Los avances en las últimas décadas en aspectos tecnológicos, procesos globales e integración comercial, ha obligado a las organizaciones a mejorar constantemente en sus áreas funcionales, con el fin de sostenerse en un mercado con competidores y consumidores cada vez más exigentes e interconectados. El entorno global se unifica con un ritmo acelerado e irreversible, obligando a las empresas a crear valor en sus procesos y productos ya que de esta forma alcanzaran un nivel competitivo significativo para afrontar los retos de la dinámica global.
La internacionalización de las empresas se convierte en el más firme derrotero para la evolución continua en los procesos y productos, alcanzando el valor agregado que el mercado exige. La internacionalización es más que poner un producto en un mercado internacional; es enfocar todos los recursos (humanos, financieros, productivos, logísticos, entre otros) de la empresa en la penetración y sostenibilidad a largo plazo de un bien o servicio en el mercado extranjero; como resultado de un conjunto de estrategias fundamentadas en los objetivos organizacionales.
El enfoque internacional tiene una dimensión mayor en la evaluación de los factores externos que pueden ser contundentes a la hora de comunicar, o crear estrategias directas que permitan que dicho producto se convierta en una opción global. La sociedad empujada normalmente por fuerzas políticas, económicas, culturales y tecnológicas, es siempre diversa y diferente en cada zona geográfica del mundo. Por lo tanto, saber que aquellas diferencias existen y hacen parte del consumidor llevan a una alta complejidad de información, análisis y creatividad; acarreando a las organizaciones a la innovación en su servicio, en las características del producto, y en los sistemas que efectúan para llegar como forasteros a otro mercado fuera del país de origen y tener un alto nivel de competencia.
Finalmente, las etapas fundamentales para entender el proceso internacional de una empresa, podría resumirse en tres: Inicio, desarrollo y consolidación. (i) En un inicio, la organización tiene una exportación simple en otro lugar del mundo o de manera indirecta. Luego está (ii) el desarrollo, que implica efectuar estrategias que permitan penetrar el mercado internacional, donde una serie de actividades y alianzas puedan generar mayores beneficios. Y por último, está (iii) la consolidación; una etapa donde la empresa aparte de exportar, tener alianzas y crear estrategias, hace inversiones y adquisiciones en dicho mercado que le permitirán ampliar el lenguaje, la perspectiva y la visión global.
Pero no siempre un producto logra competir en el mercado internacional; los factores son diversos para ser exitoso en una aldea global donde estará siempre limitado a las condiciones de vida que tienen las personas, la competencia y los procesos gubernamentales que allí se establecen.