El coronavirus nos ha limitado nuestra libertad. Hemos tenido que sobrevivir a un confinamiento que nos ha restringido la movilidad y nos ha cautivado de nuestros seres queridos. Aunque de momento los abrazos a los que estábamos acostumbrados tampoco han vuelto, nos hemos adaptado a una nueva forma de comportamiento en el que el comercio electrónico ha sido el gran beneficiado.
Con nuevas medidas de higiene, la preocupación y percepción de la responsabilidad de las marcas es mayor que antes de la crisis sanitaria. A todo esto, hay que añadir la sensibilidad con la situación actual por parte de las empresas, que se tienen que mostrar atentas a todas las novedades para mitigar el impacto que pueda atraer un nuevo brote tanto de virus como de preocupación masiva.
Sectores como la automoción o el turismo son los que más están notando las consecuencias de esta crisis. Las flexibilidades para adquirir productos o servicios y las campañas de descuentos de estos sectores los protagoniza su oferta y su comunicación. Una situación basada en cambios de hábitos y demandas en los consumidores. Las marcas se han encontrado con una mayor necesidad de adaptar su comunicación y relación con los clientes al nuevo paradigma.
Ante esta situación, The Valley ha expuesto las 6 tendencias que marcan las estrategias de marketing post COVID-19. Porque en un paradigma de cambio y evolución, la estrategia de marketing tiene que seguir la misma línea si no se quiere quedar atrás:
– E-commerce exitoso como clave para las ventas: Las plataformas digitales actúan ahora como escaparate de los productos. El consumidor se ha dado cuenta de la comodidad de comprar por internet, por eso es necesario tener una web sencilla y adaptada a las necesidades de nuestro potencial cliente. Las pymes que aun no estaban en el mundo digital se han tenido que adaptar deprisa y corriendo, descubriendo la necesidad de crear una estrategia sólida para vender en internet.
– Storyscaping como forma de generar emociones: El conocido storytelling tiene que ir más allá. Ya no vale solo con contar historias, sino que debemos conectar con el consumidor a nivel emocional. Esta nueva técnica se basa en crear una historia que protagonicen las personas más cercanas a la marca y posibilita a los usuarios a vivir experiencias diferentes e innovadoras.
– Mensajes sensibles y emocionales sobre la nueva normalidad: La situación que vivimos es complicada, pero no podemos dejar de lado las grandes aportaciones que la pandemia ha traído consigo misma. Entre ellas está el sentimiento de solidaridad que caracterizaron las campañas en los momentos más duros del confinamiento. Todas las marcas coincidieron en su mensaje, demostrando al espectador que la situación acabaría con el apoyo conjunto, además de demostrar que una marca no solo busca vender, sino acompañar a sus clientes en su rutina diaria, especialmente en momentos tan difíciles como el que hemos vivido.
– Formato audiovisual en auge: En este confinamiento han sido las redes sociales nuestras grandes aliadas. Todas ellas compartían podcast, vídeos y hasta gifs para animarnos un poco el estado de alarma. Pero con la nueva normalidad no han desaparecido, sino que han provocado un mayor consumo de los mismos originando con ello más uso de los smartphones. Un formato que se presenta como oportunidad para las empresas, especialmente para llegar a los públicos más jóvenes.
– Los chatbots como complemento para la atención al cliente: Esta nueva herramienta es una gran oportunidad para facilitar la experiencia de usuario. Con un call center saturado en el periodo de confinamiento, esta herramienta ha sido el salvador de muchas empresas gracias a la facilidad de responder las cuestiones de sus clientes de forma rápida.
– Puntos de encuentro online para generar engagement: Aunque antes nos volcáramos al 100% en eventos masivos para interactuar con nuestros potenciales clientes, los eventos virtuales y los encuentros online han supuesto una alternativa válida que tiene un efecto parecido. Incluso en ocasiones se ha percibido como un contacto más cercano entre empresa y cliente gracias a las posibilidades que ofrece la tecnología de crear experiencias que despierten sensaciones y emociones. La creencia es que esta tendencia siga creciendo debido al abaratamiento de costes y procesos logísticos que en un evento físico no podría ni pensarse.