La escucha causal, es la que nos sirve para informarnos sobre la fuente o causa de un sonido. Sin embargo, muchos sonidos son reconocidos, más por experiencia de la cotidianidad que por sus características. Es decir, reconocemos los sonidos no porque las oigamos sino porque de tanto oírlos los incorporamos.
La fuente puede ser visible o no ya que para deducir de donde proviene un sonido puede ayudarnos muy a menudo la experiencia que hayamos tenido con situaciones similares.
Esta escucha nos da poca información ya que suele verse influida y puede engañarnos. De hecho en el cine lo que oímos no está siendo producido por lo que suponemos, sino por una grabación de sonidos, en la mayoría de los casos, simulados. La escucha causal se aprovecha en lo audiovisual en la medida que refuerza el fenómeno causa/efecto que suele estar en los primeros niveles de comunicación sonora.
Los humanos tenemos limitaciones en la escucha, reconocemos las cosas más por su contexto que por información específica de lo escuchado.
Por ejemplo propias de los sonidos.
No aprehendemos el timbre de una voz o de un ladrido, sólo la situación y el lugar en que suele producirse y así completamos la información.
En casos ambiguos lo que reconocemos es la naturaleza de la causa, “debe ser un sonido mecánico…”, “debe ser una voz femenina…”
La fuente de un sonido por demás no siempre es única. Pueden ser dos objetos que se frotan y si están grabados y escuchamos su reproducción, la fuente es el parlante.
En un audiovisual por lo tanto la escucha causal es manipulada.
La escucha semántica:
Es la que se refiere a un código o lenguaje, por ejemplo el habla o la clave Morse. El término semántico se usa para describir sonidos en los que la traducción literal es más importante que el timbre.
Ha sido tema de estudio de la lingüística, en este caso un fonema no se estudia por su valor acústico sino por los códigos y su contexto sintáctico, por tanto pueden pasar inadvertidas diferencias de pronunciación, es decir, de sonido.
La pronunciación de una palabra en castellano por un angloparlante suele presentar grandes diferencias sonoras que quedan obviadas cuando la escucha es semántica.
Cotidianamente se suele ejercitar esta escucha en conjunto con la causal y es por esta razón que lo audiovisual se ocupa de ellas en un primer nivel.
La escucha reducida:
“La que afecta las cualidades y formas propias del sonido, independientemente de su causa y sentido y que toma el sonido (verbal, instrumental…) como objeto de observación pura en lugar de buscar otra cosa en él. (P. Schaeffer)
Es una observación del sonido en sí mismo, en sus propias cualidades y no de la fuente que lo produce o su significado.
Para poder ejercitar esta escucha se necesita grabar el sonido de tal modo que éste acceda al estatus de objeto. De otro modo podemos caer en descripciones ajenas u objetivaciones de análisis físico.
Esta escucha es poco natural y abre nuevas preguntas sobre el sonido. La hacemos, por ejemplo, cuando situamos la altura de una nota aunque ésta no sea la única característica para definir de un sonido pues los hay que no se les distingue por la altura precisa como los ruidos. Si esto fuera todo en la escucha reducida estaríamos hablando tan sólo de un solfeo.
Para ejercitar la escucha reducida se ha trabajado desde la acusmática y la repetición, como se verá más adelante.
¿Para que sirve la escucha reducida?
En el ámbito audiovisual parecería no tener mucha utilidad pues el sonido se usa generalmente por su valor figurativo y semántico, es decir, referido a causas y textos.
No obstante tiene la ventaja de ampliar nuestra capacidad de escucha, conocer el material y sus valores afectivos, físicos y estéticos que no sólo están ligados a la causa.
Es importante perfeccionar el conocimiento de la materia y texturas visuales aunque no se hagan películas abstractas.
Los términos reducida y acusmática describe un proceso mental en el que los sonidos son liberados de los objetos que los producen para relacionarlos a otros con propósitos expresivos.
Acusmática y escucha reducida:
Hay una relación entre estas dos situaciones ya que la escucha acusmática, definida como aquella en que se oye el sonido sin ver su causa, ayuda a atraer nuestra atención hacia caracteres sonoros que la visión nos enmascara.
Para lograrlo se recomienda la escucha repetida de un mismo sonido, algo que nos permite separarnos gradualmente de la causa precisando mejor sus características propias. Esto se consigue gracias a la grabación y reproducción del sonido.
La escucha referencial
Consiste en ser conciente o verse afectado por el contexto del sonido, ligándolo no sólo a la fuente sino al significado dramático y emocional.
Puede ser instintivo y universal como por ejemplo el rugido de un león. Puede ser cultural y relacionarse con cierta sociedad o período, como el sonido de los caballos caminando sobre calles adoquinadas y puede hacer parte de un código cultural como cuando escuchamos la música de Tiburón (Spielberg 1978) y sentimos ansiedad.
(J.Llorca toma esto de:
Beauchamp, Robin. Designing sound for animation. Focal Press, 2005.
Holman, Tomlinson. Sound for Film and Television. Focal Press, 2002
Metz, Christian. Ensayos sobre la significación en el cine (1968-1972). Ed Paidós. Barcelona 2002
Sonnenschein, David. Sound design. The expressive power of music, voice and sound effects in cinema. Michael Wiese Productions. 2001)
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