En un futuro no muy lejano podremos cortar amarras con los ordenadores y en los smartphones para utilizar interfaces de usuario mucho más sofisticadas que estarán gobernadas (parece de manera absolutamente impepinable) por la ubicua inteligencia artificial (IA).
La interfaz gráfica de usuario, inaugurada en su día por los ordenadores personales, ya supuso una revolución de primerísima magnitud en la industria tecnológica. Y después entraron en escena los teléfonos inteligentes para ponerlo de nuevo todo patas arriba.
Sin embargo, actualmente estamos a las puertas de un cambio de paradigma y ese cambio de paradigma lleva inevitablemente la rúbrica de la IA. La interfaz gráfica de usuario que se abre paso actualmente en los ordenadores y en los smartphones serán remplazada por algo totalmente nuevo que tomará presumiblemente la forma de un asistente de IA.
La ejecución de esta idea varía, no obstante, ostensiblemente de un «player» a otro (en función de quien decide llevarla a la práctica).
Están, por ejemplo, Microsoft Copilot y Google Gemini, que amalgamaron inicialmente varias funciones de IA en un software ya existente para luego metamorfosearse en asistentes más o menos independientes.
Lo que está claro es que en el último año han tenido lugar avances de gigante en la arena de la IA y esos avances apuntan al óbito (más o menos inminente) de los ordenadores y los teléfonos inteligentes.
Mientras algunas empresas (Humane y Rabbit, por ejemplo) están trabajando en dispositivos que nacen con el ánimo de reemplazar por completo al smartphone, otras compañías (Microsoft y OpenAI, entre otras) tienen entre manos un revolucionario software que echa anclas en dispositivos ya existentes. Hablamos del denominado «software agent».
Quien diseñe la interfaz de usuario del futuro ganará una importante batalla en la guerra de la IA
OpenAI, la matriz de ChatGPT, estaría asimismo afanada en un proyecto cuyo eje central sería la creación de un dispositivo destinado a reemplazar a los ordenadores y los smarpthones. Sin embargo, este proyecto, en el que estaría involucrado también el exjefe de diseño de Apple Jony Ive, tardaría aún bastante tiempo en salir del cascarón.
En este sentido, mucho antes de que OpenAI lance eventualmente algún producto de hardware, veremos en funcionamiento el denominado «software agent». La idea por la que se rige este sistema es que los ordenadores y los smartphones pasan a ser controlados por la IA y no tanto por el usuario. El «software agent» proyectado por OpenAI será capaz de ejecutar apps, hacer clic de manera autónoma en botones e introducir texto para comprar, por ejemplo, un billete de avión para el usuario. Hablamos, por ende, de un «superasistente» capaz de dar sopas con honda a Siri, Alexa y compañía.
El «software agent» que tienen en el horno OpenAI y otras empresas tecnológicas funcionaría como una suerte de puente entre la interfaz gráfica de usuario que utilizamos actualmente en los ordenadores y en los smartphones y la interfaz emancipada de toda clase de hardware que verá previsiblemente la luz en el futuro.
De la mano de los «superasistentes» en los que trabajan actualmente OpenAI y compañía, las grandes empresas tecnológicas aspiran a integrar la IA (con aún más vehemencia y profundidad) en la vida cotidiana de las personas.
La batalla se presume, no obstante, extraordinariamente feroz y se desconoce a día de hoy qué concepto terminará prevaleciendo. ¿Estaremos en el futuro a merced de interfaces de usuario eminentemente visuales o serán más bien de naturaleza acústica? ¿Estamos acaso a las puertas de algo radicalmente diferente que nuestra mente ni siquiera osa imaginar?
Sea como sea el concepto que termine imponiéndose en el mercado, la empresa que lo firme ganará una importantísima batalla en la guerra de la IA y definirá cómo será la interfaz de usuario del futuro, lo cual se traducirá a la postre en un ecosistema totalmente nuevo y regido por normas radicalmente distintas de las preexistentes.
Fuente: https://www.marketingdirecto.com/digital-general/digital/ordenadores-smartphones-mueren-larga-vida-ia