Los marketeros corren el riesgo de quedarse compuestos y sin trabajo si se toman a la ligera las resoluciones de año nuevo.
Los propósitos de año nuevo están inevitablemente a la orden del día en enero, aunque a finales de mes quedan a menudo sepultados en el olvido (y reducidos a meras cenizas). Aunque en el plano meramente personal dinamitar las resoluciones de año nuevo que con tantísimo afán nos marcamos a principios de enero no tiene demasiadas consecuencias (más allá de magullar nuestro orgullo), hacer trizas tales propósitos en nuestra faceta profesional es mucho más grave (y casi imperdonable).
Que se lo digan, si no, a quienes se dedican profesionalmente al marketing, que se arriesgan a quedarse compuestos y sin trabajo si se toman a la ligera las resoluciones de año nuevo. En un artículo para Horizont Jason Modemann propone a los marketeros hacer suyos (para cumplir a rajatabla) estos 4 propósitos:
1. Tomarse en serio (ahora sí) la construcción de comunidades
En el último año ha quedado claro que las marcas que no disfrutan de una conexión suficientemente sólida con su comunidad están abocadas al fracaso. Razón de más, por lo tanto, para que los marketeros conviertan el «community building» en su principal resolución de cara al año que acaba de comenzar.
Las comunidades las integran no solo los clientes que repiten con una determinada marca sino también los «haters», los fans, los creadores de contenido y todos aquellos que están de alguna manera involucrados con la marca en cuestión.
Para dar fuelle a la construcción de comunidades los marketeros deben apostar por la comunicación proactiva, la transparencia, la organización de eventos, las ofertas especiales y la escucha activa del «feedback» proporcionado por el cliente. Y para ello deben invertir necesariamente en personal, en tiempo y en recursos.
La construcción de comunidades no es en modo alguno baladí y en 2023 los marketeros deberán tomársela (por fin) en serio.
2. Un equipo fuerte es sinónimo de una compañía fuerte
Es algo que se pasa a menudo por alto, pero lo más valioso que tiene una marca a su vera son sus empleados. En este sentido, atraer y retener el talento adecuado debería ser este año una prioridad de primer orden para todas las marcas.
Para levantar los cimientos de equipo fuerte, las empresas necesitan apoyarse en un buen liderazgo, en la transparencia y en la comunicación activa.
Las claves para que las empresas puedan efectivamente rodearse del mejor talento son:
- Recabar el «feedback» del equipo (tanto de manera personal como anónima).
- Procurar a los empleados un «feedback» y no escatimar en elogios (que son no solo muy motivadores sino que se traducen también a la larga en más mejoras).
- Agasajar a la plantilla con los beneficios que más se adecúan a sus necesidades.
- Brindar a los trabajadores la flexibilidad que necesitan.
3. Dar un uso realmente diferenciado a cada red social
Muchos marketeros se aproximan a las redes sociales como una suerte de masa informe en la que cualquier contenido es susceptible de ser reciclado en otras plataformas (como si cada una de ellas no fuera dueña de sus propios algoritmos, desafíos y grupos de público objetivo).
En 2023 los marketeros deberían tomarse la molestia de utilizar las redes sociales como plataformas independientes y nutrirlas con contenido ajustado realmente a sus peculiaridades y a la manera en que el usuario interactúa en sus dominios.
Las marcas deberán además asegurarse de tener permanentemente la mirada puesta en las innovaciones que emergen de manera constante en las redes sociales.
4. Un vídeo dice más que mil palabras
Si una imagen vale más que mil palabras, un vídeo dice probablemente más que un millón de palabras. En 2023 el «storytelling» se refugiará sobre todo y ante todo en los brazos del vídeo y no tanto de la imagen.
Por eso, y aun cuando es más complejo, el vídeo tiene hoy por hoy más valor estratégico que la imagen fija desde el punto de vista del marketing y la comunicación.
Para sacar el máximo partido al vídeo en 2023, las marcas deberían hacer suyas estas claves:
- No hace falta invertir miles de euros en cámaras de última generación para generar contenido en formato vídeo. Un teléfono móvil, un micrófono y algún foco bastan para empezar.
- Revestir a la marca de cierto carácter. Quienes ejercen de portavoces de una marca en los vídeos que esta produce deben desplegar un comportamiento verdaderamente auténtico frente a la cámara y no fingir.
- Planificar con antelación los días de filmación para no estar a merced de la espontaneidad (que no siempre es la mejor aliada a la hora de producir vídeos).
- Dar forma a la visión de la marca apoyándose en las historias de los empleados de la compañía (y también de sus directivos).