COMUNICADO A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA
Se anuncia para mañana una marcha en defensa de la educación pública.
La Constitución Colombiana legitima el funcionamiento simultáneo de universidades del Estado y universidades privadas. La Ley exige que estas últimas sean entidades sin ánimo de lucro, es decir, bienes públicos administrados como entidades privadas. Por décadas, esos dos tipos de entidades han convivido exitosamente; varias, tanto estatales como privadas, han florecido en ese tiempo.
La Universidad Icesi y las demás universidades privadas responsables han acompañado siempre, desde la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN), a las universidades estatales en sus esfuerzos por ajustar la Ley 30 en lo que atañe a su financiación. Las universidades estatales, igualmente, han respetado por décadas la pluralidad del sistema y han aceptado, por ejemplo, y sin vacilación, la existencia de mecanismos de subsidio a la demanda, como los créditos, con tasa subsidiada de ICETEX.
Sin embargo, de un tiempo para acá, se viene notando un cambio en esa posición.
Si bien el programa Ser Pilo Paga fue recibido hace cuatro años, con recelo, por muchas personas en las universidades estatales, los rectores de esas instituciones, en la gran mayoría de los casos, lo aceptaron con satisfacción.
Pero, por diversas razones, algunas de las cuales no han sido explicadas con claridad, esa posición se ha convertido, recientemente, en una de ataque sin contemplaciones.
En el más reciente comunicado, los rectores, asociados en el Sistema Universitario Estatal (SUE), manifestaron “[nuestro] categórico desacuerdo frente la continuidad del Programa Ser Pilo Paga o su posible reestructuración”. Y acompañaron esa lamentable declaración de una engañosa comparación de cifras: comparan el costo de la financiación de los Pilos durante los nueve años que durará el programa, con la cifra incompleta de un solo año de transferencias a las universidades estatales. Eso para concluir equivocadamente que el costo por estudiante del programa es muchas veces más alto que el de la universidad estatal. En igual sentido van otras declaraciones que apuntan a la desaparición de ICETEX.
La Universidad Icesi se ha jugado, tal vez como la que más, en la diversificación socioeconómica de su población universitaria. Llevamos más de doce años ofreciendo oportunidades de acceso a educación de alta calidad a miles de jóvenes talentosos de diversos lugares del país. Y eso lo hemos hecho todo este tiempo apoyando a esos jóvenes en la obtención de subsidios a la demanda ofrecidos por el Estado. Hoy, más del 60% de los estudiantes de Icesi provienen de familias residentes de estratos 1, 2 y 3. Y la mayor proporción de estudiantes de pregrado de la Universidad, habitan en estrato 2. Todo eso, mientras nuestros estudiantes de últimos semestres, de todos los programas, aparecen siempre entre los primeros en las pruebas Saber Pro; y nuestros graduados de años recientes aparecen con muy altas tasas de empleabilidad y entre los de mejores remuneraciones en el Observatorio Laboral de la Educación Superior.
Esa apuesta a la educación incluyente de alta calidad no es sostenible sin el apoyo del Estado a los estudiantes mediante subsidios a la demanda.
La defensa de las condiciones para que las universidades estatales ofrezcan educación de calidad, no debería ser pensada a costa de las políticas que permiten la libertad de elección de los estudiantes y la inclusión de población menos favorecida en las universidades privadas de calidad. En lugar de enriquecer, esto puede empobrecer el sistema de educación superior.
Confiamos en que futuros debates y movilizaciones en favor de las universidades estatales, incorporen argumentos que valoren y defiendan la pluralidad del sistema de educación superior.
Francisco Piedrahita
Rector
Cali, octubre 9 de 2018