Las crisis de naturaleza global y el déficit de recursos son circunstancias que dan forma inevitablemente a las vivencias de la Generación Alfa desde el primer momento en que vienen al mundo.
Están ya en boca de todos y ni siquiera han alcanzado aún la mayoría de edad. Nos referimos a los jóvenes adscritos a la Generación Alfa, que engloba a todas aquellas personas nacidas entre los años 2010 y 2025. Estamos además ante una generación completamente diferente a las inmediatamente precedentes porque se ha criado a los pechos de un mundo que poco o nada tiene que ver con el vio crecer a los millennials o a los centennials.
Las crisis de naturaleza global y el déficit de recursos son circunstancias que dan forma inevitablemente a las vivencias de la Generación Alfa desde el primer momento en que vienen al mundo.
Simultáneamente los jóvenes adscritos a la Generación Alfa disfrutan de un acceso completamente inagotable al mundo digital y su alfabetización tecnológica es la más excelsa hasta la fecha. Es precisamente en este punto donde emergen, no obstante, las dificultades. La Generación Alfa es dueña de expectativas muy elevadas y busca lógicamente mejoras para sí misma que el mundo, baqueteado por múltiples crisis, no siempre es capaz de poner a su disposición.
Internet pone al alcance de la Generación Alfa más opciones que nunca y las redes sociales brindan asimismo a los más jóvenes una magnífica plataforma para expresar sus preferencias y sus críticas en tiempo real.
Las condiciones (absolutamente excepcionales) en las que ha crecido la Generación Alfa tendrán previsiblemente un impacto de primerísimo orden en el marketing. Los más jóvenes influyen ya a día de hoy en esta disciplina porque disfrutan de muchísima influencia en las decisiones de compra de compra de sus padres.
1. Apostar por la autenticidad
Las redes sociales agasajan a las marcas con la oportunidad de construir conexiones tan profundas como auténticas con los usuarios. Sin embargo, la Generación Alfa no se le escapa una y distingue a la legua las mentiras de las marcas en las plataformas 2.0.
En este sentido, no basta con que las marcas hablen (por los codos) en las redes sociales sobre la diversidad o la sostenibilidad sino que deben vivir también en base a tales valores.
De lo contrario, la Generación Alfa no tendrá prurito alguno en endilgar la etiqueta de «fake» a las marcas, que deben comunicarse de la manera más abierta posible con los más jóvenes y hacerse eco con honestidad de sus propias omisiones en el plano comunicativo.
2. Utilizar profusamente los universos digitales
Buena parte de la Generación Alfa transcurre en universos digitales que no harán sino evolucionar y expandirse en los años venideros.
Esta circunstancia redefine por completo el concepto de realidad. En el futuro los eventos virtuales serán percibidos presumiblemente como equivalentes a los que tienen lugar en el mundo real (sin que se les eche en ningún momento en cara que pongan sobre la mesa experiencias inferiores o de menor calidad).
Las marcas deben abrazar cuanto antes las plataformas digitales de nueva hornada para ganarse el favor de la Generación Alfa y ganarse allí el estatus de pioneras.
3. Expandir los esfuerzos en el ámbito del social commerce
Todo apunta a que el futuro del comercio pasará en buena medida por el social commerce, que pegará el estirón al abrigo de plataformas virtuales como Roblox o Minecraft. En estos canales la Generación Alfa se mueve como pez en el agua, dispone de sus propios avatares virtuales, puede personalizar su ropa y emprender todo tipo de compras con criptomonedas.
Por esta razón las marcas están obligadas a zambullirse más pronto que tarde en las procelosas aguas del social shopping. De lo contrario, se arriesgan a perder el favor de la próxima generación de consumidores.
4. Promover las colaboraciones con los influencers
Para la nueva generación de compradores aquello que contempla en las redes sociales tiene un impacto de primerísimo orden en sus decisiones de compra. Y los influencers y los creadores de contenido juegan aquí un rol absolutamente crucial.
Los prescriptores son, al fin y al cabo, mayoritariamente muy jóvenes, hablan y entienden el lenguaje de los adolescentes y forjan con ellos conexiones extraordinariamente profundas.
Conviene, no obstante, hacer notar que la Generación Alfa no se limita consumir el contenido generado por los influencers. Los más jóvenes producen también contenido en las redes sociales. Ryan Kaji, de apenas 11 años, está, por ejemplo, detrás de canal para niños más exitoso de YouTube.
Los clientes son en realidad los mejores influencers que pueden llegar a tener las marcas, que deben, por lo tanto, cultivar con sumo mimo sus relaciones con ellos.