PERIODICO EL PAIS – SEPT 21 DE 2008- CALI, COLOMBIA

El Editorial
La agonía del Cauca
Septiembre 21 de 2008

El río Cauca se merece mucho más que la lentitud con la cual se han tomado hasta ahora las decisiones para salvarlo. Y más que declaraciones y promesas, requiere del esfuerzo real de quienes tienen en sus manos su futuro y el de millones de personas que dependen de sus aguas. Para devolverle la vida al río más importante en el Occidente del país se necesitan voluntad política y hechos concretos.

Un año después del anuncio de la creación de un documento Conpes para la defensa del río Cauca, y de la conformación de una mesa regional que liderara la obtención de los recursos necesarios para su recuperación, muy poco se ha concretado. El diagnóstico está claro, tanto como las acciones que se deben emprender para salvarlo. Ahora se requiere definir de dónde saldrán los $1,2 billones que hay que invertir en los próximos años para asegurar su recuperación.

A Cali y al Valle les compete la mayor responsabilidad. Es a su paso por esta capital donde el río Cauca recibe el 45% de la carga de contaminación generada en el departamento. Por eso es significativo el aporte de $400.000 millones comprometido por Emcali para adelantar obras de saneamiento, aumentar la capacidad de la Ptar y optimizar los procesos de descontaminación. Pero se queda corto frente a todas las acciones que se necesitan para recuperarlo.

Por su parte, la CVC debe recordar que su origen está en el manejo y protección del río Cauca a su paso por el Valle. ¿Son suficientes los $100.000 millones que ha prometido, para cumplir con su responsabilidad de ayudar a devolverle la vida al río? También es necesario reclamar un mayor compromiso del Municipio de Cali y las demás localidades vallecaucanas vecinas al Cauca, de la Administración Departamental y de la industria regional, tanto como de las comunidades, las más obligadas a cuidar su río tutelar.

Sin embargo, la responsabilidad no se les puede dejar exclusivamente a Cali y al Valle. La contaminación comienza en Popayán, continúa con las descargas que hacen las industrias y las minas apostadas en el norte del departamento del Cauca y se extiende a lo largo de los nueve departamentos y 180 municipios que toca en su recorrido de 1.350 kilómetros el segundo afluente más importante de Colombia.

Por eso, el papel del Gobierno Nacional no puede quedarse en reconocer el problema o a diagnosticar lo que ya está diagnosticado. El Ministerio del Medio Ambiente ya debería estar ejecutando las acciones que recuperen el río Cauca. Por eso preocupa que ni siquiera exista el documento Conpes, indispensable para darle vida al plan integrado y apropiar los recursos necesarios para ese propósito. Si se hizo con el río Bogotá, no es un imposible conseguirlo para el río Cauca

De no adelantar el Estado en su conjunto las acciones que se necesitan para garantizarle un futuro al río Cauca, su condena está declarada. Mientras no se detenga la deforestación de su cuenca y las industrias no respeten su responsabilidad ambiental; mientras los municipios no inviertan lo que les corresponde por ley en su saneamiento y no se trate el 100% de las aguas residuales que se vierten en su cauce, la muerte seguirá rondando al río. Y con él sufrirán los diez millones de colombianos que se benefician del paso del Cauca.
 

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