Entre los días 21 y 28 de Agosto de este año se llevó a cabo la segunda salida internacional organizada por el Programa de Antropología de la Universidad. El objetivo principal de esta actividad fue poner en cuestión los supuestos que existen alrededor de América Latina, la política indígena y sus movimientos sociales.
Los estudiantes aterrizaron el Jueves 22 de Agosto en La Paz, capital de Bolivia. A lo largo de este día tuvieron charlas preparatorias sobre los seis textos que debían leer como ejercicio previo. Además de eso, también asistieron a un encuentro en la Universidad Mayor de San Andrés. Durante éste se reunieron con seis jóvenes de raíces Aymaras, todos ellos líderes del colectivo JICHA. Un grupo que representa una versión alternativa del movimiento indígena en Bolivia. Lo que ellos proclaman es que la identidad de sus pueblos debe dejar de ser entendida a través de procesos de exotización e idealización que sirven como alimento a un sistema racista colonial. En ese sentido, su apuesta está orientada a tomar control de los imaginarios. El contexto de esta disputa es la modernidad, la cual es entendida como un lugar de lucha de poderes.
El viernes realizaron un recorrido de reconocimiento urbano. Se transportaron desde La Paz hasta El Alto. Para ello usaron el teleférico construido durante el Gobierno de Evo Morales con la plata recaudada a través de la nacionalización de las empresas de gas y otras entidades mino-energéticas. Aquí la reflexión giró alrededor del papel y los impactos que tienen este tipo de construcciones en ciudades como La Paz, que son profundamente desiguales no sólo en términos económicos, sino también raciales y culturales.
Este mismo día, dentro del marco de los paralelos entre la ciudad indígena El Alto y las partes de la ciudad de La Paz considerada blanca, los estudiantes visitaron un centro comercial ubicado en el sur de La Paz, en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad. Aquí nuevamente la idea fue hacer un paralelo entre las formas diferenciadas de experimentación de lo social a través de las zonas urbanas en las que uno se para. Dentro de este escenario, la discusión existente entre la inclusión y la exclusión tomó sentido. El teleférico, al hacer más fácil la conexión y el transporte entre dos áreas que solían estar completamente separadas, causó al mismo tiempo un impacto social grandísimo. Zonas como este centro comercial, que solían recibir un tipo -y un fenotipo- particular de personas, ahora se encontraba con la visita de los indígenas. Así, el antiguo público que frecuentaba estos lugares tuvo que enfrentarse a las prácticas sociales y culturales de estas personas que ahora también hacían uso del espacio. Lo que, por supuesto, no sucedió sin traumas. De hecho, estos fueron tan profundos que, desde el Viceministerio de descolonización, se emitió una orden que obligaba al Centro comercial a dar mensajes contra la discriminación mediante sus pantallas. Cuestión que también resulta interesante a la hora de entender cómo y cuáles discursos se están usando a la hora de construir imaginarios de Nación.
Más tarde el Viernes los estudiantes fueron al centro cultural de la ciudad, estaba sucediendo un encuentro de declamación de poesía juvenil. Aquí el tema de construcción del estado y utilización de discursos plurinacionales apareció nuevamente. La poesía que estos jóvenes escribían servía como un canal de denuncia y reivindicación. Que el gobierno estuviera prestando este tipo de espacios y alentando a los jóvenes, desde políticas educativas, a pensar sobre estos temas resulta clave a la hora de entender cómo, dentro de la agenda de Evo Morales, había una clara inclinación por incluir poblaciones que habían sido históricamente negadas.
