2021 Meta mostró en la conferencia Connect un vídeo donde dos amigos asistían a un concierto de Jon Batiste, uno de manera presencial y otro apoyándose en los cascos de realidad virtual. De acuerdo con el vídeo, la experiencia de ambos amigos fue exactamente idéntica. La idea que Meta vendió en aquel vídeo estaba lamentablemente muy alejada de la realidad y por eso mucha gente ha terminado desencantada antes de tiempo por un metaverso que ha salido del cascarón estando aún muy «verde».
4. Hacer realidad el metaverso implica toda una plétora de desafíos
El metaverso no cobrará realmente forma hasta que alguien tenga a bien inventar una tecnología 3D hiperrealista a la que sea posible acceder mediante dispositivos bastante más ligeros que los actuales cascos de realidad virtual y cuya batería sea capaz de durar un día entero. Consciente de que los cascos de realidad virtual son una importante barrera de entrada al metaverso, Meta ya no descarta que el metaverso puede tomar la forma de una experiencia bidimensional accesible desde cualquier dispositivo, pero el nacimiento de esta tecnología no se producirá de la noche a la mañana.
5. La Web3 no está contribuyendo al despegue del metaverso
Mucha gente relaciona (con acierto) el metaverso con la Web3, pero en tanto en cuanto esta tecnología tiene vínculos muy estrechos con los NFT y las criptomonedas, que están desde hace algún tiempo en el ojo del huracán, este parentesco no beneficia en modo alguno al metaverso. Este concepto tiene suficiente enjundia para prosperar al margen de los NFT y las criptomonedas, pero el hecho de estar tan asociado con estas dos tecnologías hace un flaco favor al metaverso.
6. El metaverso es huérfano (por ahora) de «killer apps»
Nadie tiene claro cuál será la «killer app» del metaverso en los años venideros. ¿Lo serán las reuniones o acaso los conciertos virtuales? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero por lo pronto del vientre del metaverso están emergiendo sobre todo y ante todo experiencias de marca y no experiencias con potencial para cambiar la vida de las personas. El metaverso tiene aún que encontrar a su «killer app» y esta deberá ser lo suficientemente transformadora para ser merecedora realmente de tal calificativo. Entretanto, tendremos que conformarnos con los «protometaversos» nacidos a calor de esta tecnología.
El «hype» que sobrevolaba hace un año torno al metaverso se ha marchitado, pero podría florecer de nuevo. Al fin y al cabo, la computación ha mirado siempre hacia modelos inmersivos donde el mundo real y el mundo virtual se funden en un único universo. Aún es pronto para saber si el metaverso cristalizará o no en algo similar a lo que Meta tiene en mente o si será otro gigante tecnológico quien termine dando fuelle a este concepto. Quizás cuando el metaverso deje de ser una mera entelequia y eclosione, ni siquiera responderá al mismo nombre. El futuro tecnológico es en muchos sentidos inescrutable y elucubrar (por elucubrar) es en muchos sentidos una tarea desgajada de sentido.