Del domingo 31 de octubre al sábado 6 de noviembre, el Laboratorio Etnográfico del Programa de Antropología realizó su segunda salida de campo a Ráquira, en Boyacá. Al igual que en otras salidas pedagógicas, siempre nos hemos apoyado en el trabajo previo de nuestros profesores, y en las relaciones que han establecido a lo largo de sus trayectorias de investigación. En este caso, el trabajo de la profesora Daniella Castellanos en la región ya ha sido determinante para la realización de la salida en octubre de 2013 a Aguabuena, donde los estudiantes tuvieron la posibilidad de conocer de cerca una población que se caracteriza principalmente por estar compuesta por ceramistas, explorando temas como el parentesco, el territorio, la economía política y las creencias asociadas a la cerámica. En esta ocasión, pretendemos ampliar la mirada atendiendo los discursos de reivindicación de lo Muisca, algunos procesos de colonización y gentrificación en el área y asuntos relativos al manejo y acceso al agua.
Visualiza los diarios de campo de nuestros compitas
A continuación se detallan algunos de los temas asociados a la salida y que serán sujeto de indagación por los participantes:
Sobre materia, materialidad y cultura material:
Vamos a tener la oportunidad de entrar en contacto con materiales, hacer cosas y aprender de los saberes y sentidos asociados a toda una cultura material: haremos ollas de barro, participaremos en la elaboración de textiles, nos involucraremos en la bioconstrucción de paredes, además de tener la necesidad de levantar nuestro propio su “refugio”, o poner en pie nuestras carpas. En esta línea y siguiendo a Tim Ingold (2013), vamos a tener que pensar que los atributos de la materia, antes que fijos, son procesuales y relacionales. Describir sus propiedades significará aprender a contar sus historias a partir de las experiencias corporales.
Nos acercaremos también al agua como elemento que cincela la vida humana de muchas formas, tanto en sus manifestaciones abundantes e indomables como en su escasez y precariedad. Tal vez esto último podamos pensarlo en un lugar en que no hay mucha agua: cómo vive la gente que, además de necesitarla como todo el mundo, trabaja con el agua para moldear el barro. Igualmente, valdría la pena invitar a pensarnos como cuerpos de agua en contacto con otros cuerpos de agua, y cómo el agua tanto como el fuego, el aire y la arcilla resultan ser sustancias que conectan y dan forma a esos cuerpos que somos.
Actores y posicionalidades:
En esta salida vamos también a interactuar con diversos actores que se relacionan entre sí de diversas formas. Empezando por Kathy y su familia y los que junto con ellos conforman la comunidad Muisca de Ráquira. Están también los campesinos/alfareros/artesanos que van a dictarles los talleres y que tienen una relación estrecha con Kathy y de alguna manera comparten este discurso por la reivindicación de lo ancestral-indígena. Alrededor de esta “burbuja” de Kathy, están el resto de alfareros, los que son originarios de estos territorios y con quienes nos relacionaremos a través de Marina (la comadre de Daniella) con quién haremos un recorrido por Aguabuena. Y más recientemente están los migrantes venezolanos que han llegado a los talleres cerámicos a trabajar por un salario diario o a hacer “loza en compañía”, han arrendado antiguos talleres antes desocupados, o tienen emprendimientos de ecoturismo. Otros actores son los monjes y lo que nos cuente uno de ellos (ojalá nos haga el recorrido un fraile) en la visita turística al monasterio. Luego están otros alfareros que conozcamos en Ráquira y que tienen talleres “más industriales”, los vendedores de artesanías en los locales comerciales del pueblo, tal vez conozcamos funcionarios de la alcaldía.
Si bien no podremos reconstruir “el campo” a la Bourdieu, si podemos enfatizar en intentar entender cómo se sitúan los diferentes actores con los que interactuemos. Las narrativas de cada actor deben ser contextualizadas y analizadas tanto en lo dicho como en sus silencios y supuestos. Así que es importante que recalquemos lo importante de vernos a nosotros y los otros como sujetos situados (y de paso retomamos de forma explícita una de nuestras competencias específicas). Podemos hacer un mapeo y caracterización de estos actores y de sus posiciones, en un intento por reconstruir entre todos el campo que estamos observando y en el cual nos estamos desenvolviendo. Este ejercicio lo podemos sugerir en la salida para que vayan pensándolo y concretarlo cuando lleguemos a Cali. Sería una actividad post-salida, que nos servirá para hablar de lo que fue nuestra experiencia en la salida una vez estemos fuera del campo.
ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS
La experiencia de involucrarse y adentrarse de esta formas en el trabajo de campo, nos puede dar para muchas reflexiones metodológicas.
Primero, nuestros cuerpos no sólo serán un instrumento y un medio para conocer y sentir, sino que también se convertirán en un dato etnográfico en sí mismo a través del examen reflexivo de nuestros habitus y disposiciones en terreno. Por otro lado, nuestros cuerpos estará muy activos caminando, trabajando, sintiendo y aprendiendo técnicas propias de estos oficios, por ello convendría desarrollar matrices de observación que nos permitan desarrollar lecturas sistémicas e intersensoriales de estos conocimientos locales, de las propiedades de los materiales y de sus valores culturales y simbólicos. Sobre esto último, servirán recoger los testimonios de quienes van a acompañar estos “talleres”, como los llama Katherine, y que según ella son una suerte de “informantes entrenados”. Otra reflexión nos conduce a pensar el estar en campo como una metodología de investigación en sí misma (apprenticeship). Esto nos plantea una tensión interesante entre la observación y la participación. Con estos temas en mente, queremos invitarlos a hacer notas de campo en la que reflejen esta experiencia, acompañada de un registro audiovisual, fotográfico (tengan en cuenta que estas notas pueden ser sujeto de publicación en el blog o página web del laboratorio).
Algunas ideas y estrategias de investigación para aproximarnos a estos temas podrían ser:
- Indagar en historias sobre la laguna de Fúquene que Daniella alguna vez mencionó, o en “los caminos del agua” subterráneos que comunican los cerros andinos y en los que habitan seres del agua, tan generosos como destructivos.
- Explorar metodologías, lenguajes y formatos creativos que permitan acercamientos experimentales y sensoriales (como lo hicimos en La Barra) que admitan la materialidad y sensualidad del mundo, las percepciones situadas y los afectos como parte fundamental de la investigación etnográfica. Algunos ejercicios que hemos planteado en el seminario nos pueden ayudar en la salida:
- Hacer un diario del agua (ampliándolo a otras materialidades) en el que se registran la presencia y las relaciones con dicha sustancia. Tales encuentros pueden ser táctiles, visuales, sonoros, olfativos, para contrarrestar el monopolio discursivos.
- Desarrollar cartografías y relatos en que podamos plasmar los recorridos que vamos a caminar, echando mano de lenguajes no sólo escritos (tal vez aquellos matriculados en la clase de antropología visual puedan profundizar más en esto).
Finalmente, puede ser interesante explorar subiendo todos nuestras notas de campo y fotos a Instagram o EverNote para hacer algo como lo que Patricia Wang llama “live fieldnoting” con nuestro celular, haciendo un ejercicio colectivo que no solo convoca a los que están en campo, sino también a nuestros estudiantes independientemente de dónde estén.