Palabras Clave: Sirindango, Renealmia Alpinia, Orquídeas: Mujeres en la Ciencia, Transformación de la Materia, Conocimiento Ancestral, Innovación Científica, Artesanías, Laboratorio de Química, Asociación Iuiai Wasi, Intercambio de Saberes, Análisis Químico, Minerales, Propiedades Nutricionales, Espectrometría de Masas, Química de Alimentos
Bienvenidos a un nuevo capítulo de nuestro viaje en el proyecto Semillas de Paz. Hoy les traigo un relato de la experiencia etnográfica de la profe Daniella Castellanos en esta serie sobre nuestra segunda salida de campo, donde el laboratorio de química de la Universidad Icesi se convirtió en un espacio de experimentación y aprendizaje colectivo, un lugar donde el conocimiento ancestral de nuestras artesanas se entrelazó con la ciencia para dar vida a nuevas posibilidades. Esta es la primera entrada de varias, donde intentamos poner en su conocimiento las diferentes perspectivas de todas las personas que estuvieron presentes durante las experiencias de intercambio de conocimientos en los laboratorios de la universidad. Esta entrada irá acompañada de la experiencia de las asociadas de Iuiai Wasi, de la profesora Diana Rosas, de la profesora Julieth Abadía y del asistente del proyecto Sergio Pascuaza.
Sin más preámbulo, comencemos.
La visita al laboratorio empezó con un reconocimiento de los elementos que a modo de herramientas usaríamos en las prácticas diseñadas por Carolina y Yulieth. Seneida se muestra como la más conocedora, reconoce muchos de los implementos, para sorpresa de Yulieth, y nos cuenta que su familiaridad con este tipo de espacios, como el del laboratorio, los utensilios y procesos, le viene porque hizo un curso con el Sena de destilación de plantas y desde entonces algo de estos experimentos ha llevado a cabo en su casa (de hecho en nuestra primera visita a campo nos dio de su aceite de citronela y vimos sus plantaciones de citronela en la chagra de su abuela). Además de sus conocimientos experimentales y seguridad introduciendo a las demás en un espacio que puede ser intimidante, a mi me llama la atención el bastón de guardia que deja colgado en los lockers donde todas ponemos nuestras cosas como relojes, maletas, y demás.
En el laboratorio debemos vestir bata, gorro, guantes, no podemos comer. Hay que tener precaución con los utensilios que son de vidrio, con las sustancias que nos pueden quemar si caen sobre nuestra piel, con las balanzas y hornillas porque además de costosas y delicadas, algunas de estas se calientan demasiado y nos pueden quemar. También debemos proteger los ojos con gafas, ya que los vapores que emanan de ciertos procesos los pueden irritar y ni que decir de evitar estar oliendo todo o, al menos, no desde tan cerca.
Todas tenemos libreta y algunas de nosotras nos aprestamos a anotar, incluso Seneida que en varias ocasiones ha dicho que lo de ella no es la escritura, pero toma nota sobre todo de las proporciones y los ingredientes, que a modo de receta nos dan las profes para hacer jabón de sirindango, el primer experimento.
En mi libreta emergen palabras como “probeta”, “beaker”, “pipeta”, “pera”, “balón de fondo plano”, que se van acompañado con escuetos dibujos para que sea más fácil recocer estas herramientas. No soy buena dibujante así que los abandono rápido. Como para casi todas las demás, es mi primera vez en el laboratorio de química de la Icesi, mi atención está dispersa entre la novedad de un espacio así con toda su materialidad, la observación hacia cómo las compañeras inga se sienten e interactúan y cómo lo hacen las “científicas”.
La introducción a los protocolos en el laboratorio se mezcla con conversaciones animadas sobre la planta e imaginaciones de lo que podemos hacer con ella. Aceite al parecer no será (Seneida que quiere ir más rápido de lo que vamos, hace saltar la conversación, pregunta sobre el aceite que se puede obtener con la semilla del sirindango, a lo que Yulieth responde que la cantidad del aceite en la semilla es muy poca “una, en un millón”). La tinta es “inestable”, también se nos dice. Anoto entre comillas “espíritu de la planta” para recordar el comentario de Seneida sobre como se debe preservar este espíritu en el proceso, haciendo una oposición entre lo artesanal y tecnológico. Su comentario me recordó lo que ya había expresado en nuestra primera visita a Condagua, cuando en la reunión de presentación del proyecto, se mostró primero desconfiada ante proyectos como este que trabajan con plantas que son sagradas y que benefician a gente externa a la comunidad. Ese día habló sobre como ciertos procesos pueden hacer perder el espíritu y vida de la planta. Ahora volvía a retomarlo.
Yulieth reconoce el saber de Seneida y entre ellas dos rápidamente se gesta una conversación fluida en la que intercambian algunos experimentos y resultados que han obtenido, la primera en casa o el laboratorio de la universidad, y la segunda en la cocina de su casa en Mocoa o en el resguardo. Yulieth, nos habla de sus orígenes campesinos y de los conocimientos botánicos de su abuelo que eran también empíricos. Entre lo que nos comparte están además recetas caseras de ungüentos y cremas para el dolor o antiarrugas, “secretos” de la sabiduría popular que las compañeras inga también validan. Me sorprenden estos intercambios en los que las experiencias de ambas y luego de las demás mujeres inga que también saben de plantas como Ana, se reconocen. Yulieth repite varias veces que ellas, refiriéndose a las indígenas, saben mucho de plantas. Pronto, ellas escuchan a Yulieth porque también sabe de plantas.
Jabón, shampoo, labial de sirindango son las pruebas que hacemos en nuestra primera visita al laboratorio. También se destila eucalipto, por pedido de Seneida. En estas pruebas el tinte que se obtiene de la cáscara machacándola en un mortero de porcelana es crucial.
Con estas reflexiones y aprendizajes en mente, cerramos por hoy nuestra exploración. Les invitamos a seguir acompañándonos en este camino, donde cada paso nos acerca más al fascinante mundo de la ciencia y las tradiciones. ¡Nos vemos en las próximas entradas con las experiencias de los demás aventureros de este proyecto!