Palabras Clave: Orquídeas: Mujeres en la Ciencia, Renealmia alpinia, Sirindango, Asociación de mujeres artesanas Iuiai Wasi, Innovación, Conocimiento ancestral indígena, Ingeniería química, Productos innovadores, Pueblo Inga, Universidad Icesi, Reciprocidad científica.
Hola queridos lectores. Bienvenidos nuevamente al blog de Semillas de Paz, donde seguimos compartiendo con ustedes los avances y experiencias de nuestro emocionante proyecto para la iniciativa Orquídeas: Mujeres en la Ciencia 2024″. En esta ocasión, les traemos una actualización llena de actividades, aprendizajes y hermosos momentos vividos durante la segunda semana de mayo, que será recordada por todos los que han contribuido a este proyecto.
La segunda semana de mayo quedará en el recuerdo conjunto de todos los que han sumado sus esfuerzos para participar en el proyecto Semillas de Paz, que ha sido posible gracias a la iniciativa Orquídeas: Mujeres en la Ciencia 2024 de MinCiencias. Con la llegada del grupo de cuatro representantes de Iuiai Wasi —María Aleidy Chindoy, joven investigadora; Seneida Viveros; Ana Tulia Miticanoy; y Mónica Papamija— se puso en marcha la agenda alcanzar dos de los objetivos principales que se tiene para este proyecto: documentar el proceso de producción y uso de la semilla por parte de la asociación de mujeres, y contrastar las posibilidades de intercambio y reciprocidad entre el conocimiento indígena y el conocimiento científico en torno a la búsqueda de valor agregado de planta sirindango.
Para esto, las representantes trajeron frutos y hojas de la reciente y anual cosecha de sirindango, lo que permitió realizar diversas actividades para idear la creación de un nuevo producto innovador a partir de esta planta. Se desarrollaron varias actividades con la ayuda de las profesoras Carolina Orozco Donneys y Julieth Abadía López, quienes aportaron sus conocimientos en ingeniería química para facilitar un diálogo entre la experiencia de la asociación y las potencialidades de las prácticas de laboratorio.
Así, también se trabajó para continuar con el segundo objetivo del proyecto, que es caracterizar la semilla de sirindango a través de análisis químicos que incluyan calidad, composición y características para su potencial uso. De este modo, además de conocer su composición química, se podría realizar un análisis completo de las características físicas y experienciales de esta planta. Con la intención de crear el producto innovador, se llevaron a cabo diversos experimentos para, primero, familiarizar a las mujeres de la asociación con las prácticas y equipos de laboratorio; segundo, completar la caracterización de la planta de sirindango; tercero, aprovechar las potencialidades de la planta como superalimento; y, cuarto, explorar la posibilidad de utilizar el sirindango en aplicaciones inéditas, como cosméticos.
Los talleres condujeron a la creación de varios productos con potencial para capturar nuevos nichos de mercado, como jabones artesanales, labiales, ají, queso, yogur y salsas. Estos productos también fueron un éxito con la comunidad icesista que pudo probarlos, pues se compartieron fuera de la cocina de bienestar universitario. Durante estas prácticas, las profesoras Daniella Castellanos Montes y Diana Rosas Riaño, que lideran el proyecto, lograron refrescar el conocimiento adquirido en campo, y los demás continuamos aprendiendo sobre las cualidades del sirindango. Además, se realizaron pódcast y talleres de comunicación que servirán para que el proyecto y la asociación alcancen un nuevo nivel de difusión en redes sociales y en sus próximas salidas a exposiciones de artesanías.
Sin embargo, en Icesi no todo giró en torno a los laboratorios y prácticas con la planta. También el grupo tuvo la oportunidad de coincidir con la clase de teoría social contemporánea y con el festival de lenguas que se celebró el jueves de la misma semana. En ambas actividades, estudiantes y profesores aprendieron sobre la historia del pueblo Inga, la importancia de la lengua nativa en su cultura, la riqueza de conocimientos y experiencias que se cultivan en sus chagras, y la belleza de la armonización de los espacios. Además, a través de las bellas artesanías traídas directamente del territorio, se conoció la experiencia de su creación y la importancia de esta expresión material de la cultura, la cual ofrece una perspectiva del relacionamiento con el territorio y con las experiencias colectivas.
La semana concluyó con un breve recorrido por el norte de la ciudad de Cali. Se inició en las colinas del oeste, desde donde se divisa el paisaje citadino, y se culminó con una caminata por el río Cali, que nos condujo a un gran concierto de orquesta en Bellas Artes. Con unas deliciosas empanadas tradicionales y al son de la orquesta filarmónica del Valle, la brisa caleña despidió la última noche que el equipo pasó junto.
Ahora, también está la alegre noticia de que se lograron replicar las prácticas de los productos en el territorio, lo que acerca más a la finalización de este objetivo fundamental de innovación con el sirindango. ¡Definitivamente, esperamos que llegue lo más pronto posible al mercado para poder probarlo!