La adolescencia es una de las etapas más especiales de la vida, sin embargo, no solo se queda en esto, pues también se considera como esa época de cristal, un período de sensibilidad e inestabilidad, donde los adolescentes experimentan diversos cambios físicos y emocionales debido al desarrollo de las hormonas.
Muchos padres tienen una percepción equivocada sobre la etapa adolescente, pero claramente es entendible, ya que a ninguna persona le ofrecen un manual de instrucciones a la hora de comenzar la travesía de la paternidad. Es ahí cuando los psicólogos tienen su papel en la vida de la familia.
Aunque muchos piensen que “los psicólogos son para los locos”, esta rama ayuda inmensamente al desarrollo óptimo de cada persona, sin dejar atrás a los adolescentes, por lo que existe algo llamado la psicología de la adolescencia, quien se basa plenamente en este punto, ayudando a los adolescentes y a los padres a transitar con mayor facilidad este tren a lo desconocido.
¿En qué edades está comprendida la adolescencia?
La adolescencia viene dada por el proceso de convertirse de niño a adulto, en donde la idea es adaptarse a la sociedad, mostrando cada personalidad ya identificada. Esta etapa comienza aproximadamente a mediados de los 12 años de edad hasta los 18 u 20, todo depende de qué casos lleguen a darse, pues existen dos clasificaciones que dividen básicamente los períodos.
- Adolescencia temprana: donde lo que más destaca son los cambios en el cuerpo del joven. Además, es normal que exista un interés a lo que sucede en sí mismos y comiencen a querer experimentar ciertas acciones y maneras de comportarse.
- Adolescencia tardía: ya en este momento todo avanza, tantos los cambios físicos, como los intereses por ser adulto rápido. El adolescente se inclina, por las hormonas, ha querer tener relaciones románticas y sexuales.
Importancia de la psicología de la adolescencia
Cuando una persona está pasando por un proceso, sea cuál sea la edad de la misma, siempre busca la manera de ser entendido y de conocer las pautas que necesita para afrontarlo correctamente. De la misma manera son los adolescentes. Ellos pasan por etapas de desarrollo desconocidas, las cuales traen consigo consecuencia en los comportamientos, la manera de pensar, faltas de su concentración, cambios emocionales; he aquí cuando los problemas comienzan a tomar cabida y surgen velozmente, pareciendo no haber ninguna explicación.
Cuando los padres se enfrentan a esto, lo más probable es que no sepan cómo tratarlo, por lo cual lo más recomendable es asistir al psicólogo, donde los profesionales serán un apoyo para la superación de estos años de cambios e irregularidades. Si en algunos casos no se llegasen a tratar estas situaciones, pueden empezar a nacer raíces que traerán frutos problemáticos para el resto de la vida.
Patologías que trata la psicología de la adolescencia
Las situaciones que pueden ocurrir en esta etapa son muy diversas, pero cada una ha sido estudiada anteriormente, por lo que la preocupación deberá desaparecer. La psicología de la adolescencia es capaz de tratar las siguientes patologías:
- Problemas de autoestima, considerada como la más frecuente, de hecho, el 89% de los adolescentes suelen verse afectados.
- La depresión, quien es un tema delicado, no es juego, pues si no es tratada con tiempo, las consecuencias pueden ser mayores.
- Puede verse como una emoción momentánea, la ansiedad; pero si no se controla se convierte en un tema fuerte de resolver.
- Dificultades de comunicación.
- Cambios en los comportamientos.
- El afrontamiento de ciertos casos que dejaron algún trauma.
- Problemas alimenticios.
- El luto.
Ideas erróneas de los padres sobre los adolescentes
Es importante este punto, pues la mayoría de los padres no ve a la adolescencia como realmente es, generando más problemas para el adolescente.
- Pensar que como ya el niño no da muestras de cariño y se aleja cada vez más, significa que no quiere a los padres.
- Ver las desobediencias como una rebeldía individual de la persona, como una forma de ya no ver a los padres como autoridad.
- Mantener a los adolescentes cautivados, por el miedo a que no se adapten bien al ala sociedad.
- Desvalorar su papel de padres, al ver los cambios emocionales de los hijos.