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A veces cuando se tiene tiempo no se sabe que hacer con él. estamos tan acostumbrado a estar ocupados, cumpliendo compromisos, haciendo trabajos, cumpliendo horarios, que de pronto, cuando te sacan de ese medio te sientes como pez fuera del agua. Claro hay muchas cosas que hacer, tantas cosas postergadas esperando a tener tiempo, que uno quisiera hacerlas todas al tiempo. yo ahora mismo, me estoy leyendo tres libros al tiempo, con una lista de libros pendientes; me he visto unas cuantas películas de la lista que tengo aguardando y que decir de las series de Netflix, donde cuando te enganchas, te enganchas y se puede ir toda una tarde y gran parte de la noche entre episodios y temporadas. Claro, que como estas en la casa, no te puedes sustraer a ayudar con el oficio: hay que organizar el closet, limpiar el polvo y ordenar la biblioteca. botar papeles que ya no sirven, barrer trapear, sacar a pasear al perro, y la ineludible lavada de la loza. Si queda tiempo y hay que sacarlo, se debe hacer ejercicio, cualquier cosa se vale, desde brincar, saltar, hacer lagartijas o abdominales, algo que te motive a sudar y sientas la necesidad de bañarte. yo confieso hay días en que he pasado de largo por la ducha. algunas veces me baño al revés. bueno, mejor aclaro, porque se puede prestar a confusión. digo que me baño al revés, porque antes me bañaba para salir de la casa. ahora me estoy bañando cuando llego de la calle. Me empeloto en la puerta del apartamento, meto la ropa en un balde con agua y jabón y a los zapatos les rocío la suela con alcohol. las manos me las limpio con alcohol glicerinado, al igual que las cosas que llevo en los bolsillos como la billetera, las llaves y el teléfono celular. Es todo un ritual y después sigue el baño con agua y jabón antes de considerarme limpio del coronavirus.