Por: Camilo Apache
Europa, el viejo continente
Cada vez que se piensa en viajar, se tiene un motivo, una intención, un anhelo o tal vez solo la necesidad de salir y conocer algo nuevo, algo que nos renueve, que nos traiga nuevas experiencias y recuerdos que perduren en la memoria, recordándonos que viajar es uno de los mejores métodos para enriquecer el alma.
Bélgica – Francia – Alemania y República Checa.
Nuestra primera parada fue la hermosa ciudad de Bélgica, una ciudad llena de encanto con su hermosa Grand Place, sus más de cien edificios de la Unión Europea y su gran arquitectura logran hacer un contraste agradable al visitarla. En ella, se encuentra el Parlamento, el consejo y el Comité Europeo, entre muchas organizaciones que la convierten en una urbe de gran importancia política.
A lo largo de nuestras visitas por las diversas organizaciones, fue posible evidenciar las problemáticas y retos que tiene la unión en cuanto a temas de migración, terrorismo y cooperación internacional, Además, pudimos apreciar las diversas opiniones acerca del surgimiento de nuevas corrientes que toman fuerza en Europa y en todo el mundo como son el populismo, el nacionalismo y la fuerza de la ultraderecha en elecciones recientes.
Nuestro segundo destino fue País, definitivamente la ciudad luz, con una arquitectura inigualable, llena de belleza en cada lugar. Al caminar por sus calles disfrutás de cada paso, de cada segundo y el tiempo se detiene mientras tu solo admirás las vistas únicas de esta ciudad.
Luego, continuamos hacia Berlín, una ciudad de contrastes, llena de una carga histórica enorme, pues sus monumentos, museos, hasta la misma calle (en donde aún hay rastros de aquel muro que dividió la ciudad en dos) y su arquitectura te recuerdan que Berlín no es una ciudad cualquiera, pues nos enseña a recordar y a tener en la memoria hechos que jamás deberían repetirse en la historia humana.
Por último, visitamos Praga, una ciudad con una arquitectura que te remonta a su época. Es uno de esos lugares que logra robarte el aliento por unos segundos, desde el complejo que compone el palacio hasta sus pequeñas calles de piedra te permiten conectarte con la vibra y el encanto de esta ciudad.
Para finalizar, te invito a vivir este tipo de experiencias, que te permiten crecer tanto en lo académico, como en lo personal.
“No solo basta con soñar, se necesita trabajo duro, dedicación y amor, mucho amor para que esos sueños se conviertan en una realidad”.