El sábado en la mañana estudiantes y profesores se reunieron para discutir las notas de campo que habían sacado acerca de la relación entre el espacio y lo social. Luego de eso tomaron un bus y fueron a El Alto. Estando ahí visitaron a Luis Salcedo, un comerciante de hoja de coca. Con él pasaron todo el día. Almorzaron en su casa -que se encuentra ubicada sobre la carretera hacia Orúro, en la periferia de El Alto- y entablaron una conversación que, por un lado, tuvo que ver con de la hoja de coca, su economía política, costos de producción, las licencias estatales para cultivarla y cómo su significado social y cultural ha mutado históricamente desde la colonia hasta el presente. Y, por el otro, con los estudios en Ciencia Política y Derecho que adelanta su hijo, quien además es un conocedor de los sindicatos y los retos que enfrentan a la hora de conseguir organizarse. Entre otras cosas, también hablaron de la identidad chola y la forma cómo sus atuendos dan cuenta de una serie de posicionamientos y disputas clasiales que otorgan o restan prestigio. Todo esto entendido a través del comercio y su importante papel en el ascenso social de los habitantes de esta zona.
El domingo las visitas a El Alto continuaron. Sin embargo, esta vez se dirigieron hacia el sur, lugar donde se encuentra ubicada la plaza del mercado local. Retomando el tema del comercio y su incidencia en el ascenso social y económico de los pobladores, en el camino esto se hizo visible. Las casas, de un tinte pintoresco y extravagante, daban cuenta de cómo los habitantes, en la medida en que aumentaron su capital económico, pudieron hacer mejoras a sus viviendas. En algún punto del trayecto alguien afirmó que a estas construcciones se les llamaba coloquialmente “cholets” porque “así como los ricos blancos tienen chalets, los cholos tienen cholets”.
En cuanto a los mercados en sí mismos, hay dos cuestiones que los estudiantes tuvieron en cuenta. En primer lugar, están las prácticas de la economía popular y cómo esta construye un tipo específico de relaciones entre los vecinos y los comerciantes; la cual muchas veces se encuentra mediada por la solidaridad y la reciprocidad. En segundo lugar, la organización de los mercados, que está dividida por sindicatos, los cuales funcionan como ramificaciones que agrupan diferentes tipos de sectores productivos. Finalmente, el hecho de que este barrio albergue, no sólo a los comerciantes, en su mayoría de raíces Aymaras, miembros de movimientos sociales; sino también a militares que hicieron parte de las represiones a esos movimientos, da mucho qué pensar acerca de los conflictos que hay en las formas de asentamiento.
El lunes asistieron a una mesa de ofrenda a la pacha mama organizada por estudiantes y profesores de la Universidad Mayor de San Andres. Ésta consiste en un Apthapi -que significa comida para compartir-, dentro del cual se invocan relaciones de reciprocidad indígena. A lo largo del rito se hace una quema de un feto de llama rodeado de dulces que simbolizan las peticiones de los involucrados a la deidad. A nuestros estudiantes les resultó chocante que este tipo de rituales, que parecieran estar enmarcados dentro de discursos ambientalistas e indigenistas, en realidad obedezcan a cuestiones capitalistas como pedir por un aumento de sueldo, un carro o una mejora en las ventas. El encuentro propició el diálogo y el intercambio de conocimiento entre los diferentes estudiantes. Este mismo día en la tarde se visitó la sede de ALBOR, ubicada en El Alto. Se trata de un grupo teatral y cultural que hace parte del Movimiento Indígena. Éste, a pesar de haber comenzado como una gestión pequeña entre unos pocos, con el tiempo ha venido ganando fuerza y trabaja en colaboración con el Estado. Lo cual sirve, una vez más, para pensar cómo se está construyendo un proyecto del estado plurinacional desde el rescate de la cultura indígena.
Finalmente, el martes, se hizo una visita al lago Titicaca. Sin embargo, la zona a la que fueron no fue la turística, sino la que era el antiguo puerto del Estado en el lago, cerca a la antigua vía férrea. Esto sirvió para entender al lago más allá de su atractivo turístico. De regreso a la ciudad pasaron por el complejo arqueológico de Tiwanaco, el cual es un homenaje arquitectónico al esplendor de la cultura previa a la llegada de los Incas. En la noche se hizo un pequeño intercambio con los estudiantes y docentes bolivianos entre las formas de hacen antropología en cada uno de los países.