Después de un año de importantes aprendizajes, retos y construcción conjunta de conocimientos, llega el cierre de un ciclo. Termina mi acompañamiento a un proyecto que, a pesar de la lejanía, caminé, recorrí y disfruté.
Desde la distancia de la virtualidad y de otra ciudad fui partícipe de los esfuerzos para fortalecer las capacidades de investigación en Lenguas Nativas del Vaupés. Acompañé con palabras y análisis estos procesos. Procesos plenos de vida, de conocimientos compartidos y de experiencias que permanecen en el corazón de las comunidades y de quienes les acompañamos.

Diciembre de 2023. Wacará, Mitú. Foto tomada por el equipo del proyecto durante salida de campo.
De más está decir que quedan un sinfín de bellas memorias, de reflexiones, de retos…
De cosas que podrían mejorar, que hubieran podido ser distintas. Pero que, al final fueron, y dejaron múltiples oportunidades, enseñanzas y nuevas vías para el conocimiento y la acción.
Uno de los aprendizajes más valiosos que me llevo es la certeza de que el trabajo colaborativo siempre serán una mejor alternativa. El conocimiento llega más lejos cuando se construye entre muchas manos, mentes y voluntades juntas, puestas en acción, trabajando por un objetivo en común.
En el caso de este proyecto, fueron muchas las manos, las mentes, los saberes y las ideas que se pusieron en marcha para hacer del fortalecimiento cultural, y por supuesto, lingüístico, una realidad.

Diciembre de 2023. Wacará, Mitú. Foto tomada por el equipo del proyecto durante salida de campo.
Como buena romántica que soy, me gusta pensar que de las cosas más bellas del proyecto fue la participación activa de las comunidades en sus propios procesos de fortalecimiento. Que, en cada taller, socialización, evento de apropiación social del conocimiento, charla, compartir…Las comunidades estuvieron prestas, atentas y disponibles para articular y dinamizar sus necesidades, saberes, demandas y extenderlas más allá: al corazón y al día a día de sus comunidades.

Septiembre de 2023. Yacayacá, Mitú. Foto tomada por el equipo del proyecto durante una socialización en comunidad.
La distancia física —y otras distancias— me impidieron estar en muchos momentos que me hubiera gustado hacer parte. Pero no me hicieron perderme de lo esencial: contribuir en el proceso de apropiación social del conocimiento.
Espero, entonces, haber sido, de alguna manera:
Puente, tejedora, mediadora.
Espero que mis palabras de una, o de muchas maneras, hayan acompañado y potenciado los procesos en los que no estuve presente. Pero más importante aún, espero que mis palabras hayan contribuido al propósito de largo aliento del proyecto:
Fortalecer las capacidades locales de investigación y desarrollo de las lenguas nativas existentes y en peligro de extinción del Vaupés.
Y que los esfuerzos adelantados para ese fin, en ese camino, sigan creciendo y brotando día a día.
A mí solo me queda gratitud, memorias y muchos aprendizajes para guardar, para contar y para seguir expandiendo.
¿Y a ti? ¿Qué te queda de esta experiencia?

Febrero de 2024. Universidad ICESI, Cali. Foto tomada por el equipo del proyecto durante encuentro con estudiantes Maorís de la Universidad de Waikato.