¿Hasta qué punto las redes sociales influyen tu vida? No es una novedad que vivimos en una sociedad expuesta, no solo a las redes sociales, sino también a las tendencias y los medios. Aspectos que influyen cada día más en nuestros gustos, o los que creemos que son nuestros gustos. Hemos creado un perfil de nosotros mismos que varía en función del público al que nos dirigimos, pues no es lo mismo comunicar en LinkedIn que en Instagram. Perfiles que también afectan a la hora de comportarnos o relacionarnos.
Lo que no solemos pensar es si toda esa presión social afecta a nuestras opiniones personales, actitudes o comportamientos. Hasta nuestra forma de expresarnos cambia en relación con la tendencia de moda. Nuestros entornos sociales habituales están llenos de perfectos desconocidos a los que queremos caer bien y mostrar el lado más positivo de nosotros mismos. El que sigue la regla y se adapta a la tendencia.
Hoy en día estamos más sobreexpuestos que nunca al resto de seres humanos gracias a las redes sociales. Las plataformas permiten compartir opiniones y comentarios sobre nosotros mismos, así como responder a perfiles ajenos. Pero a veces nuestras cuestiones llegan más allá, hasta pensar en si realmente somos la persona que intentamos aparentar en redes sociales. Es más fácil hablar para la pantalla de un teléfono móvil, sin saber quién verá tu foto o vídeo, que hacerlo en público, y por ello podemos mostrar una cara que luego nada tiene que ver con la realidad. Los expertos definen este término como «deseabilidad social».
En cuanto a la tecnología, los datos que facilitamos en las distintas plataformas suelen ser los que verdaderamente sentimos. Las respuestas y búsquedas en diferentes aplicaciones solo las vemos nosotros y somos conscientes de que nadie más tiene por qué saberlo. Google, Amazon, Spotify o Netflix saben más de nosotros mismos que algunos de nuestros amigos y familiares, pero ¿saben más de tú? ¿Conoces los límites entre tu vida social y tu vida real? La respuesta a esta brecha entre el «yo social» y el «yo real» la tiene Ballantine’s. ¿Cómo lo ha conseguido? Pues la marca ha decidido llevar a cabo un experimento psicosocial para descubrir cuanto nos conocemos a nosotros mismos.
El grupo de personas que se han sometido al experimento han tenido que enfrentarse a su «yo» digital. Las emociones varían entre la sorpresa y la incredulidad debido a que los resultados reflejan en sus comportamientos privados diferencias entre lo que piensan a la hora de responder las preguntas del entrevistador. Un experimento que deja claro que nuestra forma de ser cambia por completo sin apenas darnos cuenta.
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Desarrollo del experimento
El experimento se ha llevado a cabo durante seis meses y ha sido posible gracias a Ballantine’s y Slap Global, la aceleradora de negocios a través de la creatividad. Las dos compañías han trabajado juntas en el proceso de exploración sobre las diferencias entre lo que las personas manifestamos en un contexto social y nuestro comportamiento real, individual y psicológico.
La muestra inicial contaba con más de cincuenta candidatos, pero después de un primer filtro en el que debían superar un test psicométrico sobre personalidad y emoción, se realizaron entrevistas personales a 15 posibles participantes. El objetivo de esta acción era identificar los perfiles con mayor «deseabilidad social» hasta que finalmente fueron cuatro los candidatos elegidos.
Los participantes nunca conocieron la naturaleza del estudio y todos tuvieron que acceder a descargar y compartir los datos de uso de sus diferentes servicios online en sus dispositivos (Whatsapp, Google, Facebook, YouTube e Instagram, entre otros). Más adelante, el equipo de data analysis liderado por Victoriano Izquierdo, CEO de Graphext, una de las start up españolas más punteras en el sector de la inteligencia artificial, analizó esta data utilizando algoritmos de inteligencia artificial con el objetivo de identificar patrones de conducta de los que muchas veces no somos conscientes.
Los datos fueron relacionados con los adquiridos en la entrevista y test psicométrico. En ellos se estudiaba el temperamento, la personalidad y la regulación emocional de los candidatos. El entrevistador fue Juan Ramos-Cejudo, doctor en psicología, profesor asociado en la Universidad Camilo José Cela y fundador y CEO de la Clínica Mind Group S.L. Las entrevistas tuvieron lugar sentados frente a frente acompañados de su avatar construido en 3D a partir de la data almacenada en nuestros dispositivos.
¿Cómo influye el «yo social» a nuestro «yo real»?
El resultado se ha aglutinado en un mini-documental de seis minutos. Las preguntas y reacciones de cada persona que se enfrentó al experimento frente a su «yo privado» han quedado guardadas para la posteridad y así no olvidarnos que nuestros perfiles en redes sociales, a veces, alteran la realidad de nuestra propia personalidad.
Las conclusiones confirman la hipótesis de partida, por la que se empezó este experimento: la «deseabilidad social» en nuestro mundo actual es especialmente influyente en nuestro comportamiento y actitud. Se ha convertido en un fenómeno medible con test psicométricos orientados a conocer nuestro nivel de dependencia por lo que los demás pueden pensar de nosotros. Además, llegamos a modificar y alterar nuestro comportamiento en ámbitos sociales en lugar de actuar como lo haríamos en privado.
Nuestro objetivo interno, aunque desconocido para nosotros es que buscamos gustar y sobre todo encajar en el entorno que nos rodea. Queremos ser una pequeña parte de un trozo más grande, sin sobresalir demasiado, para que nuestro perfil no se vea comparado con el resto de las personas que se muestran como nosotros. Nos aterra la idea de lo diferente y sin darnos cuenta perdemos las características esenciales que nos definen como la persona que realmente somos. La autenticidad empieza a brillar por su ausencia, pero esta es una realidad que no queremos escuchar.
Juan Ramos-Cejudo y Victoriano izquierdo, los expertos en psicología y data science que han coordinado el experimento, han contado todos los detalles y el proceso en un segundo capítulo del mini-documental llamado «Yo y Mi Otro Yo: Detrás de cámaras«. Allí se comentará el cómo hubo que realizar la muestra e interpretar los datos, además de construir el avatar de cada persona para enfrentarla a sí misma.
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