Una serie de polémicos videos, en los que se ve a perros usar un tapete con botones que, al pulsarlos, hacen sonar palabras que les permiten expresar ‘lo que piensan’ o armar palabras completas, han desatado todo un fenómeno en redes sobre la posibilidad de que los perros ‘puedan hablar’ o comunicarse usando, de alguna forma, el lenguaje de los seres humanos.
Los perros, en las imágenes, se puede ver a uno de los caninos, usando un tapete con botones, armar frases como ‘mom, love you’, o ‘cat friend’, entre otras. De hecho, bunny, uno de los protagonistas de esos videos, tiene un canal: ‘What about Bunny’, en el que se pueden ver varios ejemplos que ‘demostrarían’ que el animal puede ‘hablar’, o al menos comunicarse de una forma fluida.
Sin embargo, análisis recientes hechos por científicos y expertos han cuestionado bastante la posibilidad de que realmente ‘los perros hablen’.
En un extenso artículo publicado en ‘The Conversation’, Mélissa Berthet, doctora en biología especializada en comportamiento animal y Léo Migotti. Doctor en Ciencias Cognitivas, revelan que los animales que aparecen en el video hacen parte de un estudio realiza la empresa FluentPet, fabricante de los teclados que usan las mascotas de los videos , en asocio con la Universidad de California.
Y ese es, precisamente, el primer cuestionamiento que han hecho varios expertos sobre el fenómeno. El hecho de que quienes quieran participar en el estudio deban ‘comprar’ el teclado para poder hacer parte de él, ya sesga los resultados. Es más, sugieren que todo puede obedecer a una poderosa, y muy lucrativa. estrategia de mercadeo.
“(…)Es muy raro que los participantes en un estudio pongan dinero de su propio bolsillo para participar en un estudio, ¡suele ser lo contrario! Además, la participación de FluentPet sugiere un problemático conflicto de intereses: la empresa podría optar por quedarse solo con los resultados positivos, para vender mejor sus teclados”, dice el artículo de los expertos.
Igualmente, agrega que los videos no están validados científicamente sino que proceden de los relatos personales de los profesores. “Las grabaciones no están en bruto, sino cortadas y editadas: ¿sirve esto para eliminar lo sobrante o más bien sirve para contar una bonita historia? Tampoco sabemos cuántos de los ensayos están disponibles: es posible que los impresionantes ensayos publicados sean solo raras casualidades”, agrega el texto.
El artículo explica en detalle, desde la ciencia, múltiples sesgos que puede tener la investigación y hace énfasis en que, en realidad no es que los perros hablen, sino que existe un entrenamiento que los condiciona a hacer lo que sus amos les dictan.
“Un sesgo clásico en psicología es el efecto “clever Hans”, llamado así por un caballo famoso por su capacidad de responder a preguntas complejas golpeando el suelo con su pezuña, pero que en realidad utilizaba las señales de comportamiento de su público (por ejemplo, la inclinación de sus cabezas) para saber cuándo dejar de golpear el suelo. En los vídeos, no podemos descartar la hipótesis de que sus dueñas estén dando, intencionadamente o no, pistas sobre el “botón correcto” que deben pulsar (por la mirada, la orientación del cuerpo…). Sobre todo, porque no podemos ver lo que ocurre detrás de la cámara”, explica el texto.
En el texto, los expertos cuestionan que los animales puedan entender un idioma o, de hecho, dos: el inglés y el de la disposición de los botones en el teclado. Aseguran que se trata más de una asociación entre una acción y una consecuencia.
“Es muy posible que estas combinaciones sean secuencias fijas, aprendidas para desencadenar una respuesta específica. Por ejemplo, pueden haber aprendido que cuando pulsan ‘jugar’ y luego ‘pelota’, se juega a la pelota. Del mismo modo, cuando se pulsa un botón y se introduce una moneda en una máquina expendedora, se obtiene una lata de refresco, pero no se puede concluir que se esté hablando con la máquina”, añaden los especialistas.
Y citan el caso de los experimentos de condicionamiento con ratas, realizados por Burrhus Frederic Skinner, que logró que sus roedores supieran qué botón pulsar para conseguir comida o bebida sin saber hablar.
Al final, los científicos reconocen que si bien este tipo de tapetes con sonidos constituyen una buena herramienta para estimular la inteligencia de los perros dejan clara una conclusión: “no necesitamos trucos de marketing para comunicarnos con nuestras mascotas: muchos estudios demuestran que ya nos entendemos muy bien. Así que, ¡confía en ti mismo!”
Fuente: https://www.eltiempo.com/vida/mascotas/el-fenomeno-de-los-perros-que-hablan-584178