El tan esperado proyecto de Ley de reforma tributaria radicado ayer en el Congreso de la República tiene 183 páginas. Si bien es claro que la reforma tributaria no tiene el carácter de revolcón estructural que se esperaba tras el informe de la comisión de Comisión de Expertos para la reforma tributaria, esta reforma si incluye temas que merecen una gran discusión en toda la sociedad y en especial en el mismo Congreso. Las 183 páginas necesitan para su lectura crítica implica una sentada larga que no se hace a la ligera, aún es muy temprano para emitir un concepto integral sobre toda la reforma.
Pero de una primer análisis quedan claras varias cosas. Primero, el mensaje de urgencia y la misma urgencia de aprobar la reforma este año implicará que la reforma o partes de ella inevitablemente tendrá que ser votas de afán. O que la misma reforma será aprobada a “pupitrazo”. El estudio y la discusión seria y meticulosa de esta reforma no se podrá dar en el detalle que se necesita. El tiempo no da espacio. Como el estudiante malo, la tarea se está haciendo al final; sin tiempo para la reflexión. Y como decía mi abuela: de las carreras solo queda el cansancio.
Otra cosa que queda clara es que existen varias discusiones interesantes que sobrepasan la misma reforma tributaria. Por ejemplo, el nuevo impuesto al consumo de bebidas azucaradas. La discusión de emplear impuestos aislados como el de las bebidas para combatir un problema de salud pública es un cambio trascendental en la política de salud pública en Colombia. Esto merece una discusión más grande, la necesidad de tener una política pública de salud integral es necesario. Por ejemplo, no es claro si este impuesto es para generar hábitos saludables en los colombianos, porque no se generan también fuertes impuestos a los fritos, a la llamada comida chatarra, a las grasas trans, etc. Esta aproximación parece parcial y no parte de una política pública integral. Otros dos ejemplos de discusiones igualmente grande e importante es el aumento al impuesto al consumo de los cigarrillos o el aumento en los impuestos al consumo de combustibles fósiles (ahora nuevo impuesto nacional al carbono). Estos dos temas son también grandes y ameritan discusiones grandes, como se hace en la mayoría de los países.
Por otro lado, también queda claro que buena parte de los nuevos ingresos serán generados por medio de impuestos indirectos como el IVA o impuestos al consumo. Este aumento se generará aumentando la tasa de los artículos que pagaban IVA de 16% al 19% e incluyendo nuevos productos que pagarán IVA. Por ejemplo, los periódicos. Los impuestos indirectos son impuestos que todos pagamos por el consumo de bienes y servicios, independientemente de si ganamos mucho o poco. Es claro y se encuentra muy documentado en la literatura que estos impuestos son regresivos. En otras palabras son impuestos que terminan pagando más proporcionalmente los ciudadanos de ingresos bajos. Para decirlo de una manera más coloquial, los colombianos de menores ingresos terminarán destinando una mayor proporción de sus ingresos a pagar IVA que los colombianos de ingresos altos. Esto merece una gran discusión. Una forma de revertir este efecto perverso de los impuestos indirectos es construir un mecanismo de devolución de los pagado por IVA a los ciudadanos de ingresos bajos. Pero esto implicaría una reforma estructural. Esto no está en la reforma y claramente no existirá espacio para discutirlo.
Esperemos que exista un poco de tiempo para discutir estos y otros temas como el carácter permanente que instaura esta reforma al gravamen a los movimientos financieros (4Xmil). Ante la regulación actual se esperaba desmontar gradualmente el 4Xmil empezando en el 2019 para que en 2022 ya no existiese este impuesto anti técnico. Ahora, la propuesta de la reforma tributaria es mantener el 4×1000 para siempre. Pero el listado de temas para discutir es grande: el mono-gravamen para tenderos, la cárcel para los evasores, el nuevo IVA a la venta de apartamentos, …. Bueno de pronto es mejor que la reforma no hubiese sido estructural, pues con el escaso tiempo que existe para discutir mejor no tener un revolcón en la estructura tributaria aprobada a “pupitrazo”.
(Una versión más corta de esta columna de opinión fue publicada en el diario el País de Cali el 21 de octubre de 2016)