Para el autor Michel T Klare, el petróleo se agota. Digan lo que digan, la preocupación de las naciones ricas (G-8) no se centra hoy en el terrorismo, los mercados o la democracia sino en el petróleo. La energía es necesaria para que funcionen las fábricas, para abastecer a las ciudades que albergan a una población creciente, para producir las cosechas que alimentan al planeta. Aún más importante, los derivados del petróleo resultan imprescindibles para engrasar las ruedas de la industria: los aviones, trenes, camiones y barcos que transportan bienes y personas de un punto a otro del planeta. Y mientras gigantes como China, Rusia o India ven crecer día a día sus necesidades energéticas, las reservas de petróleo están a punto de iniciar un descenso exponencial, junto con las de gas, uranio… El petróleo es hoy un bien tan escaso y codiciado que las políticas internacionales no se basan ya en cuestiones militares, sino energéticas: el control del petróleo, de los minerales estratégicos y en ciertas regiones del mundo del agua, van a definir en pocos años, el mapa geopolítico de la Tierra.
The New Geopolitics of Energy
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