Encontramos en nuestra Biblioteca Icesi, el libro Amor líquido, una obra del sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman, quien dirige su mirada escrutadora al amor, a la fragilidad de los vínculos humanos; obra que integra su característico mundo temático y metafórico bajo el cual diagnostica y examina críticamente los fenómenos presentes en la sociedad moderna, o si se quiere, postmoderna. Obras como: Modernidad líquida, Modernidad y holocausto, Vida líquida, La sociedad sitiada, la postmodernidad y sus descontentos, Arte ¿líquido?, entre muchas más, dan cuenta de su compromiso reflexivo frente al acontecer de un mundo globalizado y atrapado en el consumo.
Reflexionar acerca del amor siempre ha constituido un desafío para los pensadores de cada época, pero Bauman nos muestra cómo hoy, más que en ningún otro tiempo, los patrones entronizados de una racionalidad instrumental presentes en el campo socioeconómico, permean los modos de relación entre los seres humanos. En efecto, la sociedad moderna y globalizada ha logrado “liquidizar” a tal punto las relaciones humanas, que lo efímero, lo fluido, lo inestable y lo pasajero pasan a ser características “naturales” de las relaciones afectivas y amorosas en los tiempos modernos. El otro, con el cual entablamos una relación, es instrumentalizado y “descartado” en cualquier momento, tal como lo muestra la dinámica establecida en las “relaciones virtuales”, que sobrepasa la simple analogía, para demostrarnos que sólo basta decidir con quién no queremos seguir conectados, para hacer literalmente “desaparecer” al otro de nuestros “contactos”.
Con la lucidez de quien está dispuesto a escudriñar la condición humana, Zygmun plantea la enorme contradicción que existe hoy entre hombres y mujeres deseosos de relacionarse, pero que al mismo tiempo se muestran esquivos frente a la posibilidad de una relación a largo plazo. Este tipo de relación es interpretada como un obstáculo para seguir relacionándose, en espera de posibilidades mejores, precisamente en busca de una satisfacción plena que no logran conseguir. Esto, que podríamos definir como un “círculo vicioso relacional”, opera de modo similar al que se da en los mecanismos presentes en el consumo, donde ningún artefacto lograría vencer las ventajas del que le sigue. No hay satisfacción completa porque siempre se está en espera de “lo que viene”.
A propósito del amor, visto en el lenguaje baumaniano, como acontecimiento ahistórico, que no anuncia su llegada, nos atrapa y se instala sin permiso, nos podríamos formular la siguiente pregunta: ¿Sería posible aprender de las experiencias anteriores para estar cada vez más preparados y seguros de incursionar en los difíciles terrenos del amor? A este interrogante Bauman responde que no, y al respecto nos dice: “el amor es un préstamo hipotecario a cuenta de un futuro incierto e inescrutable“. Esta apreciación nos lanza a la incertidumbre que puede ofrecer la búsqueda de compañía o a la sensación de saber si estamos o no con la persona adecuada, pues si ese futuro incierto es aplicable a los “amores sólidos”, ¿qué estragos podrá causar entonces en los “amores líquidos”? La salida la tendremos muy seguramente en hacernos cada vez más conscientes de lo que nos sucede hoy como sujetos históricos, y en poder detectar a tiempo desde qué lugar ese otro se relaciona con nosotros o nos hace una invitación al amor.
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El amor siempre ha generado gran revuelo en las subjetividades de las personas, pero la realidad es que actualmente las relaciones amorosas están estrechamente relacionadas con la vida online que tiene cada persona, donde lo único importante es estar a cada momento conectado