En la actualidad, el universo de las redes sociales e Internet se ha extendido a todos los segmentos sociales. En especial, el uso de las mismas con fines comunicativos se ha normalizado a nivel global; y la plataforma Whatsapp ha resultado ser el punto de confluencia entre los diversos grupos. Así lo señala un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la Universidad La Sapienza de Roma y la Universidad LUMSA, también de Roma.
Según los expertos, existe un panorama de acusación mutua entre jóvenes y adultos por el uso inadecuado de las redes sociales en lo referente a contenidos o habilidades. «Cada colectivo considera que su forma de utilizar estas tecnologías es la más adecuada», explica Andrea Rosales, investigadora del grupo de investigación Communication Networks & Social Change (CNSC), del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC.
Por otro lado, el tópico de que un uso abusivo del smartphone nos aleja de la vida real también fue carne de cañón en la guerra de acusaciones. En este caso, además, entra en juego la importancia del contexto y quizás ciertos hábitos ligados a la cultura social de cada generación. A las personas mayores les molesta que los jóvenes usen excesivamente el móvil en lugares públicos y privados porque consideran que no desarrollan sus habilidades sociales y que no experimentan. Por su parte, los adolescentes reprochan la continua necesidad de sus padres por hacerles fotos y compartirlas en redes. «No se quejan solo de que ellos no tengan derecho a hacerles fotos, sino de perderse un momento que están viviendo juntos», señala Rosales.
Emoticonos, ¿sí o no?
Whatsapp es la plataforma que más tensiones alberga, al ser el nexo de unión entre tantas franjas generacionales. Uno de los mayores debates en torno a su uso se centra en los emoticonos. Los adolescentes se quejan de que sus padres usan demasiados emojis, aunque el estudio reconoce que los preadolescentes (de 12 a 14 años, en edad de tener su primer móvil) también los usan mucho. Esto se traduce en una necesidad de marcar una diferencia con los padres y con la versión infantil de sí mismos, y de posicionarse como la generación que mejor conoce las normas de este tipo de comunicaciones.
Lo mismo ocurre con el significado que se les atribuye a estos dibujitos. Mientras que los adolescentes manejan un reducido catálogo de significados, planos y unívocos, los adultos reinterpretan las imágenes. «Se ha popularizado una idea según la cual los emojis tienen significados unívocos, lo cual va en contra de la naturaleza de las imágenes en una sociedad diversa y multicultural», alega Rosales.
Los tipos de contenidos: inútiles o demasiado exhibicionistas
Ambos grupos también se critican por el tipo de contenido compartido. A los jóvenes les parece que las cadenas de mensajes o vídeos, las felicitaciones de Navidad o los mensajes de buenos días/buenas noches son inútiles; mientras que los adultos rechazan la publicación de tantas experiencias y fotos personales en sus cuentas.
¿Qué redes sociales son más utilizadas en cada grupo?
Los jóvenes coinciden en haber abandonado Facebook, mientras que la mayoría de adultos lo usan con frecuencia. El efecto contrario ocurre con Instagram; a los adultos no les interesa, mientras que los jóvenes sienten pasión por esta red social, no solo para compartir fotos sino para hablar por mensaje privado. En el punto intermedio está Whatsapp, por su comodidad de uso y privacidad.