20/02/2024

El sabor del sirindango es muy sorpresivo en el paladar. Al introducirlo a la boca se encuentra uno con un sabor desconocido, parco, pero a la vez intenso. Su textura no es arenosa sino carnosa. Al final cuando ya se ha pasado el bocado, deja una leve sensación de amargura, que se va acentuando mientras más se va comiendo. Mientras se tiene en la boca tiene un leve dulzor, pero no tan fuerte como para decir que es dulce, y se siente lo sutil y suficientemente salado como para decir que es de este reino. La combinación de estos tres sabores hacen que sea un sabor bastante único, que quizás si se consume con frecuencia se va volviendo muy familiar y hasta nostálgico porque solo se encuentra ahí. La pepa le da un tono astringente, y el sabor que produce por momentos lo asocio con el del cardamomo. Quizás es la pepa la que le imprime un sabor perfumado que se acompasa con un sabor suave de madera.

El sabor del Sirindango es tan único, que no sé puede describir la suavidad de textura que contiene, a la vez es tan tierno, tan dulce, que quienes lo prueban se pierden en la contextura natural. Es tan único que en los territorios ancestrales aún pervive como un alimento natural, que nos alimenta, nos guíe, nos protege como algo precioso y valioso. Tal vez la combinación que se tiene con la pulpa (carne natural) y las pepas lleve a un sabor indescriptible (MACJ)

Gracias por acompañarnos en este recorrido sensorial a través del sabor del sirindango. Esperamos que esta entrada haya despertado su curiosidad sobre las riquezas que la naturaleza ofrece y su conexión con nuestras tradiciones. Pero la historia no termina aquí. Les invitamos a seguir explorando nuestro blog para descubrir los fundamentos del tejido que han surgido de este proyecto y cómo nuestras comunidades están forjando caminos hacia un futuro sostenible. Haz click aquí para leer sobre “Los Fundamentos del Tejido: Forjando Caminos”. ¡Hasta la próxima!

Sabor del sirindango 😋🍗🌱 – Diana Rosas Riaño

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