El programa de Sociología de la Universidad Icesi presentará hoy viernes 23 de noviembre, en el auditorio 3, a las 2:00 de la tarde, el estudio sociológico: Los Jóvenes en la Universidad, un trabajo de investigación elaborado por la socióloga Luz Gabriela Arango y que está recopilado en un libro sobre el cual la investigadora resalta que: "En las sociedades contemporáneas la distribución de las oportunidades educativas es una de las expresiones más significativas del Estado de las desigualdades sociales y de género.
La investigadora agrega que "En el año 2002, tras un balance realizado con colegas del Centro de Investigación para el Desarrollo de la Universidad Nacional, llegamos a la triste conclusión de que en Colombia, en la última década del siglo XX, la desigualdad social se había incrementado, pero que tendía a distribuirse de manera aparentemente equivalente en el interior de cada sexo. En el caso de la educación, en el año 2001 las mujeres en edad de trabajar, de acuerdo con su nivel educativo, podían agruparse de la siguiente manera: el 42% no superaba los estudios de primaria, el 46% tenía estudios de secundaria y sólo el 12% alcanzaba estudios superiores [1]. En el caso de los hombres, la distribución era muy similar. De manera contradictoria, la desigualdad social parecía distribuirse 'equitativamente' entre los sexos".
Arango, socióloga de la Universidad Nacional asegura que "hilando más delgado", aunque la desigualdad en el acceso a la educación es semejante en ambos sexos, la relación entre educación y posición laboral revela la persistencia de fuertes inequidades de género. "Así, por ejemplo, no sólo las mujeres deben acreditar un nivel educativo superior al de los hombres para acceder al mercado de trabajo -la proporción de mujeres con estudios superiores consideradas "activas" [2] es más alta que la de los hombres (18% versus 12% en el año 2001)-, sino que subsiste una brecha salarial a favor de los varones, sin contar el enorme trabajo doméstico adicional a cargo de las mujeres, sobre todo en los sectores más pobres. Si la educación es un condicionante cada vez más importante de la diferenciación social y económica de las personas, lo es mucho más para las mujeres", dice la presentación de su obra.
Añade que en efecto, a pesar de la notoria expansión de la educación superior a partir de la década de los sesenta y del hecho de que las mujeres representan la mitad de la matrícula universitaria desde mediados de los 80, las y los universitarios constituyen una minoría en el país. "Esta minoría es bastante heterogénea, ya que es el resultado de procesos de formación desiguales ocasionados, a su vez, por el crecimiento poco controlado de la educación superior en Colombia, que favoreció la multiplicación de establecimientos de baja calidad. El deterioro de la universidad pública y su baja participación en la matrícula -en el año 2001 representó alrededor del 30 por ciento de las instituciones de educación superior, mientras que el 70% de la oferta está en manos de instituciones privadas-ha significado la reducción de las oportunidades para acceder a educación superior de buena calidad para los sectores sociales menos favorecidos. En esa medida, la capacidad de la universidad para generar procesos de movilidad social y propiciar la inserción de sectores medios y populares en segmentos dinámicos del mercado laboral ha sufrido transformaciones sustanciales. La posibilidad de construir proyectos de vida basados en una inserción laboral definida se ha transformado de manera radical en las últimas décadas debido a la creciente inestabilidad en el empleo y a la redefinición de las profesiones y de sus posibilidades de asegurar estabilidad económica y estatus social".
El trabajo partió de 179 encuestas a estudiantes de la Universidad Nacional, 100 de ingeniería de sistemas y 79 de sociología, que corresponden al 67% de la población identificada, constituida por las y los estudiantes que estaban adelantando su proyecto de grado en cualquiera de las modalidades vigentes en sus respectivos departamentos o cursando el último semestre de materias. A partir de los resultados de la encuesta seleccionamos una muestra de 32 estudiantes (16 de cada carrera, 8 hombres y 8 mujeres) a quienes entrevisté personalmente para profundizar en su experiencia individual frente a la escogencia de carrera, la trayectoria universitaria y su proyecto de vida. Además de la información proveniente de la encuesta y las entrevistas, realizamos entrevistas a algunos profesores y profesoras, una entrevista colectiva a un grupo de estudiantes en cada uno de los departamentos y consultamos documentos producidos por la Universidad Nacional.
