Palabras clave: sabiduría ancestral, Resguardo de Condagua, María Ernestina Garreta Chindoy, Sirindango, Renealmia Alpinia, conservación ecológica, técnicas de cultivo, desafíos ambientales, ley 9993, sostenibilidad, investigación científica, empoderamiento comunitario, desarrollo sostenible, conocimiento ancestral, ecosistemas, rotación de cultivos.

Este encuentro celebrado remotamente el 21 de febrero, fue guiado por la presencia ilustre de María Ernestina Garreta Chindoy, una mujer cuyo nombre resuena con el eco de la tradición y el peso de la responsabilidad que se le ha depositado como líder en su entorno. Diana Rosas, la dinamizadora de la reunión, daba inicio al seminario con una breve introducción. El propósito era claro: conectar los puntos entre los conocimientos ancestrales de la semilla del Sirindango, -la planta que nos ha movilizado durante esta investigación por su vital importancia para la comunidad-. Pero, sin dejar de lado la vibrante historia del Resguardo Inga de Condagua.

María Ernestina Garreta Chindoy, exgobernadora en 2013 y actual líder del resguardo nos estuvo acompañando. Con su presencia, nos inspita respeto y expectativa. Abogada de formación, con una magistral en Gestión Ambiental y un doctorado en Ciencia, Ecología y Desarrollo Sostenible, Garreta Chindoy no solo es un faro de conocimiento tradicional, sino también una experta en la intersección entre la ley y la naturaleza. El tema del seminario que nos convocaba era el conocimiento y manejo del territorio. Este desplegó como un tapiz en el que se entrelazaban las fibras de la tradición y los desafíos modernos. Garreta Chindoy relató con voz firme y apasionada cómo el pueblo Inga ha defendido su territorio a lo largo de los años frente a las inclemencias del avance tecnológico y la explotación minera. Las leyes, como la Ley 9993, prometen una protección teórica, pero en la práctica, los desafíos persisten sin resolverse.

Los proyectos hidroeléctricos, la construcción de carreteras y las minas de Libero Cobre han sido intrusiones dolorosas que han quebrantado el tejido de la vida comunitaria. La pérdida de los saberes ancestrales y el desplazamiento forzado por estas actividades han marcado una época de lucha constante. A pesar de estos retos, la comunidad Inga no se ha rendido. Garreta Chindoy compartió los esfuerzos actuales para fortalecer el Sistema de Gobierno Propio y la Gobernanza Territorial Ambiental. Este proyecto es un intento de revitalizar las formas de vida ancestrales con el apoyo de sabedores, abuelas y guías espirituales. La educación temprana en el hogar, los recorridos por el territorio y la identificación de plantas y sitios sagrados son parte de un esfuerzo por mantener viva la sabiduría heredada.

En tiempos pasados, el pueblo Inga practicaba un manejo respetuoso del territorio, basado en la rotación de cultivos y el descanso del suelo, un método que denominaban “círculo de conservación”. Este conocimiento se enraiza en un calendario ecológico ancestral que dictaba los tiempos de caza, pesca, recolección y siembra. La conversación se volvió más técnica cuando Carolina Orozco, ingeniera química, preguntó sobre la investigación del suelo. Garreta Chindoy explicó que la comunidad practica una siembra rotativa, dejando descansar la tierra después de cada cosecha para su recuperación orgánica. La siembra del Sirindango, a menudo facilitada por las aves, se enfrenta a desafíos debido a la falta de estudios sobre la calidad del suelo. La gobernadora también reveló un proyecto muy prometedor: el Centro de Investigación de Conocimientos Tradicionales del Putumayo. Este centro, aún en construcción, busca transformar productos locales y generar empleo, contribuyendo al desarrollo económico y la preservación cultural de la comunidad.

El seminario concluyó con una invitación abierta a nuestras investigadoras: visitar el territorio, solidarizarse con las formas de vida y colaborar en la inclusión de los conocimientos ancestrales en los planes de vida futuros. Garreta Chindoy nos recordó que el viaje no termina en el aula; es un camino compartido hacia el entendimiento mutuo y el respeto por las formas de vida que han perdurado a través del tiempo. Este seminario no solo fue una ventana al pasado y al presente del pueblo Inga de Condagua, sino también una llamada a la acción para proteger y valorar los conocimientos que nos conectan con la tierra y nos enseñan a vivir en armonía con ella. La resistencia y la resiliencia de los Inga son un testimonio de la fuerza del conocimiento ancestral frente a los desafíos modernos.

Queridos lectores, gracias por regresar a nuestro rincón de reflexiones y descubrimientos en el blog de Semillas de Paz. Hoy les invitamos a sumergirse en un relato fascinante sobre el reciente seminario celebrado el 21 de febrero, donde la sabiduría ancestral y los desafíos contemporáneos se entrelazaron en un diálogo profundo. Tuvimos el honor de recibir a María Ernestina Garreta Chindoy, una destacada líder del Resguardo Inga de Condagua, quien compartió con nosotros una visión integral sobre el conocimiento y manejo del territorio. Este encuentro nos brindó una perspectiva única sobre cómo la comunidad Inga preserva sus prácticas ancestrales a pesar de las adversidades impuestas por la modernidad y la explotación.

Agradecemos su compañía en esta travesía de entendimiento y les invitamos a regresar a nuestro blog para explorar más sobre la riqueza cultural y los esfuerzos de conservación que compartimos. Manténganse atentos a nuestras próximas entradas, donde continuaremos tejiendo historias de resistencia, tradición y esperanza. ¡Muchas gracias! ¡Nos vemos pronto!

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