Las últimas semana hemos visto como el temor de una nueva recesión se apodera de los mercados mundiales. La incertidumbre fue alimentada básicamente por dos fenómenos ubicados a ambos lados del océano atlántico: en Estados Unidos y Europa. El problema de los norteamericanos y europeos es el mismo: deben mucho. El origen es más o menos el mismo, un gasto público por encima de sus ingresos, en especial un gasto público que se disparó en 2008 para evitar que estos países industrializados entrarán en una severa recesión fruto de la crisis financiera en Wall Street.
Pero lo paradójico es que los mercados están viendo estos dos problemas de manera diferente. Por un lado, hay que mencionar que los gobiernos emiten bonos para conseguir el dinero necesario para tapar el hueco que deja un gasto más grande que los ingresos. Los bonos, no son más que un instrumento financiero muy parecido a un CDT. La principal diferencia es que es respaldo por el país.
Así, tradicionalmente los bonos que emiten las tesorerías de los gobiernos son percibidos como bonos menos riesgosos que aquellos que emiten los bancos privados, pues es más difícil que un gobierno entre en quiebra que un banco privado. En últimas un bono emitido por un gobierno es respaldado por el comportamiento actual y el esperado de la respectiva economía. Naturalmente, menos riesgo implica tasas de interés más bajas, y más riesgo implican tasas de interés más altas..
Y como no todas las economías y gobiernos del mundo son igualmente confiables, tenemos que hay unos gobiernos que pueden poner sus bonos en circulación con unas tasas de interés mas bajas que otros. Convencionalmente, los bonos del tesoro americano han sido considerados como uno de los más seguros del mundo y por tanto sus bonos implican una tasa de interés baja.
Ahora, después de los acontecimientos de las semanas pasadas, se esperaría que la tasas de interés de esos bonos debería subir para los americanos. Pues es evidente que el riesgo es mayor que hace unos meses. Pero esta semana, la tasa de interés de los bonos a 10 años que emite el tesoro norteamericano llegaron a un mínimo histórico. Es decir, en un momento de mucha incertidumbre y miedo, el gobierno americano está encontrando como financiar su deuda de manera más barata que antes. ¡Están cayendo parados!, o como diría un “filosofo” chocoano: “perder es ganar un poco”.
La razón para este resultado tan increíble a primera vista es sencilla. En momentos en que se asoma una crisis, se buscan las inversiones más seguras. Y el mercado está hablando y fuerte. El mercado cree que no obstante hay problemas en la forma como gasta el gobierno americano, su deuda sigue siendo una de las menos riesgosas. Es decir, los inversionistas del mundo aún tienen fe en la economía americana. Mientras que parece no creerle a Europa, pues el Banco Central europeo ha tenido que salir a comprar deuda para evitar que la tasa de interés de los bonos de países como España e Italia empezara a crecer a tasas un ritmo inmanejable.
En otras palabras, la comunidad financiera aún tiene fe en la economía americana y eso está dándole un respiro al gobierno federal que ve cómo cuándo le disminuyen la calificación de riesgo de su deuda la tasa de interés disminuye. Eso sólo pasa en ese país. Y seguirá pasando hasta que se la confianza en esa economía y en el dólar siga viva entre los inversionistas.
(este artículo de opinión fue publicado en el diario el País de Cali el domingo 14 de agosto de 2011)