El libro presenta los resultados de este estudio, ordenados en tres partes de acuerdo con los grandes ejes que estructuraron la investigación, cada uno de los cuales se inscribe dentro de un campo particular. En cada parte, el análisis y la interpretación de la realidad colombiana son presentados en relación con desarrollos teóricos y empíricos producidos en su campo durante los últimos años, provenientes de la sociología de la educación francesa [3], de la crítica feminista de la ciencia y la tecnología -especialmente anglosajona-, de los estudios de juventud latinoamericanos y de los estudios franceses sobre la condición estudiantil (o la nueva "sociología de los estudiantes"). Me pareció importante proporcionar elementos comparativos internacionales que ayudaran a enriquecer los debates sobre las desigualdades sociales, la movilidad social, la juventud o la identidad profesional, enfatizando en la necesidad de considerar el género como una categoría de análisis insoslayable. La investigación confirmó la necesidad de incorporar de manera central la "sociología del género" en los planes de estudio de sociología. No sólo resulta aberrante ignorar la enorme producción conceptual e investigativa acumulada por las ciencias sociales en los últimos treinta años para aprehender una dimensión fundamental de las relaciones sociales, sino que este conocimiento puede favorecer la construcción de una identidad profesional más afirmativa y autónoma por parte de las futuras sociólogas.
La primera parte del libro, Educación, género y movilidad social, presenta, en su primer capítulo, una revisión del papel de la educación y del género en las teorías sobre movilidad y reproducción social, en las que ocupan un lugar importante las investigaciones sobre género y educación en Francia. El segundo capítulo aborda el lugar de las mujeres en la educación superior en Colombia, y el tercero analiza el caso de las y los estudiantes de sociología e ingeniería de sistemas de la Universidad Nacional desde la perspectiva de sus trayectorias sociales, sus proyectos de movilidad social y su identidad social.
En la segunda parte, El sexo de las profesiones, abordo, en su primer capítulo, la crítica feminista de la ciencia y la tecnología y algunas perspectivas desde la sociología de las profesiones. El segundo capítulo está dedicado a la ingeniería, para lo cual acudo a interpretaciones de las ingenierías clásicas desde la óptica de la masculinidad y a discusiones en torno a las particularidades de la informática y la ingeniería de sistemas en términos de transformación de las relaciones e identidades de género, para desembocar en el caso de las y los estudiantes de esta carrera en la Universidad Nacional, sus procesos de construcción de una identidad profesional y el modo como las diferencias de clase social y género intervienen en ellos. El último capítulo adelanta un análisis análogo en el caso de sociología.
Finalmente, la tercera parte, Juventud y condición estudiantil, presenta un panorama de los estudios latinoamericanos y colombianos sobre juventud y algunas perspectivas teóricas, fundamentalmente francesas, en torno a la "condición estudiantil" y a las formas de ingreso a la edad adulta, diferenciadas de acuerdo con el sexo y la clase social. Posteriormente, analizo e interpreto de manera comparada las experiencias de las y los estudiantes de la Universidad Nacional desde las perspectivas teóricas planteadas inicialmente, haciendo énfasis en la condición estudiantil y en la inserción progresiva en el mundo adulto. En el último capítulo, incluyo el análisis de cuatro entrevistas individuales que permiten poner en evidencia la singularidad de cada historia y la experiencia individual.
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Notas |
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[1] Datos de DANE, Encuesta Nacional de Hogares, cálculos del CID, ver Arango 2002. Volver arriba.
[2] Comillas por las cuales la autora manifiesta su inconformidad por la exclusión de la población “activa” –la PEA del DANE– de las numerosas mujeres –y algunos hombres– que producen bienes y servicios no monetizados en el marco de la reproducción doméstica de los hogares. Volver arriba.
[3] El lugar preponderante que ocupa la sociología francesa en las referencias teóricas y empíricas se debe, en parte, a una antigua afinidad personal con la escuela francesa debida a mi formación como socióloga en esa tradición y a la investigación bibliográfica que adelanté en Francia durante una estadía de cuatro meses en el año 2003.
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