El punto final del laboratorio se puso los días 15 y 16 de agosto con dos jornadas de socialización de resultados en Riofrío y Trujillo respectivamente. Estas jornadas que fueron preparadas con anticipación por los talleristas y el equipo coordinador, buscaban en esencia contar a la comunidad acerca de sus experiencias registrando sonidos y creando piezas sonoras.
En los dos municipios se organizaron y desplegaron estrategias de difusión para invitar a los habitantes a conocer el trabajo de los talleristas. Pregones, afiches y rumores sirvieron para convocar e informar a la comunidad, la cual se hizo presente en buena medida.
Para el caso de Riofrío, el sábado 16 se inició la jornada con los talleristas sobre el mediodía, discutiendo detalles para el montaje del evento, el cual se realizaría en la sede de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Ya a las 4:00 PM con nutrida asistencia arrancó el evento con una introducción pedagógica acerca de los objetivos y metodología del taller. Posteriormente se proyectó un video que hizo un recuento de las experiencias vividas en las jornadas de trabajo.
El acto central estuvo marcado por la presentación de los paisajes sonoros capturados por los talleristas, piezas que recogieron los rastros más significativos del paisaje cultural cafetero en su versión rural; el público disfrutó de los audios y los comentarios que explicaron el sentido de cada uno, haciendo también aportes y preguntas. Fue un espacio muy interesante de resignificación del territorio, ya que en la medida que avanzaba la escucha más se hacía palpable el reconocimiento de los referentes sonoros como elementos de memoria. De esta manera y en medio de preguntas, gratitud y despedidas finalizó el taller en este municipio, el cual nos acogió de la mejor manera, brindándonos sus mejores sonidos y el cariño de su gente.
En Trujillo, el domingo 17 iniciamos desde temprano en la mañana con la preparación y montaje del evento en el teatro Municipal, en este caso la asistencia no estuvo tan generosa como en Riofrío, sin embargo, la dinámica se pudo realizar y los trabajos de los talleristas se presentaron sin contratiempos, siguiendo la misma lógica que orientó la actividad en Riofrío.
Lo interesante de los trabajos presentados en este municipio por los talleristas, fue que siguieron el formato crónica acompañado de paisajes sonoros; así se construyeron dos piezas que narran experiencias cotidianas asociadas a la temática de la comercialización del café. En estas piezas quedó consignada una versión de Trujillo alejada del estigma de la violencia con el que regularmente se reconoce este municipio, el taller en este sentido sirvió para en realidad resignificar la noción de territorio por parte de los talleristas y sus habitantes, y lo más importante en términos de los fines pedagógicos del ejercicio, utilizando el sonido como referente.
Más que un balance anecdótico para finalizar, quedan consignadas en este blog las piezas sonoras creadas por los talleristas, productos elaborados a partir del trabajo colaborativo y pedagógico, en los cuales se destaca ya una primera aproximación de sensibilidad hacía lo sonoro, con lo cual se hayan nuevas relaciones con el paisaje y el territorio que se habita.